Reubicarán a 20 familias en riesgo por las crecientes

Reubicarán a 20 familias en riesgo por las crecientes

Se trata de habitantes del sur provincial, cuyas viviendas quedaron junto al socavón de Alto El Puesto o en sectores devastados por el descenso de las aguas en la temporada de tormentas

EN DOMINGO MILLÁN. Un vecino atraviesa caminando un caño de irrigación que quedó a la intemperie al socavarse el canal. EN DOMINGO MILLÁN. Un vecino atraviesa caminando un caño de irrigación que quedó a la intemperie al socavarse el canal. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

En jurisdicción de la comuna de El Sacrificio-La Invernada y Graneros hay unas 20 familias que, en las crecientes del verano pasado, quedaron al borde de enormes socavones que abrieron las enfurecidas aguas que bajaron desde las serranías.

Suman alrededor de 60 personas desperdigadas en cuatros parajes que presentan sectores de alto riesgo: Alto El Puesto, Domingo Millán, La Zooctenia y La Florida. Gente humilde que teme ser arrastrada por una correntada en caso de repetirse el nivel de agua caída en el anterior período estival. “Hubo registros de 150 mm en dos horas en febrero y marzo pasado. Es cuando todo se transforma aquí en un desastre. El agua baja descontrolada desde el cerro y toma por todos los caminos” dijo el comisionado comunal Carlos Castro.

Reubicación

El funcionario admitió estar muy preocupado por las familias en riesgo a las que, con el Gobierno de la provincia, intenta contrarreloj reubicar. La mayoría está dentro de su localidad.

El Instituto de la Vivienda prevé construir 20 casas, pero sólo podrán ser ocupadas el año próximo. Ayer personal técnico de esa repartición anduvo por la zona verificando la situación de los damnificados y el sitio en donde se construirían las casas. “Me aflige brindar seguridad a esta gente en el verano que se aproxima. Después puede ser demasiado tarde. Es que está muy expuesta a sufrir las consecuencias de una creciente” advirtió.

Enorme cráter

El cráter más enorme está ubicado en Alto El Puesto. Es de unos 10 metros de profundidad, 200 de largo y 100 de ancho. Se encuentra en el sector que corresponde al municipio de Graneros. Ahí hay dos familias y una escuela con peligro de terminar tragadas por el pozo. “Aquí estamos lejos de todo. Y mucho más de Graneros. Tanto que ni la conocemos a la intendenta Sandra Cejas. El pozo se hace más grande y en lo que va del año nadie vino ni a ver a la gente que está en peligro. Los caminos están intransitables. Dios sabe lo que nos puede pasar en este verano” se lamentó Celeste Vera. La muchacha, que padece una delicada enfermedad, a veces dice que se ve en dificultades para salir en busca de un médico por las pésimas condiciones de los caminos. “Vivir aquí es una pesadilla” se quejó. Ahí el año pasado se intentó canalizar y revestir el gigantesco desnivel, pero una creciente en noviembre redujo a escombros los trabajos que se habían hecho.

“Queremos obras”

En el mismo paraje, pero en jurisdicción de El Sacrificio, hay otras cinco familias del sector conocido como La Horqueta que están al borde de una acequia también socavada. La de Nicolás Carrizo es una de ellas. “El agua nunca entró a casa, pero la acequia se abre cada vez más porque el agua que baja del cerro es más dañina. Y pasa pegada a nuestra vivienda. Nos quieren sacar de aquí, pero esta casa la construimos con mucho sacrificio y no es fácil abandonarla. Lo que queremos es que hagan obras que solucionen el desmadre de las crecientes” dijo el hombre.

Precisamente Castro confiesa que uno de los inconvenientes que advierte en el intento de reubicar a las familias es la resistencia de algunas a abandonar sus hogares.

Noches sin dormir

Sin embargo, otras, acechadas por el peligro, se fueron voluntariamente a otros sitios más seguros y levantaron su nueva casa con ayuda de la comuna y el ministerio del Interior. Don Enrique Ruiz, de 82 años, vive a orillas del canal socavado que atraviesa un camino de Domingo Millán. El hombre está angustiado. Se aproxima al borde de esa grieta enorme que amenaza con devorar su humilde vivienda y dice: “cuando lleguen las lluvias no nos quedará otra cosa que rezar. Con mi vecino Néstor Valdez, que vive a la par, en el verano pasado nos sentábamos en el patio sintiendo el paso ruidoso de la creciente. Y permanecíamos sin hablar, implorando que el agua ceda”.

Valdez asiente, y comenta además que esas noches, siempre son “interminables” y en las que “no se duerme”. “Queremos salir de aquí porque el peligro es mayor. Es imposible vivir pensando que el agua te puede llevar con casa y todo. Esta acequia todos los años se ensancha más” dijo el hombre. “Usted la ve ahora y está casi seca, pero cuando comienzan las tormentas se despierta como un monstruo que quiere devorar lo que encuentra” añadió Valdez al referirse al acueducto.

Acequias desviadas

Según Alberto Olea, secretario de Acción Comunitaria del Ministerio del Interior, la Provincia cedió a una consultora privada los estudios de sistematización y reencauce de todo el sistema de desagüe que quedó destruido por las crecientes que bajan desde los cerros catamarqueños. “En esto también tienen que ver algunos agricultores que desviaron o cerraron acequias que pasaban por sus fincas y orientaron las aguas hacia las calles. Todas estas cuestiones hay que revisar” dijo el funcionario.

Olea agregó que los trabajos en vista deben tener un alcance federal. Es que, según explicó, el problema se suscita en las serranías de Catamarca, atraviesa la provincia y desemboca en el dique El Frontal de Santiago del Estero. “Esta represa acusa un elevado nivel de colmatación y en el verano hace retroceder la corriente líquida que va desde aquí” explicó.

Castro sostuvo, por su parte, que los desvíos hechos por los cultivadores ahora están perjudicando a sus propias fincas ya que las crecientes ahora las van socavando a estas de a poco. “Ahora, mientras se realizan los estudios para la ejecución de las obras hídricas que se necesitan, hay que definir una solución urgente para las familias en riesgo” insistió.

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