Murió Pocha, la elefanta que protagonizó el traslado al santuario de Mato Grosso

Murió Pocha, la elefanta que protagonizó el traslado al santuario de Mato Grosso

Junto a su hija Guillermina habían viajado 3.300 kilómetros desde Mendoza a Mato Grosso en mayo pasado.

Pocha vivió sus últimoss meses en el santuario de Brasil Pocha vivió sus últimoss meses en el santuario de Brasil
08 Octubre 2022

En la noche del jueves murió Pocha, la elefanta que había sido trasladada del Ecoparque de Mendoza a un santuario de Brasil, recorriendo más de 3.300 kilómetros en cajas de acero para llegar al Mato Grosso. La noticia fue dada por las autoridades del Global Sanctuary for Elephants, la institución que quedó a cargo de ella y de su hija Guillermina.

“Con gran pesar anunciamos esta mañana que Pocha falleció anoche. Si bien aún no sabemos la causa de la muerte, se realizará una necropsia en breve para ayudarnos a determinar qué sucedió, aunque es posible que no tengamos resultados de inmediato”, empezó el comunicado de la institución.

Desde el Global Sanctuary for Elephants alegaron que Pocha mostró ciertos signos que evidenciaban problemas de salud. “Cuando ella y Guillermina llegaron aquí se cansó y era un poco más lenta para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró. Hace unos días, notamos que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le daban. Después de una inyección de vitaminas anoche, se veía más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más luz en los ojos. Sin embargo, cuando volvimos a verla más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido”, informaron.

Según la institución, ante el fallecimiento el resto de la manada de elefantes se acercó al cuerpo de Pocha. “Después de la medianoche, todos se pararon en diferentes lados de Pocha, tranquilos y relajados. Cerca de las 4 am, los elefantes se acercaron más que otras, y observaron el cuerpo de Pocha con respeto. En todos nuestros años trabajando con elefantes, nunca habíamos visto este nivel de apoyo de manada brindado a otro durante un fallecimiento”.

Por otro lado, la reacción de Guillermina también fue quedarse junto al cuerpo. “La toca y la huele y la acaricia con su trompa, pareciendo intuir que su madre ya no es de esta tierra. Si bien Guillermina no se paró completamente sobre el cuerpo de su madre, lo que a veces hacen los elefantes, maniobró muy suavemente sus pies sobre las patas delanteras de Pocha y se quedó allí por un tiempo”, contaron.

Pocha y Guillermina vivieron 30 años en un foso de piedra de menos de 300 metros en Mendoza, y hace cinco meses dieron sus primeros pasos de libertad en el santuario de Brasil.

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