Durante los últimos años la Argentina experimentó un fuerte crecimiento en la producción nacional de maíz, con considerables saldos exportables. Esto posiciona este cereal como un gran pilar económico en el PBI argentino y, fundamentalmente -a raíz de las cosechas récord que se vinieron dando-, como una producción de vital importancia en la producción nacional de granos.
El maíz es un producto consumido en volúmenes importantes en el mercado interno que, además, tiene una salida a los mercados internacionales superior a un 50% de lo producido.
Pero el maíz es importante no solo por el volumen producido y comercializado -que genera divisas al país y renta a los productores-, sino, sobre todo, porque es parte fundamental de un sistema productivo sustentable para diversas zonas productoras de granos del país. Y en el NOA es primordial.
El cultivo del maíz cumple un rol fundamental en las rotaciones. Debido a ello, el productor que conoció los beneficios de este, ya lo tomó como vital en su producción.
Los técnicos especializados en este cultivo afirman que una de las prácticas más importantes y recomendadas para los sistemas productivos agropecuarios es la rotación de cultivos.
Se define esta práctica como la alternancia de diferentes cultivos en el tiempo y en el espacio; esto significa, cambiar diferentes especies vegetales en un mismo lote a lo largo de los años. La rotación permite, a la vez, cultivar diferentes especies en distintos lotes de un establecimiento productivo durante la misma campaña.
No hay que cansarse de afirmar que la rotación de cultivos en la producción de granos en el NOA resulta vital, ya que su adecuada aplicación otorga ventajas agronómicas muy importantes e interesantes. Sus beneficios tienen que ver con mejoras en la fertilidad física y química de los suelos, con la provisión de una adecuada cobertura de rastrojos, y con la disminución de plagas, de enfermedades y de malezas, entre otros.
La rotación de cultivos, principalmente con maíz, presenta ventajas desde el punto de vista empresarial. El solo hecho de incorporar otros cultivos permite al productor diversificar riesgos productivos y económicos, ya que las condiciones ambientales pueden tener diferente impacto en los distintos cultivos integrantes de la rotación.
A raíz de ello resulta importante que en el NOA se sostengan y se impulse a un mayor uso de las rotaciones, para mejorar el sistema productivo. Esto se va logrando año tras año; por ejemplo, con el cultivo de maíz, que va en aumento permanente a partir de que se conocen sus buenos resultados como eslabón fundamental en la rotación.
Las rotaciones permiten que los sistemas radiculares de los cultivos rotados exploren diferentes estratos del perfil, permitiendo una colonización del suelo con raíces de diferente arquitectura, lo que genera que en los primeros centímetros del suelo exista una intensa actividad y una diversidad biológica responsable de la mineralización, de la formación y del reciclado de la materia orgánica y de la disponibilidad de nutrientes -un proceso vital, sobre todo en campañas agrícolas en las cuales el agua está siendo limitante-.
La rotación de cultivos con los aportes en cantidad y en calidad de rastrojo, sobre todo, con el maíz o sorgo, brinda el sustrato del que se nutren los microorganismos, equilibrando sus poblaciones como ocurre en ambientes naturales.
Desde el punto de vista de la fertilidad química de los suelos, las rotaciones hacen un uso balanceado de nutrientes, comparado con el monocultivo, evitando desequilibrios químicos de importancia. Si ello se complementa con una fertilización que contemple las diferentes necesidades de cada cultivo, habrá respuestas económicas favorables y se mantendrá el potencial productivo de los suelos.
Estos conceptos, que son vertidos en numerosas charlas y en exposiciones por parte de los técnicos, seguramente fueron tomados por los productores que adoptaron este cultivo como primordial. Actualmente, los números avalan estas afirmaciones.
Aun en la adversidad
Debido a ello el productor va incorporando al maíz a su sistema productivo, incluso con condiciones de producción y de comercialización no tan atractivas -como las que tuvo este cultivo durante muchas campañas- que, en ocasiones, provocan un impedimento para producirlo. Pero aun así el productor lo sembraba.
Actualmente, la mayoría de los productores tomaron consciencia de la importancia real de las rotaciones con gramíneas y de los beneficios que trae al sistema productivo de granos. Sobre todo, los del NOA, que supieron conocer los beneficios de sembrarlo y, de esa manera, evitar los efectos nocivos del monocultivo de soja.