Caiga quien caiga

La apuesta más fuerte del gobernador interino, Osvaldo Jaldo, oficialmente se pone en marcha. Después de siete años de espera, la ley de narcomenudeo entrará en vigencia, pero los tucumanos tendrán que esperar unos días para ver cómo la justicia ordinaria decide la suerte procesal de un acusado de vender muerte en pequeñas dosis. Hoy se abrirá un camino que nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde llegará y a quién se llevará puesto. “Caiga quien caiga”, son las palabras que utiliza el funcionario tranqueño para referirse a este punto y, como corresponde, es repetida por todos los funcionarios de su gobierno.

En mayo pasado, el defensor oficial Agustín Acuña y el juez de Impugnación Edgardo Sánchez publicaron en la revista “Pensamiento Penal” el artículo “Los desafíos tucumanos del narcomenudeo”. En ese escrito, los funcionarios intentaron responder varias de las preguntas que se hacen los operadores y gran parte de la sociedad. “El tráfico de drogas y su vinculación con los delitos y la inseguridad es, sin duda, un tema de gran preocupación para todos... Algún agorero afirmó que la Ley de Narcomenudeo fracasó en todos lados y llamó a moderar las expectativas sobre su implementación. Sin embargo, ni eso detuvo la decisión política de dar lucha frontal a los vendedores de muerte”, señalaron los funcionarios judiciales.

El agorero en cuestión tiene nombre y apellido: es el vocal de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe Daniel Erbetta, quien provocó un vendaval al cuestionar la iniciativa. El crítico es oriundo de una provincia que se desangra por cuestiones vinculadas a las drogas. Allí nunca se aprobó una ley provincial que luche contra el microtráfico, pero sí hay probados vínculos de la relación de clanes con funcionarios policiales, judiciales y provinciales. Esos contactos no sólo les permitieron crecer impunemente, sino que le abrieron la puerta a la economía formal de su territorio, uno de los más ricos del país. La persecución penal entonces quedó en manos de la Justicia Federal que, en esa jurisdicción, tiene un 36% de sus cargos sin cubrir, según Acuña y Sánchez. Los resultados están a la vista: Santa Fe, especialmente Rosario, se desangra.

Dudas

En su artículo, los funcionarios judiciales también hablan de la Policía. “¿Tendrán un régimen especial esos agentes? ¿Se formará una agencia especial? ¿Cómo? ¿De qué manera se seleccionará al personal? ¿Qué retribuciones tendrán? En un contexto donde se habla de narcopolicías que se aprovechan de la mora judicial y de hasta un ex juez y miembros del Servicio Penitenciario involucrados en la venta de drogas, las preguntas no pueden pasar desapercibidas”, explicaron.

En cualquier momento puede estallar una bomba en los Tribunales. Días atrás, los abogados Javier Lobo Aragón y Aníbal Paz recibieron en su estudio a un defendido. El hombre, con antecedentes por cuestiones de drogas y, según les dijo ya alejado del mundo narco, contó que un grupo de policías le había pedido una importante suma de dinero o, en su defecto, harían un allanamiento en su casa. Los profesionales lo acompañaron hasta una dependencia y denunciaron el caso ante las autoridades. A los pocos días, se concretó la medida que le habían anunciado y los investigadores encontraron más de 250 dosis de cocaína y dinero en efectivo.

Voceros de la fuerza desmintieron categóricamente esa versión y dijeron que esa podría ser una de las estrategias que utilizarán los transas para evitar ser perseguidos penalmente. “Quizás plantar droga a una persona es fácil, pero 250 dosis, es imposible”, analizó un investigador. “Somos conscientes de que la credibilidad de la fuerza está muy baja, pero eso no nos detendrá. Hemos recibido la orden de ir con todo, caiga quien caiga”, añadió. La Justicia tendrá la última palabra, pero casos como estos, no tardarán en aparecer.

Cuestión de peso

“El sentido de la ley de desfederalización parcial de la competencia judicial, fue distinguir la lucha contra el narcotráfico: descomprimir a la justicia federal de las pequeñas causas de consumidores y quioscos, el último eslabón de la cadena, para que se concentre en las grandes causas. Algo así como ‘yo me encargo de las fábricas y del comercio al por mayor, ustedes encárguense del comercio al por menor’”, graficaron los funcionarios tucumanos. Se trata de un concepto lleno de grises que generó complicaciones en todas las jurisdicciones donde se decidió luchar contra el microtráfico.

El problema no pasa por la cantidad, sino el fin de la sustancia incautada. Acuña y Sánchez dieron un ejemplo claro al comentar un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El máximo tribunal del país dispuso que una causa en la que se secuestraron 190 gramos sea tratada por el fuero federal. Tomó esa decisión porque en el allanamiento encontraron diferentes elementos que permitieron sospechar que en realidad eran proveedores de sustancias para que otros la comercializaran. Ese criterio sería el que se implementaría en la provincia, pero los detalles terminarán puliéndose cuando comience a dictarse jurisprudencia local sobre el tema.

Esta cuestión también será clave para otro punto: determinar cuándo la droga es para consumo personal. Estará definiéndose nada más si esta ley servirá para acabar con la comercialización o será una mera persecución penal de adictos.

El panorama de lo que vendrá está cantado. Habrá una avalancha de operativos en contra de pequeños centros de comercialización, que en definitiva, es lo más sencillo de hacer en la lucha contra los narcos. Lo complicado es atrapar a los proveedores, a las organizaciones importantes. La situación es crítica si se tiene en cuenta que la Justicia Federal de Tucumán, como sucede en Rosario, no cuenta con los recursos humanos necesarios para cumplir con su tarea. Prueba de ello es que hace casi dos años que no se desarticula una organización de estas características. Para luchar en contra de las drogas, la batalla debe darse en todos los frentes, caso contrario, se destruirá el último eslabón que, en definitiva, será rápidamente reemplazado y la cadena que lleva a la muerte nunca se cortará.

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