"Somos generadores de valor de la economía; no meros espectadores"

"Somos generadores de valor de la economía; no meros espectadores"

El encuentro de ACDE concluyó con una reflexión clara: que el Estado le brinde el protagonismo que la empresa necesita, a través de claras y estables reglas de juego.

LA GACETA/FOTO DE DIEGO ARÁOZ LA GACETA/FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Ser empresario no es tirar una moneda al aire y esperar que la suerte defina el rumbo del negocio. Por el contrario, y mucho más en la Argentina, hay una serie de factores que se conjugan para que un emprendimiento se sostenga en el tiempo. En el medio del camino habrá fracasos, pero también éxitos. Éstos, indudablemente, se construyen sobra la base del esfuerzo y a las estrategias que se aplican, que deben ser sustentables en el tiempo. El II Encuentro de Empresarios del Noroeste Argentino, organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), realizado en esta ciudad, ha dejado varias señales claras para modificar el rumbo argentino. Su presidente, Gonzalo Tanoira, remarcó que cada uno de los hombres de negocios debe aportar su granito de arena para promover el cambio cultural de un país en crisis. Y, al cierre de la jornada,, ha sido claro respecto de la postura del sector privado: “el país es nuestro, no de los políticos…Hoy vemos un Estado que no tiene límites a la hora de gastar”. La reflexión final del también titular de San Miguel tiene que ver con la idea de que los hombres de negocios son generadores de valor de la economía y no meros espectadores de una realidad que los agobia con decisiones estatales que, en gran medida, atentan contra las empresas. Por eso, reflexionó, “el sector privado debe ser el guía que  oriente a ese Estado para que la Argentina salga adelante”. De allí el pedido de Tanoira para que haya más compromiso y más responsabilidad, a pesar de la adversidad y de la coyuntura económica.

Tanoira fue parte del panel “Importancia de Los empresarios en la sociedad”, compartido con Javier Elizalde (titular de ACDE Salta), el industrial tucumano Daniel Lucci y la empresaria Sonia Mochon. El cuarto panel fue moderado por la economista Regina Martínez Riekes, que planteó a los conferencistas las preguntas formuladas por los presentes.  En las exposiciones, hubo un común denominador: todos son hijos de inmigrantes que creyeron en la Argentina. Crecieron a pesar las crisis argentinas. Arrancaron prácticamente de cero. Y siguen apostando su capital en el país.

El factor suerte fue introducido en el panel por Mochon, socia gerente en Vidrial SRL, cuando apuntó que la mayoría de la sociedad cree que de eso depende gran parte del negocio. “Suerte es saber usar los recursos para tener éxito”, definió la empresaria, que acotó que eso implica el desarrollo de una idea, convocando al mejor equipo posible (expertise), en una posición de aprendizaje continuo para alcanzar los objetivos. “No es suerte, sino adaptación a contextos de crisis para superarlos y encontrar oportunidades, mediante la innovación”, puntualizó. También es clave, según Mochon, la honestidad, pero no sólo como valor, sino también para decir, internamente, “no se pudo, no se llegó o no lo alcanzamos”, pero a la vez salir a buscar las soluciones. Lucci, en ese sentido, complementó la reflexión de la gerente de Vidrial: “no se trata de suerte, sino de peserverancia. A mi me solían decir que todos tienen suerte; pero que ojalá te encuentre bien parado”.

El director del Grupo Lucci y presidente y consejero de Fundación Vicente Lucci, añadió otras cuestiones para afianzar el espíritu de trascendencia social de una compañía. “Uno busca que el negocio sea sustentable y sostenible y que crezca responsablemente.  Un empresario, lejos de sentirse reconfortado cuando alcanza una meta, da un paso adelante para salir de la zona de confort y se autodesafía”, describió. “La empresa puede hacer acciones para contribuir con la educación. En nuestro caso, hay 42 escuelas que apoyamos para la terminalidad primaria y secundaria de sus alumnos. Eso nos gratifica, pero también estamos dolidos porque vivimos en la zozobra de un país con un alto nivel de incertidumbre”, planteó. Más allá de eso, el industrial señaló que “estamos en un momento histórico para dar vuelta el escepticismo que nos embarga a todos, trabajando por la provincia, por la región y por el país”. Una tarea de compromiso con la sociedad similar a la del Grupo Lucci es la que focaliza Anta del Dorado, brindando la posibilidad de regenerar acciones para dotar a la población cercana a su área de jurisdicción de oportunidades educativas, de acceso a la vivienda y de salud. “Nos dimos cuenta que la mayoría de los chicos llegaban hasta segundo año y abandonaban. Fue entonces que marcamos una línea de acción de tal manera que pudieran progresar y, en muchos casos, a través de convenios, llegaban a la universidad”, indicó Elizalde.

En la ronda de preguntas, los panelistas se animaron a contar historias personales.  Por caso Tanoira reveló que, luego de que el grupo familia vendiera Cervecería Quilmes, lo producido estaba afuera de la Argentina y el grupo tomó la decisión de traer los fondos e invertir en el país.  “Esa es nuestra visión familiar, desde 1870, y que tenemos que generar empleo y retener el talento en la Argentina, tratando de darles a esos jóvenes más incentivos. La industria del limón está en crisis con precios globales muy bajos.  Esta crisis nos agarró mal parados en el balance, vendimos nuestros activos de afuera, pero le ponemos el pecho para sacar la compañía adelante”, fundamentó. Esa es, según su criterio, la diferencia entre una empresa argentina y las multinacionales, en el que el país es una subsidiaria más.

Tanoira cerró el panel con varias reflexiones. “El sector del emprendurismo es clave para la Argentina”. “A principios del siglo pasado nos decían que éramos el granero del mundo. En este tiempo podemos ser la incubadora del planeta si se recrean las condiciones para que el talento vuelva al país y cambian las políticas para incentivar la repatriación”. “Creo que la citricultura tiene un gran futuro, pero el desafío es agregarle más valor al limón para darle el producto que el mercado demanda”. “Los empresarios somos los que mantenemos el país con inversiones y con los impuestos que le dan recursos para que el Estado funcione”. “Está cambiando el viento y la sociedad se está dando cuenta de que no podemos seguir viviendo en la inestabilidad permanente”.

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