21 Septiembre 2022
Desde su creación en el año 2017, el Juzgado de Ejecución Penal del Centro Judicial Concepción, a cargo de Alicia Merched, ha llevado adelante espacios de formación para que los internos de la Unidad N° 3 del Servicio Penitenciario adquieran herramientas y oficios que permitan su resocialización. En esta oportunidad comenzaron a producir bloques de cemento para la construcción.
Según explica la Merched, el proyecto fue creado por dos responsables que están terminando de cumplir sus condenas y tuvo un gran éxito en la comunidad local. Además de la demanda para construcciones particulares, los internos ayudaron a levantar los muros externos del penal y diversos espacios que contienen otros talleres.
Esta iniciativa, que funciona bajo la forma de un micro emprendimiento, se suma a los otros servicios que se brindan en el penal: unidades productivas; talleres de carpintería, de montaje, de mecánica, de albañilería y de plomería; instalaciones eléctricas domiciliarias; lavadero de autos; talabartería; fabricación de placas de yeso anti humedad y para cielorrasos; preparación de flores y plantas para la venta; herrería; panadería, y una huerta que también provee de alimentos a la cocina del penal.
“El aprendizaje de un oficio con salida laboral complementa el afianzamiento socioeducativo que reciben los internos, lo que se evidencia en la cantidad de personas inscriptas en los distintos niveles de la educación formal (primario, secundario y terciario)”, relata la magistrada.
Asimismo, algunos internos que están encuadrados en el último tramo de su condena y cuentan con una evaluación de conducta excepcional, conformaron un proyecto de servicios generales. Con este emprendimiento, la cuadrilla ofrece servicios de albañilería, cloacas, electricidad, carpintería, herrería, etc. en domicilios de la zona.
Bajo esta modalidad, las personas que tienen su oficio prestan también asistencia para las actividades de mantenimiento y mejora edilicia del penal, lo que redunda en un beneficio para toda la comunidad.
Los productos que fabrican son expuestos en los días de visita y, muchas veces, ofrecidos a la venta al público con ayuda de sus propios familiares, a quienes se destina lo recaudado. Al respecto, uno de los emprendedores a cargo de la bloquera reflexionó sobre la importancia de la iniciativa, en la que buscan aplicar lo que saben y también “enseñar un oficio para que los jóvenes no vuelvan a delinquir, reforzando la idea de que se les debe generar una salida laboral para armar un servicio completo: de venta y colocación. Que los chicos salgan a hacer algo, porque cuando estamos libres no nos dan trabajo, pero nosotros construimos nuestro propio producto y adquirimos así el oficio. Es muy importante poder hacerlo y tener también cómo ayudar a otros”.
Como destaca la jueza, el propósito de estos espacios es estimular a los internos para que aquellos que tienen sus oficios puedan continuar trabajando mientras cumplen sus condenas y también enseñen a sus compañeros algo que puedan llevarse con ellos. “No se puede ser tan tajante con la ley cuando estás viendo que la persona va más allá y tiene el impulso”, concluye.
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