26 Octubre 2022
RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Dentro de cuatro días, los brasileños sabrán quién será su nuevo presidente y el mundo verá el final -o así se espera- de la contienda más polarizada y violenta desde el retorno de la democracia, tanto desde lo político como lo simbólico.
La contienda electoral entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro, que se definirá en segunda vuelta el 30 de octubre, tendrá un anticipo el viernes, cuando ambos candidatos se crucen en el último debate televisado antes del día de los comicios.
Lula, nació a la política como líder sindical y fue dos veces presidente. Estuvo encarcelado; luego liberado y sus condenas por corrupción, anuladas, al demostrarse que no había tenido un juicio justo.
En sus gobiernos, de 2003 a 2010, lanzó políticas sociales que alcanzaron a millones de personas, quienes recuerdan los años de Lula como los que les permitieron salir de la pobreza.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército con apoyo entre militares, terratenientes y el sector más conservador de los evangélicos, busca la reelección.
Más allá de las acusaciones, los escándalos y las noticias falsas, Lula y Bolsonaro se esfuerzan por marcar que representan dos modelos distintos.
La plataforma de Bolsonaro pone el eje en la creación de empleo con “reducción de la burocracia” y una “modernización” del Sistema Nacional de Empleo. Promete más ajuste fiscal para asegurar estabilidad y sustentabilidad, bajo el paraguas de la “libertad económica”.
Dijo que mantendrá el programa Auxílio Brasil, que otorga 600 reales a más de 20 millones de familias y que promoverá el acceso a educación y salud bajo los valores “troncales” en la sociedad brasileña: Dios, patria, familia, vida y libertad.
En política internacional, Bolsonaro afirma que su diplomacia buscará proteger la democracia -es crítico de Venezuela y Nicaragua- y atraer inversiones, mientras se aleja del Mercosur, el bloque que integra con Argentina, Paraguay y Uruguay.
Empleo y crecimiento
Las propuestas de Lula se enmarcan en su “Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil”, en el que pone el foco en el desarrollo sustentable y en la creación de empleo, a partir de impulsar el crecimiento económico con políticas públicas e inversiones en infraestructura y vivienda.
El programa impulsa la economía solidaria, la reindustrialización con sustentabilidad ambiental y un salario mínimo justo para los trabajadores.
Lula se comprometió, además, a ampliar el programa de asistencia social Bolsa Familia, e invertir en una educación pública de calidad con foco en las identidades y la diversidad. La inversión en el deteriorado sistema de salud pública se considera una política central de un eventual gobierno del PT. (Reuters)
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