“A lo largo de todo este campeonato, nuestros futbolistas nos regalaron ilusión tras ilusión, el estadio estuvo colmado todos los partidos y los hinchas le dieron aliento a los futbolistas, esto hay que destacar, el labor de nuestra gente con el acompañamiento fue brillante”, remarcó Lucas Pusineri en el comienzo de la conferencia de prensa tras el 1-1 del “Decano” con Rosario Central.
El partido ante el “Canalla” tuvo emociones de principio a fin y de todos los colores. Teniendo en cuenta la forma de jugar que iba a proponer la visita, Pusineri apostó por Cristian Menéndez y Augusto Lotti en el ataque, en lugar de Mateo Coronel y Ramiro Ruiz Rodríguez que habían iniciado en Avellaneda.
El mensaje parecía claro. El partido estaba por las bandas, que debían abastecer a los dos “9”, pero Atlético no pudo. En parte por la gran entrega del equipo visitante -que hace varias fechas juega solo por completar el fixture- y en otra parte porque el local jugó muy nervioso casi desde el inicio.
Así como el lunes hubo una jugada puntual que sacó del foco del partido al equipo de Pusineri (gol de Enzo Copetti por un error propio) anoche hubo una jugada que también alteró los planes, no sobre todo en lo mental.
Ramiro Carrera tuvo una entrada fuerte apenas inició el juego y Silvio Trucco (de mal arbitraje) lo amonestó. A partir de ahí, Atlético jugó alterado, reclamando cada intervención del juez. El equipo se contagió del nerviosismo que se vivía en las tribunas y confundió los caminos.
Pero eso no fue lo único que complicó la noche de Atlético. Carlos Tevez planteó un operativo cerrojo atrás, con un faro cerca de los centrales tucumanos -que bajó todo lo que le tiraron- Alejo Veliz fue un dolor de cabeza para Bruno Bianchi y Manuel Capasso.
El delantero bajó todas y cada una de las pelotas que cayeron llovidas en tres cuarto de cancha y oxigenó a un equipo que se dedicó únicamente a interrumpir el juego que intento (y pocas veces apareció) Atlético.
Para colmo, el “Decano” en los últimos partidos siempre regaló alguna pelota en salida que lo terminó complicando. Guillermo Acosta, capitán y emblema de este equipo, intentó salir jugando entre tres rivales y la perdió. Facundo Buonanotte, el mejor de la visita, capturó la pelota con tiempo y espacio y no perdonó: sacó un golazo al ángulo de la galera que dejó sin chances a Carlos Lampe.
Si el partido ya pintaba para “chivo”, con el 1-0 a favor el visitante se sintió mucho más cómodo en el partido y se replegó cerca de su arquero Gaspar Servio, que terminó abucheado por todo el estadio mientras se retiraba con una sonrisa desafiante, propia de los futbolistas que suelen jugar mucho para las cámaras de televisión.
A pesar de lo complicada que pintaba la noche, Atlético tuvo el 1-1 antes del entretiempo: Lotti la empujó, pero Trucco anuló la jugada por un offside (polémico, por lo menos) de Menéndez.
El segundo tiempo el “Decano” lo jugó como lo debía hacer, con el corazón en la mano y el ímpetu digno de un equipo que persigue su máximo sueño.
No había tiempo para pensar las jugadas. Atlético apostó a llevarse por delante al rival, tirar la pelota al área y que fuera lo que tenga que ser. Mal no le fue porque lo pudo ganar. A seis minutos del final Ignacio Maestro Puch lo igualó y el corazón de todos en 25 de Mayo volvió a latir, la hazaña parecía posible y el destino le dio un guiño al “Decano”.
Mientras todos discutían y peleaban en el área de Servio, a Trucco lo llamaron desde el VAR. Penal para Atlético; Carrera eligió la derecha y Servio adivinó la intención. Se quedó con el penal y las ilusiones de 35 mil hinchas que coparon el Monumental.
El 1-1 final fue con sabor a derrota para el “Decano”. Las ilusiones parecen escabullirse entre las manos. Quedan nueve días de competencia y dos objetivos por cumplir, Atlético seguirá intentando.