FERTILIDAD. Las formas redondas, aunque están lejos de los modelos fitness que plantea la sociedad, dan vida, alojan y nutren. ARCHIVO LA GACETA
Tener un hijo es algo natural y por eso estamos diseñados, durante una etapa de nuestras vidas, para concebir, especialmente la mujer. Sin embargo, en las últimas décadas la infertilidad ha aumentado de manera considerable por diferentes causas; entre ellas, el reloj biológico y el estilo de vida estresado, principalmente. Además, entre esas múltiples razones muchos expertos y estudios apuntan también a la dieta.
No es una verdad de perogrullo: la diferencia entre el cuerpo de la mujer y del hombre tiene que ver con la posibilidad de dar vida. "Si bien todos los cuerpos son diferentes, en términos generales las mujeres tendemos a acumular grasas en las caderas, pechos y piernas. Esto tiene una razón de ser: el estrógeno, la hormona sexual femenina más famosa, cumple una tarea proliferativa; hace que todo explote hacia afuera. Por eso en la pubertad, cuando se despierta la función de los ovarios, crecen las caderas, los pechos, las piernas y todo se redondea", explica la psicóloga Josefina Fajre, especializada en reproducción asistida y fertilidad.
Esa grasa acumulada -prosigue- resulta fundamental para la salud de nuestro ciclo menstrual. De hecho, el estrógeno deriva de los lípidos; es decir, se forma a partir de los ácidos grasos. "La grasa es reserva de energía. Y para que nuestro cuerpo pueda crear una vida se requiere de muchísima energía. No es casual que en el primer trimestre del embarazo las madres estén cansadas y con sueño. Gran parte de su vitalidad se concentra en nutrir al embrión", enseña. A medida que avanza el embarazo, se acumula más grasa en la cadera, a modo de reserva (será utilizada después para la producción de leche).
- ¿Eso significa que para procrear necesitamos un cuerpo con curvas?
- Básicamente, sin grasa no hay estrógeno. Sin estrógeno no hay ovulación. Y sin ovulación no hay gestación posible.
Por ello, muchas veces una mujer mal nutrida o con demasiado entrenamiento físico no menstrúa, razona Fajre. En realidad, no menstrúa porque no ovula. Esto nos enseña a venerar nuestras formas redondas, en vez de esconderlas o avergonzarnos de ellas. "Son formas que dan vida, que alojan y que nutren. Formas que dan el calor necesario para que la vida se propague", reflexiona.
- Entonces, ¿la delgadez podría dificultar la fertilidad?
- El modelo de cuerpo fitness que plantea la sociedad podría implicar una falta de grasa para la función adecuada de los ovarios. Muchas de las dietas que actualmente se encuentran de moda son de bajo contenido nutricional.
- ¿Cuáles son las grasas recomendables para consumir?
- Las semillas y frutos oleaginosos, como chía, sésamo, calabaza, girasol, maní, castañas, nueces, almendras, pistachos, etcétera. La palta es otro gran alimento, que además de grasas aporta vitaminas y minerales.
Otros bocados que pueden ayudar a mejorar la salud del sistema reproductor son el aceite de oliva extra virgen, los cereales integrales, el pescado azul, los frutos rojos y las naranjas, (estas últimas son ricas en vitaminas y oligoelementos esenciales para la reproducción). Casi todas las verduras de hojas verdes se apuntan también en el listado, ya que aportan ácido fólico.
En conclusión, seguir una dieta correcta es -según la experta- el primer paso para mantener un peso sano y, tal como lo ha explicado en este artículo periodístico, una condición fundamental para la posibilidad de concebir. "Es importante saber si estamos en un estado nutricional adecuado, consumiendo grasas y proteínas suficientes", concluye Fajre.




