Una guía especial sobre la provincia: el libro se venderá desde el viernes
“No se venderá en librerías porque vos comprás el libro, te sale $100 y el de la librería te dice ‘dame $90, nomás te doy $10’. Tampoco lo hice para ganar plata, como me gusta meterme en quilombos. Yo estaba tranquilo y a esta plata la hubiera ahorrado, pero me gusta y me tentaron para hacerlo. El libro cuesta $ 2.800, una pala cuesta $ 6.000 así que queda en las personas elegir. Vamos a mantener el precio hasta el año que viene, o sea que puede ser el regalo para Navidad y se puede comprar en cuotas por Mercado Libre”.
Legado familiar: Miguel Martín afirma que su don humorístico viene de su padre
“Mi papá me dejó el ser humorista porque él era un humorista reprimido. De hecho, mi viejo era más gracioso que yo. Era un tipo muy gracioso los fines de semana porque era sodero de profesión y durante la semana trabajaba como burro. De mi papá también aprendí a meter el chiste en el momento justo para descomprimir situaciones, como un velorio. Mi mamá es picante, encaradora. Y a ella tengo que agradecerle mi carrera”.
Factor clave: la falta de visión juega a favor
”Yo no veo a la gente que hago reír y aprovecho ser corto de vista. En el teatro no veo gente y eso me ayuda a desinhibirme. A mi manager le digo que no me cuente hasta el final cuando estoy saliendo a saludar si un familiar o un famoso fue a verme a un show porque me intimida. Una vez me dijo que estaba Flavio Mendoza, antes de trabajar con él, y fue el show más nervioso de mi vida”.
Gordillo, aquí y ahora: el presente como horizonte
“El futuro no existe, es un chamuyo. Lo importante es el aquí y el ahora. A la muerte le tengo mucho miedo. Cuando me agarró covid durante la peor etapa de la pandemia y estuve internado sentí miedo. Le tengo miedo a la muerte porque está bueno vivir. La vida es hermosa y todos los días aprovecho algo de la vida. Hoy, me iba quejando porque llevaba las dos mochilas del colegio de mis hijos, pero dejé de quejarme porque pensé que algún día llegará el momento en que deje de llevarles las mochilas”.
Vivir el éxito: con los pies sobre la tierra
”El éxito es día a día. El éxito es llevar a los chicos al colegio, compartir una comida con ellos. Después, está el éxito laboral que está bueno, pero creo que me apoyo mucho en la familia porque si no me apago. La meta mía es criar bien a los chicos, que tengan algo para su vida, que se puedan defender el día de mañana, transmitirles valores y enseñarles que no está bueno competir pero sí compartir”.
Imaginar el futuro: proyecciones para la vida y la familia
“De viejo primero me imagino llegando. Me imagino, cuando deje de hacer esto, porque esto me comerá. Como dijo Carlos Villagrán (el actor que interpretó a Quico en el ‘Chavo del 8’) le compite el Quico joven que sale en la tele. Con el paso del tiempo, uno tiene otra velocidad y por eso siempre intento hacerlo bien viejito al oficial Gordillo. Hago que sea lento para que no me gane rápido. Igual te tenés que renovar porque si la gente te baja el pulgar, nos vemos”.
Miguel, el competidor: competencia interna y colaboración con los pares
“Yo soy ultracompetitivo. Compito conmigo mismo y me supero a mí mismo. Yo no digo ni soy de la idea de que debemos hundir a otros colegas. Yo tengo una base de datos de humoristas tucumanos porque como sólo hago teatros o festivales, ya no voy a fiestas y cuando me llaman para estos eventos tengo ese listado de contactos y lo comparto. Abro el juego porque yo no puedo estar en todas las fiestas”.
Hacer reír en tiempos modernos: el humor se adecua a los nuevos tiempos
“Sí, hay límites en el humor. Ya no se pueden hacer chistes misóginos, homofóbicos ni nada de eso. Todo ese humor está afuera, salvo que seas un genio para hacerlo. Mario Escobar nos habilitó a todos a hablar como hablamos en la tele y una vez me dijo que el público era sagrado y que no había que ir en contra ni gastar a alguien del público”.
Seducido por el cine: el desafío de llegar a la pantalla grande
“Me gustaría hacer películas de humor. A mí me gustan las películas americanas como las que interpretan actores como Ben Stiller y Owen Wilson. Me gustaría hacer un humor así, como el americano pero tucumano, norteño. Una vez le dije a Pedro Alfonso que deberíamos hacer una película de un tucumano y un porteño que se odien y terminen siendo amigos, porque en definitiva es eso”.