Antonio Di Benedetto: “En la ribera del río Salí recuperé todo el hilo de una novela”

Antonio Di Benedetto: “En la ribera del río Salí recuperé todo el hilo de una novela”

Hace un siglo, nació el notable escritor mendocino, detenido y torturado por la dictadura. Apuntes de una charla con un periodista de LA GACETA

EN LA GACETA. Di Benedetto conversa con el periodista de nuestro diario. EN LA GACETA. Di Benedetto conversa con el periodista de nuestro diario.

1985, septiembre 12. La melancolía se descuelga por la barba. Los anteojos ejercitan la duda en la mirada. La voz descansa en la parquedad. Tras el enjuto traje se esconde la fragilidad. También la bondad. El recuerdo mantiene insomne en su memoria ese miércoles, en que la vida se nubló. Marzo 24, 1976. Los militares ingresaron a la redacción del diario Los Andes de Mendoza, donde oficiaba de subdirector, y se llevaron sus 54 años a los empujones. Lo aguardaban en Buenos Aires casi dos años de torturas, hasta que pudo exilarse a España. A poco tiempo del retorno al país, ha llegado a Tucumán para dar una conferencia. “La constante de mi obra es la moral y hasta podría decir que soy un moralista, aunque eso sea una mala palabra. Yo pretendo elevar el concepto del bien y de lo bueno. Siempre lo he hecho. Todavía tengo una fuerte vacilación en radicarme aquí definitivamente. Tengo motivos para arrepentirme de mi regreso”, me revela el escritor mendocino Antonio Di Benedetto, que nació el Día de los Muertos de hace un siglo.

Tras el relato de su detención y los tormentos, la charla de silencios alternados prosigue. Hablamos algo de la trascendencia de su novela “Zama” y de algunos de sus premios internacionales. He aquí un extracto de la entrevista.

- ¿Ha reanudado su producción literaria desde que está en el país?

- Hace tiempo que estoy muy inactivo. La etapa que terminó con mi regreso a la Argentina, era la culminación de un largo período de mucha actividad, que redundó en un contrato con una editorial española para escribir cuatro libros. Cuando terminé esa tarea, me sentí vacío y parece que no pensé más. Me dediqué a pensar qué iba a hacer en la Argentina, mi futuro inmediato que era poco claro y sigue aún oscuro. Volviendo a la pregunta, no sigo escribiendo...

- ¿Cuáles son las razones?

- En octubre pasado hubo un corte en la producción porque vi una etapa cumplida; no tuve abiertos los caminos de la imaginación y me sentía más cómodo no trabajando. Mientras estaba en España se me ocurrió un tema para novela. “Cuando me sienta más tranquilo y me reconstituya interiormente, me dije, voy a escribir ese libro”. Pero acá fue imposible. Se me desbarató su construcción. Hace un mes, algunas experiencias volvieron a reverdecer el proyecto abandonado, pero se me borró y pensé: “Esto va a naufragar”. Ayer sobre la ribera del río Salí, me di cuenta que había recuperado todo el hilo de la novela que creía perdido.

- ¿Qué diferencia hay entre lo fantástico y lo real maravilloso?

- Son parientes. El primero presenta al lector absurdos, cosas difíciles de entender. Todo lo fantástico es absurdo, mientras que el segundo contiene un elemento idealista o de fe. Se atribuye esos elementos a la literatura latinoamericana por el carácter que tiene su gente de creer en cosas maravillosas o fantásticas.

- ¿Fue muy duro el exilio?

- No. Hay una dureza espiritual inicialmente. Uno se siente desgajado de la familia y el ambiente; es entristecedor. Pero luego se conoce nueva gente y hace otros amigos.

El 10 de octubre de 1986 se llevó a Antonio Di Benedetto. Nunca supo por qué fue sometido a inhumanos vejámenes por la dictadura militar. Esa tarde otoñal que conversamos, la tristeza le ocupaba todo el cuerpo.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios