Una nota publicada en el sitio Agritotal.com indica que a los biocombustibles tienen un competidor en la propulsión de vehículos amigables con el ambiente: la electricidad. Esta nueva forma de mover los vehículos viene siendo estimulada por los Gobiernos, las fábricas de gran predicamento profundizan la línea de los vehículos eléctricos. En principio, de los destinados a la calle; pero la tendencia puede expandirse rápidamente a vehículos de uso industrial o agrícola.
China lidera esa movida. Debido a ello, desde la Asociación de Combustibles Renovables de Estados Unidos (RFA, por sus siglas en inglés) salieron al cruce de los supuestos beneficios del uso de la electricidad. Los palos fueron dirigidos, en principio, a ciertos medios que cuestionaron la huella de carbono del etanol y sobrevaloran la que puede ofrecer su rival.
Según las autoridades de la RFA, para entender los verdaderos beneficios del etanol, en términos de sustentabilidad, primero se necesita una comprensión adecuada de la huella de carbono asociada con la producción y con el uso de la nafta/gasolina, el combustible que impulsa la mayoría de los automóviles en todo el mundo en la actualidad.
Cuando se suman todas las emisiones ligadas con la fabricación y con el uso de este carburante, suele tener una intensidad de carbono en el ciclo de vida de aproximadamente 98,5 gramos de gases de efecto invernadero (GEI), equivalentes a CO2 por megajulio (MJ) de energía suministrada.
En comparación, cuando se suman todas las emisiones relacionadas con la fabricación y con el uso del etanol de maíz, el biocombustible alcanza una intensidad de carbono en el ciclo de vida de aproximadamente 53,3 g/MJ: un 46% más baja que la intensidad de carbono de la nafta. Esta estimación incluye emisiones vinculada con cambios hipotéticos directos e indirectos en el uso de la tierra.
Ahora, cuando se estudian las emisiones de CO2 del ciclo de vida asociado con el uso de vehículos eléctricos, las cosas se complican. Podrían ser muy bajas si usa electricidad renovable -eólica o solar-, y si los minerales de la batería del vehículo se extrajeron mediante prácticas no invasivas. Pero si usa electricidad generada por carbón, gas natural u otros combustibles fósiles, podría tener una huella de carbono de más de 100 g/MJ, lo que lo vuelve una opción peor para el clima que el petróleo.