El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, llegará a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo con un fuerte apoyo entre los cristianos evangélicos, un grupo demográfico de referencia que su rival Luiz Inácio Lula da Silva estuvo cortejando durante la campaña.
Las encuestas muestran que Bolsonaro expande su respaldo en voto evangélico a medida que su campaña intensifica sus llamados religiosos, mientras ataca al Partido de los Trabajadores de Lula por su defensa de los derechos de los homosexuales y las tradiciones religiosas afrobrasileñas.
El ex jefe de Estao intentó acercarse a los evangélicos salpicando sus discursos con referencias bíblicas y negando en público los reportes falsos de que planea cerrar iglesias.
Sin embargo, cuatro destacados encuestadores mostraron un apoyo al actual presidente superior al 60% entre los evangélicos, lo que los convierte en el respaldo demográfico más fuerte para la reelección del populista de extrema derecha.
Bolsonaro se centró durante mucho tiempo en asuntos sociales controvertidos como una forma de activar a los conservadores religiosos, comentó Flavio Conrado, de Casa Galileia, una organización que promueve el diálogo sobre la democracia y los valores cristianos.
"Bolsonaro hizo esto sabiendo que esta agenda moral conservadora (el aborto, los problemas de los roles de género, la homosexualidad) eran temas en los que los evangélicos son sensibles. Y no solo los evangélicos, los católicos también", señaló.
Incluso antes de que comenzar formalmente la campaña, Bolsonaro ya estaba centrando gran parte de su agenda oficial en eventos religiosos. En julio y agosto, el 40% de sus apariciones públicas fuera de Brasilia fueron en marchas, servicios o reuniones religiosas, según un análisis de Reuters sobre sus actividades.
El mandatario brasileño fue criado como católico y bautizado en el río Jordán por un pastor evangélico durante una visita a Israel antes de su elección de 2018, como parte de un esfuerzo más amplio para impulsar su atractivo entre el bloque religioso de referencia.
Su esposa Michelle, una cristiana evangélica, también asumió un papel destacado en la campaña de este año, pronunciando discursos llenos de "fuego y azufre" ante audiencias embelesadas.
Los evangélicos constituían alrededor del 22% de la población brasileña según el censo de 2010, un salto de 7 puntos porcentuales con respecto a la década anterior. Se espera que el próximo censo, que se retrasó debido a la pandemia, muestre otro aumento en ese orden.
El apoyo a Lula entre los votantes evangélicos está en un 30%, según encuestas de opinión recientes de las firmas IPEC, Datafolha, AtlasIntel y Quaest.
El apoyo entre los evangélicos ha ayudado a Bolsonaro a socavar la fortaleza tradicional de Lula entre los votantes de bajos ingresos, que se beneficiaron de la expansión de los programas de asistencia social durante la presidencia de Lula de 2003 a 2010.