En el Munt, la experimentación está viva

En el Munt, la experimentación está viva

Esta noche se inaugura el Salón de Arte Contemporáneo que convoca la Universidad Nacional de Tucumán. Cinco propuestas que refieren a lo ambiental y a la situación social, elegidas entre 190 presentadas de todo el país.

En 2019 se realizó el anterior Salón de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT). Pandemia de por medio y, tal vez, por alguna falta de iniciativa, esta noche se inaugurará la edición XVI. Desde las 20 se podrán ver las cinco obras seleccionados en el edificio de San Martín 1.541.

El jurado integrado por Andrei Fernández, Ana Teiltelbaum y Fernando Farina eligió esas propuestas entre los 190 proyectos presentados y destacó otras tantas. Un número importante si se quiere, bien que debe aclararse que hubo presentaciones de otras provincias. Hoy se conocerán las obras realizadas ya, las cinco instalaciones, con sus puestas en escena, y a mediados de noviembre se anunciará quién o quiénes ganaron el premio mayor de $200.000 y la mención especial.

Desde 2019, ¿existe algún eje común que recorra las preocupaciones de los artistas?

Salones y concursos son el objeto favorito de los aplicantes. Días atrás la Semana de Artes Visuales, organizada por el Ente Cultural de la Provincia, estableció un criterio similar; esto es, premiar a los proyectos (aunque en este caso distribuidos en distintos espacios independientes ante la carencia del Museo Timoteo Navarro).

Una y otra actividad dan cuenta del estado del arte contemporáneo en esta ciudad, y un poco más seguramente.

En 2019 la única galería que sobrevivía era El Taller y en simultáneo casi los mismos espacios que ahora: Tamaño Oficio, Fulana (Tafí Viejo) y Galpón 20.99 (Villa 9 de Julio); hoy existen otros pero no se proponen mayor visibilidad, como El Consultorio.

Se podría precisar: la preocupación por el medio ambiente y por la situación social aparecen como los más asumidos por los trabajos presentados y las instalaciones se plantean como eje artístico de las propuestas.

En las distintas salas, se podrá advertir que la tierra en un caso, el césped en otro, el cardón y hasta cascarillas de naranja son la materia que soporta el discurso artístico.

La instalación de Virginia Buitrón (“Mañana será igual de diferente”) está conformada por decenas de cáscaras de cítricos en las paredes cuya aroma se modifica con el paso del tiempo. “Me interesa destacar el acto creativo presente en los más ínfimos participantes del ecosistema”, escribe la artista.

La potencia de la obra de Guadalupe Rearte se distribuye en un video relato (en Barrio Oeste II), bolsones de tierra sobre el parquet y una amenazadora pala colgando. “Paisaje conativo” es, en realidad, “agarrá la pala”, una frase utilizada para discriminar a los más pobres, a los sin trabajo. El Colectivo Umas (Ludmila Ríos Guillén y Alejandra Lamelas) también incorpora la naturaleza en su obra. En la sala central del MUNT un pórtico (una plantilla de césped) a modo de altar, activa un dispositivo de acción y no solo de contemplación.

En la primera sala, en un oscuro espacio, Manuel Fernández y Nicolás Martella activan “Teoría estética”, con imágenes de la historia del arte proyectadas hacia el techo con retroproyectores.

El Bondi (que también ganó su participación en la Semana de Artes Visuales) construye “Teatros de Saturno Indoor”. En la sala más pequeña instalaron tres ataúdes en los que se han depositado bolsas y plantines de cannabis.

“Es una propuesta que aborda el fracaso de la lucha contra las drogas y cuestionamientos sociales”; escriben Matías Zelarayán, Roque Manzaras y Maximiliano Romero Almenar en la memoria colectiva.

De este modo, el MUNT ratifica su apuesta se convertirse en un lugar de producción y experimentación.

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