La política que torna inviable los “clusters” productivos

La política que torna inviable los “clusters” productivos

El consultor Arquímides Carrizo evaluó la crisis dentro de la macro, el retraso cambiario y la oportunidad de corregirlo para el crecimiento

SECTOR EN PROBLEMAS. La citricultura tucumana viene arrastrando una crisis que derivó en la emergencia económica que se gestiona ante la Nación SECTOR EN PROBLEMAS. La citricultura tucumana viene arrastrando una crisis que derivó en la emergencia económica que se gestiona ante la Nación LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI

El analista y consultor económico, Arquimides Carrizo, evaluó la difícil situación del sector citrícola tucumano dentro del escenario macro actual y las consecuencias generalizadas frente a otras actividades productivas, debido a lo que él considera “efectos negativos” de la política estatal de hace más de 10 años.

Explicó que las producciones agropecuarias y agroindustriales de Tucumán “son actividades económicas de bienes comercializables internacionalmente, que tienen una participación entre el 20% al 25 % del Producto Bruto Geográfico (PBG) tucumano. “Son los que generan los ingresos exógenos necesarios, en pesos y otras divisas, para sostener el consumo y la inversión privada local”. Apuntó que esos ingresos tienen además un efecto multiplicador en la economía sosteniendo el comercio, la construcción y muchas actividades de servicios.

Y lanzó un preocupante diagnóstico. “Las políticas económicas vigentes desde 2008 están haciendo inviables a esos “clusters” que son muy competitivos a nivel mundial. Los problemas que sufren se originan exclusivamente en los efectos negativos de las políticas fiscales, monetarias y cambiarias que imponen desde el Gobierno”.

“La síntesis de la situación es que en 2022, en Tucumán y en el resto del país, los productores de bienes y servicios -especialmente comercializables en el orden mundial- continuarán resignando recursos adicionales -a los estimados para 2021- para sostener el creciente nivel de gasto público argentino y/o mejorar los ingresos de otros sectores privados favorecidos por las regulaciones”. Y sentenció: “las recientes medidas del ministro Sergio Massa no modificarán la tendencia declinante en la actividad económica ni de los ingresos de los productores que generan divisas, y profundizarán la crisis. Y los precios internacionales, al que acceden, mantienen la tendencia declinante originada en la suba en las tasas de interés en EEUU y la Unión Europea y la normalización del mercado global de granos”.

Resaltó, en este contexto, que la recuperación económica y el empleo, en los dos últimos años, se sostienen básicamente con el déficit fiscal cubierto con emisión monetaria o endeudamiento del Estado, y la transferencia de ingresos de los productores de bienes exportables. “Esto no se puede sostener en el tiempo y profundizar la actual crisis”.

“La historia reciente nos brinda un modelo de desarrollo económico, que estuvo vigente entre 2004 y 2008 sustentado en los famosos superávits gemelos -así se los conocía-, tanto en las finanzas del Estado como en el comercio exterior, con un tipo de cambio de mercado y una inflación baja”.

En su análisis, Carrizo destaca que con estas políticas Tucumán y la Argentina retomaron la senda de un crecimiento sustentable, y el PBI de Tucumán y de la Argentina saltaron un 54,44% y 50,70%, respectivamente, entre 2004 y 2010.

Trabas desde 2008

Pero el consultor repara que desde 2008, la presión impositiva y el gasto público sin fondeo genuino crecieron en forma permanente al igual que el atraso cambiario y las trabas a las exportaciones de alimentos, entre otras medidas negativas. Esta situación llevó al estancamiento y caída en los niveles productivos de los bienes y servicios exportables, y a una fuerte distorsión en los precios relativos que frenó la inversión y el empleo, aseguró.

“En el actual escenario de los mercados externos favorables para nuestras producciones de bienes y servicios más competitivas, solo nos queda avanzar hacia las correctas políticas económicas, fiscales y cambiarias como las del segundo quinquenio de este siglo y en otras etapas de nuestra historia económica. Solo la racionalidad de esas políticas económicas permitirán que la región y el país se encaminen al reordenamiento de sus variables macroeconómicas, primero, y continuar con un proceso de desarrollo integral, justo y sustentable”.

Según el responsable del Reporte Social y Económico de la FET, durante 2021 y el primer semestre de este año, “aquellos sectores tuvieron un nivel productivo inferior al de su potencial, en consonancia con el estancamiento o caídas que padecieron en la última década, y con ingresos en moneda constante en progresivo declive, a medida que avanzaba el tiempo”.

Y puntualizó: “es que entre enero de 2020 y agosto de 2022 la inflación fue del 208,37% y la actualización del dólar oficial, que obligatoriamente reciben los exportadores, fue del 132,42%, con un atraso del 57,33%”.

Añadió que en este marco macroeconómico, los costos de producción crecieron -como mínimo- al ritmo del cambio de precios internos y algunos, como los agroquímicos, fertilizantes, fletes marítimos, entre otros, duplicaron o triplicaron sus precios mundiales.

Efectos negativos

Luego, enumeró los efectos negativos más importantes por “las regulaciones cambiarias y fiscales desde 2008”, que generaron importantes distorsiones en los precios relativos de la economía y transferencias de ingresos entre los distintos sectores de la economía. “Primero: paralizaron las decisiones de inversión en las empresas, especialmente las destinada a incorporar tecnologías o ampliación de capacidad, y segundo, destruyeron la competitividad de las producciones locales que pueden sustituir importaciones, y de las competitivas a nivel global, como el limón”.

Destacó que por el retraso cambiario se subsidiaron las importaciones de bienes y servicios sin criterio racional y criticó que se incentivara a los exportadores a liquidar inversiones productivas y/o a reducir el volumen de sus de sus negocios externos. En este caso, indicó que solo la producción de granos y oleaginosas -aun con un tercio debajo de su potencial- y de azúcar pudieron sostener los niveles del año anterior.

Otro efecto negativo citado es el quebranto de miles de firmas exportadoras a nivel país -5.358, según las estadísticas disponibles entre 2007 y 2020-, y subraya que los negocios externos más afectados por estas políticas fueron los que incorporan mayor valor agregado a las materias primas base.

En cuanto a la actual política exterior, Carrizo precisó que lo más llamativo es que el precio del dólar oficial para los exportadores es fijado por un funcionario del Banco Central que es “quien termina decidiendo lo que gana o pierde un agente económico, como así también la vida o muerte de una empresa o sector productivo”, dentro de un escenario que tiene, resaltó.

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