Se silencia el folclore norteño en dos peñas

Se silencia el folclore norteño en dos peñas

La histórica El Alto de la Lechuza buscará un nuevo gerenciador. Malparida deja la esquina que ocupó frente a la plaza Alberdi.

MÁS DE OCHO DÉCADAS. El Alto de la Lechuza es la peña más antigua. MÁS DE OCHO DÉCADAS. El Alto de la Lechuza es la peña más antigua.

El folclore construye buena parte de su identidad con anclajes físicos: se enraíza en los lugares, se cuela con sus sonidos en las paredes y talla los pisos con los bailes. Por eso, perder (aunque sea momentáneamente) dos espacios en los que se respiraban zambas y chacareras es un fuerte golpe a la cultura popular tucumana, un sector industrial de gran proyección y que es aprovechado como pocos en Salta, el competidor más cercano en este rubro.

El último fin de semana, El Alto de la Lechuza ya no abrió sus puertas. Autodenominada la peña histórica más vieja del país, fundada por los padres del mítico Pedro Amanecido Aredes en 1940, el gerenciamiento que estaba administrando el lugar desistió de seguir en esa gestión al vencerse el contrato, y ahora se está buscando alguien que le dé continuidad a su prolífica historia sobre un escenario que vio a Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Los Cantores del Alba, Jairo, Jorge Cafrune, Virgilio Carmona, Gustavo Cuchi Leguizamón, Manuel J. Castilla, Rolando Chivo Valladares, Los Tucu Tucu y un sinfin de otros artistas locales, nacionales e internacionales de primer nivel.

El local de 24 de Septiembre y Marco Avellaneda comenzó funcionando como El Alto de Aredes y en la década de los 60 tomó el nombre actual, con el que trascendió en todo el país y le disputó el prestigio a la peña de Balderrama.

Como esta última, El Alto tiene canción propia con su nombre, que evoca a Amanecido, escrita por Tito Segura: “Cantor de hasta la madrugada, que has vuelto a tu viejo sendero,/ Que el amigo cante, por lo que se fueron, para ser otra vez/ El templo del guitarrero./ Don Pedro Amanecido Aredes, que no le hagan templar las chuzas,/ De los que se olvidan de mirar la luna,/ Hay se va mi cantar pal Alto de la Lechuza” entonaron Los Tucu Tucu.

Aredes dejó de administrar su peña en 2010, ya septagenario. Pasó a manos de Fabián Cattania y Ramiro Villazur, y luego de César Palavecino y de Enrique y Maximiliano Aguirre (estos dos últimos estaban a cargo hasta ahora), con cierres transitorios de por medio como está pasando ahora. Por eso se mantiene viva la ilusión de una pronta reapertura, con el relanzamiento correspondiente, tal cual es la pretensión de Pedro Aredes (hijo), el dueño del lugar.

“Se cumplió el contrato de la concesión y decidimos no renovar porque estamos cansados de este proyecto y queremos encarar algo propio. Pudimos levantar la peña en esta década de trabajo que estuvimos al frente, y esperamos que reabran pronto, porque El Alto es una parte fundamental de la cultura tucumana y un espacio para el turista”, afirmó para LA GACETA Maxi Aguirre.

“Todavía no tenemos nada, pero nuestra idea es encarar lo nuestro, siempre dentro del folclore -aclaró-. Estamos definiendo qué es lo que queremos para seguir adelante. Este año ya es difícil, seguramente será para el que viene. La experiencia fue de las mejores; no estábamos relacionados con lo gastronómico pero lo pudimos encarar y aprendimos mucho sobre este tema, fue muy positiva y nos hicimos de un nombre dentro de la industria. Sí es necesario un mayor acompañamiento del Estado, estuvimos muy solos”.

Buscando destino

Otro espacio que se había ganado un lugar en la noche folclórica del NOA era la peña Malparida. Octubre será el último mes en la esquina de Corrientes y Catamarca, que ocupó por casi 12 años y que ahora deberá desalojar ya que el inmueble tendrá otro destino cuando culmine el actual contrato de alquiler.

A OTRO SITIO. Malparida dejará la esquina de Corrientes y Catamarca. A OTRO SITIO. Malparida dejará la esquina de Corrientes y Catamarca.

Gustavo Suárez está organizando un mes a pura música, con una cartelera que contemple a quienes fueron fieles a su lugar en esta década de funcionamiento y a los nuevos valores emergentes. “Me es muy triste y difícil afrontar esta situación, pero queremos tener una gran agenda para despedir esta esquina ya emblemática, que recibió a todos los músicos y de todos los estilos. Malparida cierra este espacio, pero siempre va a seguir adelante, en cada rincón donde haya una guitarra, un violín y un bombo. La idea es irnos a otro lugar, que todavía no tenemos definido, así le damos continuidad a este proyecto artístico”, le dijo a LA GACETA.

En su cuenta de Facebook, el productor remarcó que la esquina donde está instalado “me llevó un pedazo de mi corazón, me hizo aprender a ser la persona que soy”, y entre los numerosos agradecimientos le dedicó uno especial a Flavio Cruz, “que fue el gran artífice de esta locura”.

Suárez destacó que tu propuesta “fue un emprendimiento familiar, acompañado por muchos amigos que se fueron sumando” en una larga lista de solistas y grupos que fueron parte de sus shows. “Ahora hay que ponerle el pecho a la situación; nos vamos con la frente en alto y por la puerta grande. Somos personas trabajadoras y pronto tendremos noticias nuevas, porque la gente así lo pide y nos alienta y apoya para seguir, aunque ahora estemos tristes y golpeados. Los artistas tucumanos merecen que las peñas estén vivas, tener un espacio lugar en Tucumán”, asevera.

En los últimos años, el folclore ya había perdido dos lugares en la capital tucumana: La Negra (en el barrio del Abasto, en General Paz y Miguel Lillo) y El Aljibe (Las Heras y Crisóstomo Álvarez). De este modo, el panorama de las peñas tucumanas tradicionales quedó acotado a tres sitios: La Casa de Yamil, en España 153; La 9, en 9 de Julio 345 y El Cardón, de Las Heras 50. Demasiado poco para tanta música.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios