“Dicen que Suecia es el mejor país del mundo para ser padre”, repite un influencer de viajes que recorre Estocolmo y muestra a papás reunidos en las plazas porteando a sus bebés, observando a sus hijos jugar en las hamacas y conversando con otros papás. “Es super cool ver a los papás, sentados, asistiendo a los pequeños sin mamás a la vuelta. En ningún otro lugar había visto estas imágenes”, asegura @camiloduque.z en su cuenta.
Así, una actividad común y cotidiana por esos lados del mundo, en América Latina, en Argentina y en el norte del país específicamente sería algo completamente inusual.
¿Observaron alguna vez a un grupo de varones intercambiando consejos sobre la crianza de sus hijos, reuniéndose en un café rodeados de los cochecitos de sus bebés o buscando dónde calentar una mamadera o cambiar un pañal? Quizás sí, pero sabemos que no es lo usual.
Las regulaciones sobre licencias de maternidad y paternidad que se implementaron en Suecia a partir de 1974 la convirtieron en un ejemplo mundial en cuanto a conciliación entre el trabajo y la mapaternidad. ¿Cómo fue su recorrido? En la década del ´70 Suecia avanzó fomentando la licencia por paternidad y ofreciendo diferentes incentivos para que los papás se queden hasta tres meses en casa. “Es una tradición muy fuerte aquí”, explicó Roger Klinth, un investigador y profesor de estudios de género de la Universidad de Linkoping. “El hecho que todos los partidos políticos votaran a favor en 1974, fue una clara señal del Estado de que hombres y mujeres deberían tener el mismo estatus como padres y que un sexo no debería asumir la responsabilidad principal”.
Los padres en Suecia tienen una licencia de 480 días en total, mientras reciben una asignación del Estado. De estos 480 días, 60 debe tomarlos el padre o se pierden.
En aquel momento, los meses de licencia podían traspasarse. 20 años después, la realidad decía que el 90% de los días de licencia todavía seguían siendo utilizados por las mujeres. ¿Qué hicieron? En 1995 incluyeron una “cuota para papis”; como manera de resolver el asunto. A partir de ese año se otorgaron 30 días exclusivamente para que utilice solamente el padre y, si no lo hacía, esa licencia se perdía y la pareja en conjunto perdía un mes de licencia paga. En 2002 fueron más allá y esa misma medida se extendió a 60 días y, en 2016, se elevó a 90. Estas modificaciones tuvieron un impacto directo en la proporción de licencia tomada el padre de manera que, para 2014, los hombres estaban tomando el 25% del total de días disponibles a la pareja.
A 13.300 kilómetros de Argentina, entre Noruega y Finlandia, al norte de Europa se encuentra Suecia el país que adaptó las licencias de mapaternidad para generar mayor igualdad de oportunidades en cada familia y así mitigar la brecha que separa a varones de mujeres y que da por sentado que son ellas quienes deben ejercer las tareas de cuidado.
Hoy en día la pareja tiene una licencia de 16 meses y cada uno de los padres está obligado a tomar, al menos, tres meses. El resto pueden repartirlo como quieran. “Si ese reparto es igualitario, tiene premio: un bono de 1.500 euros”, explica la BBC. Una equiparación necesaria, dicen los expertos, porque sienta las bases de cara al futuro y elimina algunas barreras que generan la desigualdad laboral entre varones y mujeres en este país.
Grupos de padres almorzando juntos rodeados de menores o empujando coches por un parque o en el supermercado es algo común en Suecia. El sistema actual permite que ambos padres permanezcan en casa con su hijo durante 480 días en total, mientras reciben una asignación del Estado. De estos 480 días, 60 debe tomarlos el padre o se pierden. “Durante los primeros 390 días, el progenitor que deja de trabajar recibe 80% de su salario de parte del Estado. Después de eso, pueden tomar hasta 90 días más de licencia a una tasa más baja de pago. Como resultado de los más recientes cambios, el máximo de días que una madre puede tomarse ha bajado de 420 días a 390 o, más o menos, de 14 a 13 meses”, esto quiere decir que cuando el bebé está llegando al año y cuatro meses de vida, ha pasado la mayor parte del tiempo con su papá y su mamá. ¿La finalidad? promover un reparto más equitativo de la licencia parental entre hombres y mujeres junto a un “bono de igualdad”: cuantos más días se compartan entre los padres, mayor será la bonificación: es posible recibir hasta 1.500 euros.
Al fotógrafo Johan Bävman (johanbavman.se) le cambió la vida cuando debió quedarse en casa con su pequeño. Esa experiencia la publicó en el libro “Papás suecos” que comparte en su sitio web con la siguiente presentación: “Un padre no es algo en lo que te conviertes en el transcurso de un día: estos retratos de padre e hijo resaltan el vínculo que se construye de manera única a través del tiempo que pasan juntos, argumentando así los beneficios de tomarse un tiempo libre del trabajo para la familia”.
Loui, un artista, se tomó un año de licencia para estar con su hijo Elling: “Nunca hubo ninguna discusión sobre quién debería quedarse con Elling. Siempre nos ha resultado evidente que dividiríamos el permiso parental de forma más o menos equitativa. Si no hubiera tenido la oportunidad de estar en casa con nuestro hijo durante casi un año, probablemente no habría sabido quién es él como persona y cuáles son sus necesidades”, expresó al sitio lensculture.com.
“Creo que es un paso natural que si has compartido las responsabilidades de manera más equitativa cuando el bebé es pequeño, haya una mayor probabilidad de que asumas más responsabilidad más tarde en caso de una separación de pareja. No podemos mostrar un vínculo directo pero ciertamente es más común ahora en Suecia ver a padres que comparten la custodia y los niños se alternan las semanas viviendo con uno y otro después de la separación”, explicó a la BBC Niklas Lofgren, de la Agencia de Seguro Social de Suecia, quien asegura que la igualdad paternal instituida antaño ha dado beneficios a largo plazo.
Un dato a tener en cuenta: según el Foro Económico Mundial, Suecia es hoy uno de los países con la menor brecha de género.