Un mensaje que invitó a terminar con las grietas

Un mensaje que invitó a terminar con las grietas

En el acto central de la Expo Tucumán, Murga reclamó consensos para construir el Tucumán del futuro. Jaldo coincidió con el titular ruralista y pidió trabajar en conjunto para alcanzar consensos.

EN LA EXPO. El presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, junto al gobernador interino, Osvaldo Jaldo. EN LA EXPO. El presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, junto al gobernador interino, Osvaldo Jaldo. FOTO TOMADA DE TWITTER.COM/RURALTUCUMAN

Qué distinto hubiese sido el destino de Tucumán si los principales representantes de la actividad pública y privada se sentaran en una misma mesa a construir consensos y encontrar soluciones a los problemas de la provincia.

Qué le hubiera deparado a una provincia si sus dirigentes se escucharan más y alcanzaran más los puntos de coincidencia que enfrascarse en las cuestiones sectoriales. Es la reflexión a la que anoche invitó el presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, durante el acto de apertura oficial de la 57 edición de la Expo Tucumán.

En el colmado salón Julio Argentino Roca que la entidad ruralista posee en el predio de Cevil Redondo, Murga expuso que en 50 años la provincia viene discutiendo la misma agenda, como cuando en aquel entonces el titular ruralista Adolfo López pedía al Gobierno que termine con la presión fiscal, mientras el Estado apostaba a la caña de azúcar para generar más fuente de empleos. Transcurrido ese medio siglo, nada ha cambiado. El actual titular ruralista señaló que, en la actualidad, el campo ha sido embestido por un Estado nacional que subía y subía las retenciones, que violentaba la propiedad privada, que distorsionó el mercado de granos y de la carne y ahora expuso a un sector del agro a aceptar un dólar diferencial y temporal. “El campo no es sólo la soja”, argumentó. Algo similar había planteado, con anterioridad, uno de los vicepresidentes de Confederaciones Rurales Argentina (CRA), Carlos Castagnani, cuando dijo que medidas como el “dólar soja” son desacertadas y meramente recaudatorias, que causan más problemas que ventajas. En ese camino, continuó, el Estado sólo genera más desconfianza con tantos cambios de reglas de juego. Esos dichos fueron acompañados con gestos por el recientemente reelecto presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, que también vino a Tucumán.

Los primeros aplausos de los presentes llegaron cuando Murga afirmó que la actual gestión nacional “prioriza el populismo por sobre el trabajo y la producción”. Y ratificó sus dichos acerca de que los hombres del campo no quieren quedarse en anuncios y en medidas coyunturales, sino que necesita planes de largo plazo para un país más productivo.

Mirando a los presentes, Murga captó la atención de todos cuando señaló: “en este lugar estamos todos los que toman decisiones. También el sector privado, como el Estado, tiene una enorme responsabilidad. Y no nos quedamos en la crítica, porque sería más de lo mismo”. En ese contexto, el dirigente exclamó que no debe jugarse con el Poder Judicial, en alusión al avance del oficialismo para incrementar el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Por sobre los hombres están las instituciones”, remarcó. Esas palabras fueron coincidentes con las que expuso Castagnani en su mensaje al afirmar que se deben “discutir las ideas porque nadie es el dueño de la verdad”.

Murga recordó que, en una charla reciente que mantuvo con un grupo de ateneístas, esos jóvenes le remarcaron que la solución no es abandonar la Argentina, sino buscar la manera de sacar adelante al país desde esta tierra. “Nos pongamos en sintonía con esos ateneístas y, así, por donde hay grietas, debe pasar una rastra para que, con mérito y con esfuerzo, la eliminemos en una tarea ardua, desde que sale el sol hasta que oscurece”, finalizó.

En la noche ruralista, no hubo lugar al desencuentro. En la mesa principal estuvieron, entre otros, Murga –líder de CREO- y el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo. También se ubicó el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero. En otras mesas, estuvieron espalda contra espalda, el intendente de la Capital, Germán Alfaro –acompañado de su esposa y senadora Beatriz Ávila y de funcionarios municipales- y el diputado radical Roberto Sánchez (ambos pugnan por la candidatura a gobernador dentro de Juntos por el Cambio). Entre ellos se ubicaron, además, los jefes municipales Sebastián Salazar (Bella Vista) y Alejandro Molinuevo (Concepción). En la cena de los gestos hubo otros que resultaron llamativos: la asistencia de la mayor parte del gabinete provincial y la distribución de los invitados que, en muchos casos, no comulgan políticamente. Por caso, se observó largas charlas entre el ministro del Interior, Miguel Acevedo, el fiscal de Estado, Federico Nazur, la secretaria general de la Gobernación, Silvia Pérez, el senador Pablo Yedlin, la diputada Rossana Chahla y, aquí la curiosidad, el diputado opositor Domingo Amaya, y el ex diputado radical José Cano; ambos integraron la fórmula que, en 2015, enfrentó a la dupla Juan Manzur-Osvaldo Jaldo. Hubo tiempo también para las chicanas, como la que tuvo como protagonistas a Campero y al líder de Fuerza Republicana, Ricardo Bussi, respecto de la posibilidad de volver a construir un espacio común dentro de la oposición, con un perfil más amplio.

En la noche ruralista faltaba la voz del Estado. Varios industriales, empresarios y dirigentes políticos reconocieron a LA GACETA que esperaban un duro discurso del vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo tras los reclamos del campo. Sin embargo, Jaldo adoptó una postura conciliadora. Llamó colega a Murga, porque es socio de la entidad ruralista a través de la producción tambera. Al instante, expresó que se sentía bien en ese ámbito y luego hizo una reconstrucción histórica de la Batalla de Tucumán. Jaldo aceptó la propuesta del anfitrión. “Tenemos que terminar con las grietas, que no suman. Y trabajar codo a codo”, indicó. El gobernador interino mencionó algunas de las acciones tributarias que se impulsaron para beneficiar al sector privado. Mencionó el caso de la alícuota cero para la actividad primaria, entre otros sectores. La mención de este beneficio causó comentarios en algunas mesas, porque, según reconocieron algunos industriales y productores, se trata de una medida temporal, que depende mucho más de la voluntad del poder político de turno que una acción integral para que el sector privado tucumano gane competitividad en la región, en el país y, en definitiva, en el mundo donde exporta.

Jaldo llamó a una tarea en conjunto para sacar a la Argentina adelante ante tantos desequilibrios macroeconómicos. Reconoció la tarea realizada durante la pandemia de la Covid-19 por la Sociedad Rural tucumana. Detalló que las exportaciones de la provincia crecieron un 20% interanual y que el desempleo bajó cinco puntos porcentuales al comparar el segundo trimestre del año pasado (12,4%) con igual período de este año (una tasa del 7,2%).

“De una vez por todas, debemos sentarnos a buscar el consenso para debatir qué país queremos para nuestros hijos y para nuestros nietos”, exclamó el gobernador interino al cierre de su discurso en la 57 edición de la Expo Tucumán.

Anoche, Murga puso la vara alta para que los representantes del sector público y de la actividad privada busquen cerrar la grieta y sentarse todos alrededor de una misma mesa para debatir los grandes problemas que aquejan a la sociedad. Jaldo recogió el guante y, en el salón Julio Argentino Roca, los presentes comentaron que aquella convocatoria es cuestión de tiempo, pero dejaron en claro que no debe darse por las urgencias electorales, mucho menos por las conveniencias sectoriales, sino en un marco de entendimiento general.

De los discursos a los hechos no hay un largo trecho, siempre y cuando prime la voluntad de alcanzar acuerdos para los próximos cinco años o 50 años. Sólo así, Tucumán podrá recuperar el protagonismo que, con los años, fue cediendo como eje del NOA, porque los otros distritos avanzaron en obras de infraestructura con mayor velocidad que en esta jurisdicción. Es un desafío colectivo que requiere de un diálogo genuino y frontal. Una cena sirvió como prueba de que los consensos son posibles, más allá de las diferencias políticas e ideológicas.

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