Así como Atlético Tucumán conocerá su suerte deportiva en menos de dos semanas, la política local también está a un paso de tener las definiciones que tanto espera. Ocurre que octubre arrancó tan precipitado que en cuestión de horas encaminó los asuntos que desvelan desde hace meses a los dirigentes. El primer gran revuelo de la primavera fue zanjado a dos voces. Aunque con modos diferentes y por separado, tanto Juan Manzur como Osvaldo Jaldo dejaron en claro que la posibilidad de que haya internas en el peronismo para dirimir candidaturas, en particular para la intendencia de San Miguel de Tucumán, no será más que una ilusión pasajera de un puñado de referentes. Gerónimo Vargas Aignasse y su prima, Carolina Vargas Aignasse, fueron los primeros en alzar la voz para reclamar elecciones dentro del PJ. La ministra de Gobierno y Justicia, incluso, le envió un mensaje directo a la diputada Rossana Chahla. “El peronismo tiene muy buenos candidatos, y no de afiliación reciente, no de afiliación de ayer, sino de hace muchos años; y son los que sostienen que el peronismo venga ganando elecciones”, dijo el martes.
Ese día, en Buenos Aires, el jefe de Gabinete dedicó buena parte de su mañana y de su mediodía a reunirse con los concejales oficialistas de la capital. Ofició de guía turístico por la Casa Rosada, les ofreció un encuentro con el presidente Alberto Fernández y un almuerzo que muchos aún no pueden digerir. Fiel a su estilo enigmático pero sugerente, Manzur les dejó en claro a los ediles cómo se manejará el oficialismo en el proceso electoral que se avecina. Primero repitió que las candidaturas se “verán” después y que ahora es momento de gestión y de unidad. Luego, recordó que en el peronismo siempre las postulaciones se resolvieron por consenso y que no hay margen para las divisiones. Incluso, hubo una frase que repitió con insistencia: “hay que apoyar a los compañeros que mejor estén”.
Mientras algunos ediles entendieron en el acto el mensaje, otros se atragantaron con el bocado de lomo con puré mixto que acababan de dar y los menos optaron por hacerse los distraídos. Tanto, que Ernesto Nagle y Emiliano Vargas Aignasse rebuznaron algunos rezongos y pedidos de internas. Con delicadeza y paciencia, el presidente del PJ tucumano respondió planteos y un par de críticas a Jaldo. Casi 48 horas después, el gobernador interino se refirió a los zumbidos por comicios internos y coincidió con las palabras de Manzur a los concejales, aunque utilizó otro tono y semblante. “En el peronismo no va a haber internas: vamos a ir todos unidos, por consenso, y vamos a unificar los candidatos”, sentenció. Apostada a su derecha lo escuchó, con rostro serio, la ministra Vargas Aignasse.
Puede haber sido obra de la casualidad pero ese jueves, un par de horas, antes Jaldo había recibido al diputado nacional Carlos Cisneros, uno de los dirigentes más cercanos a Manzur. Así como analizaron algunas cuestiones del proyecto de Presupuesto 2023 de la Nación vinculadas a Tucumán, departieron largos minutos sobre las elecciones del año próximo y los armados electorales. El gremialista construye un espacio que conjuga áreas vinculadas al trabajo, a la salud y a la educación. Junto a él asoman la propia Chahla y el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, también el titular de Turismo Sebastián Giobellina, el subinterventor de la Caja Popular Hugo Ledesma y dirigentes como Luis Chincarini (Evita), Luis Romano (MUP), el concejal José Luis Coronel (salud), Gastón Bourlé (bancarios) y Esteban Vergara (comercio).
Hay un par de conclusiones que dejó el aleteo internista. La primera, el peligro que representaría para Manzur y para Jaldo abrir esa posibilidad en la Capital. Es sencillo, la ley de partidos políticos establece que las candidaturas se deben definir por internas o por consenso, mediante lista única. No especifica que pueda convocarse a resolver postulaciones en determinadas categorías y excluir otras. Aceptar esa compulsa en un distrito implicaría hacerlo en cualquier municipio o comuna y evitar un efecto dominó requeriría de un trabajo de orfebrería. Además, se dilapidaría el sentido de la ley de acoples, que tantas sonrisas le viene dando desde 2006 al peronismo, porque decenas de candidatos quedarían en el tamiz de la interna y no traccionarían luego votos en la general. La segunda conclusión, y más sugestiva, es que llamativamente fueron voces manzuristas las que se levantaron en contra de una preferencia de Manzur. Porque, en rigor, nadie puede dudar de que la creación política de Chahla es una obra exclusiva del jefe de Gabinete.
Al final, la oposición tenía razón
Pero así como la semana puede haber cerrado el primer foco ígneo dentro del oficialismo, un soplido judicial avivó las llamas electorales en Tucumán. El miércoles, la Cámara en lo Contencioso Administrativo declaró inadmisibles tres recursos de casación que buscaban frenar la convocatoria a comicios por fuera del plazo constitucional establecido.
De esta forma, al rechazar los planteos del alfarismo, del macrismo y del ex camarista Enrique Pedicone, le liberó las manos a Jaldo para firmar el decreto de llamado a elecciones generales en 2023. Vale recordar que la postura del PJ y del Gobierno es utilizar el calendario de 2019, cuando por primera vez se evitó agosto y se votó en junio. Jaldo, incluso, reiteró este jueves esa idea. “Repetir el esquema y el cronograma electoral que tuvimos”, reforzó. Sin embargo, todo indica que la oposición tenía razón y que los comicios se harán un poco antes. Entonces, ¿en qué fecha se votará el próximo año en Tucumán?
Hay algunas pistas recientes. En ese encuentro con los concejales capitalinos, Manzur se refirió a la cuestión y deslizó que los comicios debían realizarse cuanto antes. Adujo que la situación económica nacional es incierta y que es difícil prever qué puede ocurrir. Por eso, sugirió el mes de mayo. Es evidente que, más allá de la endeble realidad del Gobierno nacional, al escoger la fecha el gobernador en licencia prioriza sus aspiraciones nacionales. Para ello, necesita exhibir un triunfo contundente en la provincia. Quizás por eso aseveró ante los ocho ediles que las encuestas encargadas coinciden en que el binomio Jaldo-Manzur es el que mejor mide dentro del oficialismo. Si bien utilizó otra construcción gramatical, todos interpretaron claramente lo que les quiso decir.
Aún más. En Casa de Gobierno ya apuraron la confección del decreto de convocatoria a elecciones y podría salir a luz en los próximos días. Descartado el mes de junio, la fecha a la que habría que prestarle atención es el 14 de mayo. No es azaroso que se hable del segundo domingo del mes: los sueldos de los estatales provinciales, municipales y comunales ya estarán saldados para ese día. ¿Podría ser incluso antes de mayo? Existe la posibilidad de abril, aunque algunos la consideran demasiado prematura. De todas maneras, no hay mucho margen de dilación porque el llamado a comicios debe efectuarse con seis meses de antelación para cumplir con el cronograma. Es decir, si se inclinan por mediados de mayo, debería concretarse antes del 14 de noviembre. Así como las flores, es evidente que en la primavera tucumana también florecen las definiciones políticas.