Viaje protocolar relámpago: visita fugaz a la Antártida

Un roce con las condiciones extremas en que se hace ciencia en la Antártida tuvieron el jueves pasado los representantes del sistema científico argentino. “Ha sido una experiencia emocionante, protocolar, apenas de cuatro horas, pero de gran impacto”, dijo el rector de la UNT, Sergio Pagani, quien integró la comitiva junto al Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICyT), representantes de los 17 organismos del Sistema Científico Nacional, ministros y funcionarios y miembros del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Fue un hecho simbólico en la base Marambio. Con tiempo más o menos agradable: unos 13 grados bajo cero y una sensación térmica de - 23.

El miércoles a la tarde partió el enorme y ruidoso avión Hércules de la Fuerza Aérea a Río Gallegos; el jueves, pasado el mediodía volaron hacia la Base Marambio, unas cuatro horas de viaje. “Esa noche a las 20 volvimos a Río Gallegos, devolvimos el equipo que nos proporcionaron para el frío e inmediatamente en el avión de la Fuerza Aérea a Buenos Aires. El viernes a la noche llegué a Tucumán, vía Córdoba”.

La actividad fue veloz y protocolar. “Recorrimos algunos laboratorios de la base, se ha descubierto una placa de esa sesión histórica del CSITen la base –explicó. Estaba despejado porque justamente hemos esperado el tiempo suficiente para que las condiciones climáticas fueran las adecuadas para que el avión pueda aterrizar. El equipo que nos dieron era muy bueno; yo al menos, no he tenido frío”.

Explicó que “lo primero fueron las fotos de rigor con los grupos, con los ministros, ahí en la misma pista y como el tiempo era tan corto nos guiaban rápidamente. Fuimos al edificio principal, después fue el descubrimiento de la placa y la visita a los laboratorios. La presentación estuvo a cargo del ministro de Ciencia y Técnica, Daniel Filmus. Después todos los miembros del consejo expusimos brevemente qué es lo que hace cada institución en relación con la investigación en la Antártida, y qué perspectiva tenían al respecto. Nuestra Universidad tiene registros de trabajo de investigación en la Antártida desde 1957 y 1958”.

-¿Cómo enviamos gente? Por acuerdos?

- En general es por convenio. En este caso la universidad ha integrado un grupo de trabajo para medir campos eléctricos atmosféricos en la Antártida del grupo de Física. También hubo investigaciones que tienen que ver con lo ambiental. Por ejemplo estudios sobre la migración de las aves que van a la Antártida, asociada al cambio climático. Después, una investigación que todavía está en curso con el Instituto Antártico Argentino que tiene que ver con el Proimi (Conicet) y el Insibio (de doble dependencia, UNT y Conicet), relacionado con algunas levaduras que se pueden trabajar o existentes en la Antártida que pueden producir y concentrar aceites para después trabajar biodiésel en la propia Antártida.

¿Son investigadores de acá que van ahí?

-Hay investigadores de acá que van a hacer campaña. Hacen muestreos, por temporada van y vienen; son investigaciones que llevan sus años ya. Y el último proyecto importante que tiene la Universidad, también a través de la Facultad de Ciencias Exactas, es por un convenio la Armada para el diseño y fabricación de radares de superficie para el monitoreo y vigilancia de todo el sector exclusivo del mar argentino. Ya está firmado el convenio marco y estamos firmando el convenio específico”.

¿Qué le llamó más la atención?

-Todo llama la atención. Por ejemplo lo que está haciendo el INTA ahí que está cultivando, con hidroponía, lechuga y rúcula. Están produciendo alimentos ya en la Antártida, para que los que van a hacer su campaña consuman alimentos frescos”.