Por Alicia Liliana Fernández
10 Noviembre 2022
SONRISA BAHIANA. Su estilo se caracterizó por una gran musicalidad, afinación y por su personal fraseo.
“Siempre corrí riesgos y asumí desafíos”, aseguró Gal Costa a Página 12 en 2017. Era su última visita al país, y había venido a presentar el álbum “Espelho d’agua”.
Con ese show conquistó al público tucumano en el teatro Mercedes Sosa, acompañada por el guitarrista William Monteiro, en una propuesta acústica e íntima.
Cuando estaba por volver a su país se despidió diciendo que extrañaría “el asado, el público caluroso, las librerías y la voz inolvidable de Mercedes Sosa”, indicios de los lazos afectivos que la unían con los argentinos. Es que, en la vastedad de la música brasileña, Costa perteneció al grupo de artistas populares adoptados como propios en el Río de la Plata.
Ayer al mediodía sacudió las redes sociales la intempestiva muerte de la cantante bahiana, emblema de la música del país tropical, a los 77 años.
En septiembre le habían extirpado un nódulo en la cavidad nasal derecha, y se estaba recuperando de la cirugía. Los médicos le habían recomendado que descansara de los conciertos este mes, y el fin de semana pasado canceló su participación en el Festival Primavera Sound, en San Pablo, pero no se esperaba el desenlace fatal, y no se informó, hasta el cierre de esta edición, el motivo del fallecimiento.
Luego de un freno durante la pandemia, Costa había vuelto a los escenarios brasileños con gran éxito, hasta que la cirugía detuvo ese proceso. Además de la gira por Brasil, estaba preparando conciertos en Europa. En su show más reciente, llamado “Las varias puntas de una estrella”, presentaba canciones de gran éxito de los años 80.
Dueña de una voz aguda y aterciopelada, tenía un variado repertorio que la ubicaron entre las más grandes cantantes brasileñas.
Con más de cincuenta años de trayectoria, poseía una larga lista de trabajos propios, además de diversas participaciones en discos de otros artistas.
Costa abordó diversos géneros musicales, desde samba hasta baião, y fue una artista destacada por su versatilidad, su fraseo y su afinación extraordinaria.
Maria da Graça Costa Penna Burgos -tal su verdadero nombre- había nacido en Salvador de Bahía en septiembre de 1945 y fue una de las máximas estrellas de la llamada Música Popular Brasileña (MPB), uno de los géneros más importantes del país junto a la bossa nova.
Formó parte de la generación de grandes artistas brasileños de la década de 1960 y compartió escenarios, entre otros, con Gilberto Gil, Caetano Veloso, Maria Bethânia y Tom Zé.
Debutó en 1964 y grabó más de 30 discos. En 1967 editó el álbum “Domingo”, con Caetano Veloso. Participó en el discoTropicália ou Panis et Circencis, uno de los más importantes de la historia de la música brasileña. Su primer álbum solista se editó en 1969 y fue una pieza central del tropicalismo brasileño.
Reapareció en la previa a las elecciones presidenciales en Brasil, en el tema “Vira Voto” (cambia el voto) a favor de Lula da Silva. El presidente electo brasileño la despidió con un emotivo mensaje:
“Gal Costa fue una de las más grandes cantantes del mundo, una de nuestras principales artistas para llevar el nombre y los sonidos de Brasil a todo el planeta. Su talento, técnica y audacia enriquecieron y renovaron nuestra cultura, formaron y marcaron la vida de millones de brasileños”.
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