Hace unos días se confirmó un ambicioso proyecto para nuestra provincia: el sembrado de 2.800 plantines en el predio ubicado en las cercanías del Bosque de la Memoria en el cerro San Javier. La actividad se enmarca en la última acción de la edición 2022 del programa Conscientes, un proyecto ecológico impulsado por la empresa Maderplak. “Esto es mucho más que plantar arboles”, asegura Marcos Mollerach, biólogo y subsecretario de Bienestar Universitario de la UNT.
La acción implica mucho más que plantar árboles. La empresa en cuestión viene realizando actividades como estas desde hace años y su impacto -individual y en conjunto- siempre va más allá de la acción en sí. En el ambiente ese impacto es muy claro: además del megaproyecto de sembrado, los mismos organizadores han realizado en el último tiempo talleres de concientización, excursiones para limpiar el mismo cerro, el lanzamiento de bombas de semillas al cerro para repoblar una zona que perdió muchos espacios verdes, entre otras cosas. Siempre bajo las mismas directivas: limpiar, educar, reforestar y sembrar.
El otro tipo de impacto que traen estas acciones es el social. En estos días nos enteramos de que en la Legislatura talaron 12 árboles (tarcos y lapachos) que se habían plantado cuando se inauguró el edificio. Lo hicieron para techar el estacionamiento del recinto de calle Muñecas. Los mismos legisladores reconopcieron que “no ha sido lo correcto”y que procederían a plantar árboles en otra zona. Además de reemplazar los árboles talados para compensar, parece más lógico y esperanzador un proyecto de concientización y reforestación fuerte y que apunte a largo plazo, que forme parte de la política de Estado. Que esas misiones sean las estrategias centrales de campaña de cualquier partido y que sean ejecutadas consistentemente.
No es que no se haya hecho nada, pero está claro que no ha sido suficiente. Entre 2017 y 2019, según una producción de LA GACETA, el gobierno plantó 324.649 árboles en la provincia. Sin embargo, la suerte de la mayoría de esos árboles no fue la mejor: habían sido vandalizados o se habían secado por falta de riego.
Acciones como las de Maderplak sin duda ayudan: a la naturaleza y a exponer la situación que atraviesa la provincia en materia ecológica.
En 2021, 400 voluntarios reunidos por la misma empresa, fueron a limpiar el cerro San Javier. La anécdota de Damián Rivadeneira, gerente, lo explica todo: “sacamos toneladas de basura. Toneladas. El año pasado fueron cuatro camiones completos. Yo vivo en El Corte. Al otro día pasé por ahí y ya había mucha basura en el lugar donde limpiamos. Lo habíamos dejado impecable”, contó.
Parte de la responsabilidad también es de los tucumanos, por supuesto, pero para instruirse y actuar en consecuencia con el medio ambiente, se necesita una política de Estado fuerte. Limpiar, educar, reforestar, sembrar. Ir más allá y que los responsables de la política siempre den el ejemplo.