Liz Truss anunció hoy su dimisión como primera ministra, derribada por un programa económico que hizo temblar a los mercados y dividió a su Partido Conservador apenas seis semanas después de su nombramiento. La dirigente, de 47 años, renunció apenas 44 días después de haber asumido el cargo.
La posición de Truss se había debilitado luego de que ayer renunciara de una destacada ministra de su gobierno, que arrojó críticas contra su gestión, y de que una votación en la Cámara de los Comunes terminase en caos y reproches.
El fallido plan económico presentado por su Gobierno el mes pasado desencadenó el caos financiero y una crisis política, que derivó en la sustitución del secretario del Tesoro, múltiples cambios de rumbo en sus políticas y en una ruptura de la disciplina en el gobernante Partido Conservador.
Muchos conservadores creen que Truss debía renunciar, pero ella, en un principio, se mantuvo desafiante y afirmó que era “una luchadora” y no se rendía.
Según el legislador conservador Simon Hoare, el Gobierno está desorganizado. “Nadie tiene un plan de ruta. Todo es una suerte de lucha cuerpo a cuerpo en el día a día”, dijo hoy en declaraciones a la BBC, añadiendo que Truss tenía “unas 12 horas” para darle la vuelta a la situación.
Durante la mañana, un creciente número de parlamentarios conservadores instaron a Truss a renunciar y poner fin al caos. “Es hora de que la primera ministra se vaya”, apuntó la legisladora Miriam Cates. Otro de los diputados, Steve Double, añadió que “Lamentablemente, no está a la altura del cargo”.
Los diarios que suelen ser afines a los conservadores se mostraron muy críticos. Un editorial del “Daily Mail” llevaba por título “Las ruedas del auto de payasos de los toris se han salido”.
La secretaria de Comercio Internacional, Anne-Marie Trevelyan, concedió una entrevista esta mañana para defender al ejecutivo e insistió en que ofrece “estabilidad”. Pero no pudo garantizar que Truss vaya a ser la candidata conservadora en las próximas elecciones. “Por el momento, creo que esta es la situación”, indicó.
Mientras las encuestas de opinión otorgan una amplia y creciente ventaja al Partido Laborista, muchos conservadores piensan ahora que su única esperanza para evitar una debacle electoral es sustituir a Truss. Pero están divididos acerca de la forma de deshacerse de ella y sobre quién debería sucederla.
Las elecciones generales no están previstas hasta 2024, por lo que Truss aseguró que seguirá en el cargo hasta que se elija a un reemplazante.