LONDRES, Reino Unido.- La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, lucha por permanecer en el poder y evitar convertirse en la jefa de Gobierno que menos tiempo duró en el cargo.
En los últimos días, su figura fue en caída libre luego de la humillante anulación del presupuesto que había presentado por parte de su nuevo ministro de Finanzas, con el fin de “estabilizar a los mercados”. Esta acción fue considerada como una especie de “golpe blando” hacia Truss, quien a poco más de un mes de asumir podría ser la persona que menos duró en el máximo cargo en la historia moderna del gobierno británico.
Su insistencia en que no dimitirá tras provocar una crisis financiera fue recibida con risas, incredulidad y gritos, mientras hablaba en la Cámara de los Comunes.
Truss tuvo que hacer a menudo una pausa para ser escuchada, ya que su insistencia en que había sido “muy clara” y en que el partido de la oposición tenía que comprender la “realidad económica” fue recibida con abucheos y peticiones para que se vaya. “Soy una luchadora y no me rindo”, dijo en una sesión de “preguntas al primer ministro” -una cita semanal del calendario político británico- pocos días después de que se vio obligada a revertir su política económica.
Los políticos conservadores permanecieron casi en silencio durante la mayor parte de los intercambios. Algunos miraban al frente, inmóviles, y otros al suelo.
Truss repitió sus disculpas al pueblo británico, pero acusó a los laboristas de no entender la “realidad económica”, lo que fue recibido con carcajadas desde los bancos de la oposición. “He sido muy clara al decir que lo siento y que he cometido errores”, dijo.
Truss se ha visto obligada a dar un humillante giro de 180 grados, dando marcha atrás en la mayoría de las políticas que aseguraron su ascenso a Downing Street hace poco más de seis semanas.
Un “mini presupuesto” del mes pasado propuso amplios recortes fiscales sin financiación, lo que provocó una intervención del Banco de Inglaterra y una reprimenda del Fondo Monetario Internacional, mientras los costos de los préstamos se disparaban, la libra caía y las tasas de interés de las hipotecas se disparaban. (Reuters)