David Alire García
Agencia Reuters
Un intento de asesinato contra la vicepresidenta en Argentina y brotes de violencia relacionados con las elecciones en Brasil han surgido como las últimas señales del creciente descontento político en América Latina, creando un ambiente complicado para los líderes de todas las tendencias.
El escenario político de la región se ha complicado como consecuencia de la pandemia, la guerra en Ucrania, la espiral de la inflación y el temor a una recesión mundial.
Todas estas dificultades han afectado los bolsillos de los votantes en una de las regiones más desiguales del mundo, lo que ha profundizado las diferencias políticas antes de elecciones clave y, en algunos países, parece poner en peligro la propia democracia.
“Me parece que hay mucho más extremismo”, dijo la encuestadora independiente Mariel Fornoni, en referencia a la situación política en la región. “Me parece que refleja la ineficiencia de muchos gobiernos de atender demandas de la ciudadanía”.
Mientras el presidente de Argentina, Alberto Fernández, se esfuerza por contener la galopante inflación, que se aproxima al 100% este año, y el líder de izquierda chileno, Gabriel Boric, se lame las heridas después de la derrota en el referendo sobre la reforma constitucional, la oposición de derecha se ha endurecido en ambos países.
En las elecciones de Brasil, donde el ex presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva es el favorito, la base de apoyo del mandatario de extrema derecha Jair Bolsonaro podría sembrar la semilla de una oposición amenazante para el ex líder sindical.
Carlos Alvarado, ex presidente de Costa Rica, dijo que la polarización es una tendencia en toda la región. “Los discursos de división más sencillos, mas simplistas, e incluso populistas, llaman mucho la atención y llegan a las emociones de las personas en un contexto donde también la gente tiene un alto grado de frustración, de inseguridad jurídica, desigualdad, inflación”, señaló.
Los tropiezos del gobierno peronista de Argentina han puesto de manifiesto la “grieta”, el término que suele utilizarse para referirse a la política cada vez más polarizada del país.
Los votantes de Brasil, otro país fuertemente dividido, afrontan la primera vuelta del 2 de octubre entre Bolsonaro y Lula
La recta final de la campaña se ha visto empañada por la violencia política, incluidos dos asesinatos. Bolsonaro, al igual que el ex presidente estadounidense Donald Trump hace dos años, ha sugerido que sólo puede perder si hay un fraude electoral masivo.
En Perú, el presidente izquierdista Pedro Castillo, que asumió el cargo hace poco más de un año, ha sido sometido una investigación de corrupción en medio de la caída de sus índices de aprobación.
Y en Colombia, aunque el resultado de la segunda vuelta de junio fue pacífico, los dos principales candidatos, incluido el victorioso presidente de izquierda Gustavo Petro, denunciaron haber recibido amenazas violentas durante la campaña.
En Cuba, Venezuela y Nicaragua, los gobiernos afrontan constantes denuncias de represión y violaciones a los derechos democráticos básicos.