Eutanasia: “el Estado debe garantizar la autonomía de ejercer el pleno derecho”
“Si pudieras elegir de qué manera morir... ¿Qué harías?”, se titula el libro publicado por el Doctor en Medicina. Allí reflexiona sobre un tema ya despegado del tabú de otros tiempos. El especialista destaca: “si aceptamos darle final a la vida de un paciente que sufre porque tiene dolor y se siente indigno, para la ley argentina hoy es un asesinato. Entonces lo que hay que reformular es un artículo penal”
Psiquiatra y autor de renombre internacional, Irvin Yalom dedicó su carrera a asesorar a quienes sufren de ansiedad y duelo. Pero nunca había enfrentado la necesidad de aconsejarse a sí mismo hasta que a su esposa, la autora feminista Marilyn Yalom, le diagnosticaron cáncer. Ambos decidieron escribir un último libro, contando cómo habían sido esos últimos meses de tratamiento y vida juntos.
“He estado viviendo con dolor y sufrimiento durante 10 meses. Te he dicho una y otra vez que no puedo soportar la idea de seguir así. Le doy la bienvenida a la muerte, le doy la bienvenida a estar libre de dolor y náuseas y este ‘quimio cerebro’ y esta fatiga continua y esta sensación horrible que tengo siempre. Entiéndeme, confía en mí. Tienes que dejarme ir”, le dice un día su esposa al psiquiatra, autor de “El día que Nietzsche lloró”.
En “Inseparables” (publicado por Emecé; editorial Planeta) la muerte está presente todo el tiempo y los autores explican por qué ella decide el suicidio asistido como opción legal en California, Estados Unidos. La muerte de Marilyn no es repentina. Tuvo tiempo de poner en orden sus cosas, despedirse de sus amigos y seres queridos, regalar sus tesoros más preciados, donar en vida sus libros y algunas pertenencias. Cuando pide ayuda para morir, sus hijos y su esposo la acompañan al lado de la cama hasta que emite el último suspiro.
Hay tres conceptos relacionados con la muerte de una persona. “El suicidio es cuando uno termina con su vida en un acto de autonomía. El suicidio asistido es cuando alguien asiste a otra persona para que pueda concretarlo y lo asesora en cuanto a qué pastillas hay que tomar. Mientras que la eutanasia es brindar el consentimiento para que otros me ayuden a morir. También existe la autonomía ahí, con el consentimiento informado”, explica Mario Sebastiani, doctor en Medicina que enseña en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
Hoy en día, en Argentina se pueden dejar “directivas anticipadas”. “Es fundamental que nos obliguemos a escribir las cosas que no queremos en los momentos en que podamos expresarlas. Ahí se puede explicar, si sufro una enfermedad terminal, si quiero o no respirador o alimentación asistida, o que no luchen para mantenerme vivo si no me pueden curar”, apunta el médico en diálogo con LA GACETA. “Si hay algo seguro es que todos nos vamos a morir; es la única seguridad que tenemos. Entonces lo que hay que hacer es tratar de hablar con nuestros parientes, con el médico, para expresar qué cosas queremos y no queremos y, además, volcarlo en un documento de directivas anticipadas”.
Con más de 45 años de carrera y 10 libros publicados, Sebastiani orientó su trabajo a la defensa de las libertades individuales y el ejercicio de la autonomía sobre el propio cuerpo. Actualmente se dedica a divulgar su ensayo “Si pudieras elegir de qué manera morir… ¿Qué harías?” (editorial El Ateneo). Allí reflexiona de manera integral sobre el dolor, el sufrimiento, la muerte y fundamenta la necesidad de una ley de muerte médicamente asistida.
- En su libro recuerda dos casos reales y los compara: el de Stephen Hawking y el de Ramón Sampedro. ¿Por qué los citó?
- Se suele producir una confusión cuando dos personas con, por ejemplo, la misma enfermedad, toman decisiones diferentes. En esos casos estaban en condiciones similares, pero uno elegía vivir y el otro morir. Para el primero, Hawking, la vida así planteada es suficientemente digna; para el segundo, la vida así planteada era indigna. ¿Quién tiene razón? Ambos; al fin y al cabo la dignidad y la muerte asistida no son un problema médico o neurológico, sino un tema bien propio de la libertad de las personas y de la autodeterminación. El sentido de dignidad es propio de cada uno de nosotros y no les corresponde a los demás juzgar. El Estado debe garantizar la autonomía de ejercer el pleno derecho. Podemos, entonces, concebir la dignidad como el ejercicio de aceptar el derecho de cada uno de nosotros a la propia muerte. Ni la medicina, ni los Estados ni la familia ni una mayoría parlamentaria tienen la capacidad de medir el dolor o el sufrimiento o la dignidad de cada uno. Estas cosas son propias de cada persona.
- ¿Qué sucede hoy con la ley en Argentina?
- Hoy la medicina tiene las manos atadas. Si aceptamos darle final a la vida de un paciente que sufre porque tiene dolor y se siente indigno, para la ley argentina hoy es un asesinato. Entonces lo que hay que reformular es un artículo penal que indique que si se cumplen determinadas condiciones no fue asesinato.
- ¿Qué responde ante el argumento de que los médicos están para “garantizar la vida”?
- Creo que los tiempos y las sociedades cambian y que los fines de la medicina están en prevenir las enfermedades, curarlas y aliviar el sufrimiento cuando no hay nada para hacer. Esto ya se ha dicho en organizaciones mundiales de médicos y universidades prestigiosas de todo el mundo. ¿Qué sucede cuando un paciente que sufre me pide que acabe con ese dolor y yo no puedo hacerlo? No lo ayudo, no hago nada. Pero quizás viene otro que sí lo hace. El primer médico toma una actitud absolutamente inmoral y no ayuda al paciente. El otro, en cambio, lo ayuda compasivamente pero, ante la ley, termina siendo un asesino. Entonces una actitud es legal pero inmoral y la otra es moral pero ilegal. Se trata de armonizar la moral con las leyes, ese es un poco el tema.
- Uno de los problemas que se plantean es qué pasa con los menores de edad. ¿Cuál es su opinión al respecto?
- Niños y jóvenes tienen una autonomía creciente según lo estipula el Código Penal. Hay que recordar que la ley se hace sobre los casos más frecuentes y, luego, deberá analizarse cada caso particular para acompañar a ese menor de edad y ofrecerle una respuesta acorde.
- ¿Son importantes los cuidados paliativos en este contexto?
- Sí, es algo que debería extenderse dándole herramientas de cuidado paliativos a todo el personal de salud. Deberíamos hacer cursos y capacitaciones para todos, no sólo para quienes atienden enfermos terminales.
- ¿Cuánto hay de religión en este tema?
- Mucho, con todo respeto. Yo soy creyente pero no nos pueden obligar a todos a creer. La muerte pertenece a la vida y la vida es mía y yo pugno por poder participar en el proceso de muerte en determinadas condiciones.
Proyectos en el Congreso: oficialismo y oposición buscan un consenso
Existen actualmente seis proyectos de ley, cinco en Diputados y uno en el Senado nacional, que procuran regular el derecho de todas las personas a pedir y recibir ayuda para morir en casos de enfermedad grave, imposibilitante, crónica, irreversible, con dolor físico o sufrimiento psíquico insoportable. Se espera que, luego de los debates en las comisiones de Salud, Derecho Humanos y otras, pueda salir una ley por consenso, ya que los anteproyectos presentados pertenecen tanto a Juntos por el Cambio como al Frente de Todos. La ley modificaría el concepto de que la ayuda a morir no es un asesinato, sino que la medicina puede ayudar a morir a un paciente si se dan determinadas circunstancias.
En Argentina, la “muerte digna” es permitida en ciertos casos y está regulada por la Ley 26.529. Según la norma, el paciente puede tomar decisiones anticipadas y disponer directivas por escrito sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos y decisiones relativas.
“Espero un debate constructivo. Hay que ir a las comisiones, discutir y buscar opciones distintas, y creo que hay que coincidir en los proyectos en tratar de tener reglamentaciones que no sean en contra del enfermo para defender una moral determinada en la sociedad o por los médicos”, dijo Sebastiani al respecto.
“Mar Adentro”: un caso real narrado en un premiado film
“Quiero morir porque la vida para mí, en este estado, no es digna. Entiendo que otros tetrapléjicos puedan sentirse ofendidos porque digo que la vida así no es digna. Pero, ¿quién soy yo para juzgar a los que quieren vivir? Por eso quiero que no se me juzgue a mí ni a los que me ayuden a morir”, dice el actor Javier Bardem, en la piel de Ramón Sampedro, en la película española “Mar adentro” (Alejandro Amenábar, 2004). El film está basado en el libro “Condenado a vivir” (2001) y cuenta la historia real de Sampedro, un escritor y exmarino quien queda tetrapléjico tras un accidente ocurrido durante su juventud y permanece postrado en una cama durante casi 30 años. A partir de ese momento militó activamente a favor de la eutanasia. La película relata la lucha de Sampedro para lograr que la ley reconozca su derecho a morir. Fue ganadora del Óscar a la Mejor Película Extranjera, entre otros premios. “Al final la muerte nos toca a todos. ¿Por qué se escandalizan porque yo digo que me quiero morir, como si fuera algo contagioso?”, repite Bardem en el film.
Oposición de la Iglesia: “la muerte no es un derecho”, dijo el Papa
“Debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar cualquier forma de suicidio”, sostuvo el Papa durante el debate abierto en Italia por los proyectos de muerte asistida y eutanasia. Y agregó: “la muerte no es un derecho que deba ser acogido o suministrado, la vida sí”. Francisco denunció cualquier forma de suicidio asistido o eutanasia, al advertir que no debe confundirse esa ayuda con derivas inaceptables que llevan a matar. “Y este principio ético concierne a todos, no solo a los cristianos o a los creyentes”, precisó.
Juntos hasta el final: la experiencia del matrimonio Yalom
“Inseparables” es un libro recientemente publicado y habla sobre el amor, la vida y la muerte. El psiquiatra y autor de renombre internacional Irvin Yalom escribe junto a su esposa, la autora feminista Marilyn Yalom, un ensayo sobre sus cómo enfrentaron el último año de vida de ella, a quien le diagnostican cáncer. Marilyn e Irv comparten cómo se enfrentaron a nuevas y profundas luchas: Marilyn para tener una buena muerte, Irv para vivir sin ella.
Alternando relatos de sus últimos meses juntos y los primeros meses de Irv solo, nos ofrecen una ventana a través de la cual observar cómo enfrentan su mortalidad y sobrellevan la pérdida de un ser querido. Irvin D. Yalom es reconocido mundialmente por sus, novelas como “El día que Nietzsche lloró”, “La cura Schopenhauer” y “El problema de Spinoza”.