22 Septiembre 2022
La reacción de los tucumanos a la disposición que puso fin a la obligatoriedad del barbijo fue variada. Hubo quienes nunca lo usaron por completo y quienes no dejarían de llevarlo a todas partes, aunque ya no sea requerido. De una u otra manera, está claro que el uso del tapabocas, luego de más de dos años, logró convertirse en una costumbre que en algunos permanece.
“Creo que fui la que menos usó barbijo en todo este tiempo, tengo otro pensamiento. Siempre pensé que si me contagiaba, lo haría más allá de que me llene de alcohol. Hay gente que tomó muchas precauciones y se nos fue igual”, dijo Blanca Ruiz, mientras atendía su negocio en Barrio Sur.
Héctor Bravo, por el contrario, aseguró que para él siempre fue necesario. “Yo lo uso por prevención. Tengo enfermedades de base así que cuanto más me cuide, menor exposición al riesgo tendré. Todo lo que tenga ese fin tiene que ser aplicado y debe ser tenido en cuenta”, dijo. Además del casi permanente uso del barbijo, durante la pandemia limitó sus salidas, costumbre que permanece hasta hoy.
La medida resulta un alivio para Alicia Rosenberg, a quien le costó adaptarse por su problema de audición. “Hay timbres de voz que no se los escucha bien, sin barbijo leo los labios y puedo entender. Tuve que adaptarme y pedirle a la persona con la que hablara que se lo saque por un momento”, explicó. Además, contó que, por la pandemia, se acostumbró a lavar exhaustivamente las frutas y verduras con agua y lavandina antes de empezar a cocinar. “Siempre es bueno prevenir”, dijo.
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