Por José María Posee - Abogado, escritor e historiador
Benjamín Matienzo nació en Tucumán el 9 de abril de 1891. Ingresó al Colegio Militar de la Nación, egresando con el grado de Subteniente del arma de Ingenieros. En 1916 ingresó a la Escuela de Aviación Militar de Aviación; en 1918 se graduó con el título de Aviador Militar como parte del 4º Curso de Aviadores Militares (Eloy Martin. Notas Biográficas. El trágico final del Cóndor Benjamín Matienzo. Santos A. Dominguez Koch, Genealogía, revista del Instittuo Argentino de Ciencias Genealógicas, N° 17, Bs As. 1977, pág. 46/47).
El teniente Matienzo fue enviado a Mendoza prestando servicios en el batallón Nº 5 de Ingenieros. (Eloy Martin, Notas Biograficas…Cit). El 23 de mayo, a bordo del biplano Voisin 5 LA de la Escuela de Aviación Militar, realizó exitosamente junto al ingeniero Edmundo Lucius un raid entre las localidades de El Palomar y San Miguel de Tucumán con escalas en Rosario, Rafaela, La Banda, Real Sayana y Santiago del Estero (El Orden, 23 de mayo de 1918).
El Diario El Orden, del jueves 23 de mayo de 1918, informaba: “Buenos Aires- 3.30 PM- Esta mañana el teniente Benjamín Matienzo, acompañado del Ingeniero Edmundo Lucius, partieron en Raid Palomar-Tucumán, debiendo efectuar el viaje en cuatro etapas: primera Palomar-Rosario; segunda Rosario-La Rubia: tercera La Rubia-Real Sayana; cuarta: Real Sayana-Tucumán. Guíale el propósito de asociarse a los festejos del 25 de mayo en esa ciudad donde nació” (Material de archivo perteneciente al historiador Roberto Zavalía Matienzo -sobrino del aviador-, cedido para publicación por el ingeniero Álvaro Zavalía Matienzo).
“Rosario; 23- 12 m.d. En el Hipódromo Independencia, a las 10.45 am aterrizó procedente de Buenos Aires el aviador teniente Benjamín Matienzo que traía como pasajero en un aparato Voisín al Ingeniero Lucius. El vuelo hasta ésta se efectuó sin contratiempos. Después de almorzar, saldrán de nuevo para completar el Raid emprendido a Tucumán”
El diario El Orden de Tucumán informaba que: “El teniente Matienzo salió del Palomar a las 9 de la mañana y previo vuelo de ensayo, después de encontrar la vía del ferrocarril Central Argentino (era la forma que tenían entonces de orientarse desde el aire), se dirigió directamente a Rosario, volando a una altura que no pasó de los 1.500 metros. En aquella ciudad se decidió descender, a causa del fuerte viento que le impedía continuar el Raid. Se orientó convenientemente en un correcto vuelo planeado y aterrizó en el Hipódromo Independencia. El piloto pensaba proseguir inmediatamente su vuelo, pero la causa apuntada se lo impidió. Hoy iniciará el Raid con escala en La Rubia y Real Sayana, para llegar mañana al medio día a Tucumán” (Diario El Orden, ibídem).
Un accidente menor
Diario El orden, Lunes 27 de Mayo de 1918: “Santiago del Estero- El aviador Matienzo- Accidente que sufriera- Reanudación del viaje. Ayer después de mi telegrama, cuando Matienzo dirigíase a la Banda, paróse totalmente el motor, debido al desprendimiento de un cable, obligándole aterrizar en la costa del Río Dulce, frente al Parque Aguirre, ocurriendo el destrozo del ala derecha del aparato al chocar con unos árboles. No hay heridos ni desperfectos en el motor, una vez reparada el ala, saldrá el martes para esa” (Ibídem).
El avión tardó un día más en ser reparado, mientras los santiagueños les ofrecieron un gran banquete, y los llenaron de atenciones como es costumbre en esa amable provincia. Pero en Tucumán, reinó la zozobra en la gente que fue a recibir a Matienzo, pues se ignoraba aún los inconvenientes que había sufrido. En la precaria pista que se había trazado en el Parque Centenario (hoy 9 de Julio), un público nunca antes visto colmaba las calles adyacentes. Un telegrama puso fin a la angustia y la noticia se escribió en las pizarras de El Orden, que por entonces era la manera de enterarse de las últimas noticias (Diario el Orden, ibídem).
El lunes 27 de mayo de 1918 el referido periódico informaba de las peripecias del joven e intrépido aviador Matienzo y que se calculaba que la llegada sería el miércoles siguiente.
Homenajes previstos
También publicaba que, “en nombre del Club Atlético Tucumán” (de quién era simpatizante Matienzo), se invitaba a todos los que quisieran adherirse a la demostración que se le hará al piloto una vez que cumpliera su hazaña de completar el primer Raid Aéreo entre el Palomar y Tucumán. El Club anunciaba que le obsequiaría a Matienzo una medalla de oro que se entregaría en la cena de honor que el club y sus amigos le ofrecerían. Invitaban, el presidente del club José R. Fierro, Matías Salazar Colombres, Mario Jaimes Freyre, Juan M. Aráoz, Pedro Nucci (h), Vicente Stagnetto, Martín R. Robinson, Aniceto Valdez del Pino y Guillermo Sisini, entre otros (Ibídem).
Finalmente, el diario El orden del miércoles 29 de mayo de 1918 informaba del arribo del viajero. En las pizarras habían anotado el telegrama enviado desde Santiago del Estero informando la partida del avión. Debido a ello, un nutrido grupo de familias fue a recibir a los pilotos. A las 3.40 pm el avión de Matienzo hizo su aparición en dirección Sur Este, a una altura de 500 metros. La máquina sobrevoló el parque, luego la ciudad de San Miguel y aterrizó con extrema pericia en la pista, al que fue invadida por el público que vivaba a su héroe.
Autoridades militares, encabezadas por el general de división Ricardo Cornell, le dieron una formal bienvenida y de inmediato telegrafiaron a la superioridad la llegada del joven teniente aviador.
Como pudieron, Matienzo y Lucius lograron abrirse paso entre la multitud, y se dirigieron a la casa de la familia del teniente. Allí comenzaron los agasajos, que continuaron esa noche con una gala en el Teatro Alberdi, dedicada en su honor por Nicolás Carreras.
Joven héroe
El joven Matienzo cautivó a todos los tucumanos por su simpatía y sencillez. Al día siguiente contó sus experiencias en el parque General Roca entre sus compañeros de armas y luego recibió el homenaje del club de sus amores: Atlético Tucumán en el bar de los Bancos. En el acto le entregaron una importante medalla de oro y un pergamino. José R, Fierro y Fernando Prat Gay ofrecieron los discursos. Entre otros asistieron, además de los nombrados anteriormente, Juan Mac Garrell, Ricardo Padilla, Manuel V. Posse, Alberto Viaña, Luis Marigliano y Julio Gallo. En los discursos se destacó que Matienzo había realizado el mayor recorrido en suelo argentino hasta el momento. Fierro, poniendo como ejemplo al joven teniente apuntaba: “que sepan todos que de las muchachadas tucumanas, volverán a surgir las falanges de los valientes Decididos, lo mismo que en 1812. Arriba los corazones” (Diario El Orden, ibídem).
En los días siguientes, la figura de Benjamín Matienzo alcanzó ribetes heroicos. En todos lados era recibido con aplausos, incluso en el café Colón, donde sus amigos y parientes le ofrecieron otro agasajo.
Lo acogieron las máximas autoridades gubernativas de su provincia natal, y continuaron los discursos, que lo ponían a la cabeza de la juventud tucumana.
A pesar de los reiterados pedidos, el Ministerio de Guerra no autorizó a Matienzo a sobrevolar Tucumán. El avión comenzó a desarmarse para ser trasladado en tren nuevamente a Buenos Aires.
Rumbo a la inmortalidad
A los pocos días, partía por vía férrea Matienzo; nunca más volvería a ver su tierra. Murió un año después de su proeza (el 28 de mayo de 1919), intentando empecinada como valientemente cruzar la Cordillera de los Andes.
Seguramente en los momentos previos a su fallecimiento, todas las imágenes de esos días maravillosos, donde fue recibido y tratado como un héroe moderno, le dieron consuelo.
La noticia cayó como un explosivo en Tucumán. En cada hogar, se derramaron lágrimas en recuerdo de ese gallardo piloto aviador, quién quedó en la memoria popular como un símbolo de valentía durante generaciones.
El hallazgo de su cuerpo, meses más tarde y el arribo de su féretro fueron cuestiones de Estado para los tucumanos, quienes realizaron los actos de homenaje más sentidos que se recuerde (Diario El orden, ibídem).
En la actualidad, su nombre está inmortalizado en el Aeropuerto Internacional de Tucumán.
NOTA: el artículo está basado en las notas que en su momento me hiciera llegar el Ingeniero Álvaro Zavalía Matienzo, sobrino del aviador.