Hacia la occidentalización del kirchnerismo

Hacia la occidentalización del kirchnerismo

Más por necesidad que por convicción política.

Hacia la occidentalización del kirchnerismo
18 Septiembre 2022

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com

1.- Cumbre “Doctora-Ángel”

Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, la pifia si rechaza la invitación a dialogar con La Doctora.
Está seguro que la fuerza política que lidera tiene ya en el bolso la elección de 2023. Con la presidencia para quien El Ángel indique.
Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, el que tiene los fierros, transformado en el rival interno para reducir con ninguneadas.
O la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien. Dama que pasó de ser instrumento a ser competidora. Y ahora pasó a ser un problema principal.
“Solo con la Constitución sobre la mesa”, dijo El Ángel con tono de desplante.
Aunque “nada tenga para hablar con el kirchnerismo que destruyó el país”.
Pero como un caballero debería sentarse. Asumir el riesgo de la fotografía.
Legitimarse como uno de los dos líderes blanqueados.
En el reino de la máscara, cuando un gobernante llama a dialogar al opositor, se cree que es para arrastrarlo en su fracaso. Envolverlo con el abrazo del oso.
En Argentina, el que quiere dialogar siempre pierde.
Y aquel que accede a la utopía del diálogo muestra -se cree- cierta debilidad.
Corresponde entonces la rutina preferencial del agravio.
Pero si se produce la Cumbre “Doctora-Ángel” está planteada una negociación.
Podría mantenerse, por ejemplo, la extravagancia electoral de las PASO, ese lujo ostentoso que ayuda a resolver técnicamente la interna opositora, hoy la cambista.

2.- El Viraje

El portal cumple con el plazo de gracia de 30 días otorgado al renovado gobierno de La Doctora que encabeza, en la práctica, el ministro Sergio Massa, El Profesional.
Con el apoyo reforzado del Protectorado La Cámpora. Con la administración diaria de Juan Manzur, El Menemcito, y la resignación crítica del presidente Alberto Fernández, El Poeta Impopular. U Otálora.
El Profesional, avalado por La Doctora, atraviesa positivamente la gracia. Aprueba con el impresionante objetivo histórico de occidentalizar al kirchnerismo.
A su derecha, la faena desorienta a la suma de fragmentos de Juntos por el Cambio.
Conglomerado que lidera la imagen de El Ángel (pero con los fierros aportados por el caudillo urbano Larreta).
Completa el aporte territorial del radicalismo, hoy neurológicamente estimulado por Facundo Manes, Cisura de Rolando. Junto al insumo deteriorado de la transparencia aportada por los reportajes a la señora Elisa Carrió, La Derrotada Exitosa.
El conglomerado opositor se agota con los peronistas perdonables y en desuso que se reconstruyen a través de Miguel Pichetto, El Lepenito.
Pero la faena desorienta, a su vez, a su izquierda.
Sectores categóricos del Frente de Todos que adhieren a la Revolución Imaginaria del kirchnerismo que toman con seriedad. Deben ser ideológicamente contenidos por la súbita menemización que no comparten.
Por ahora, asimilan forzadamente el viraje como una necesidad coyuntural.
De ningún modo como un reflejo de convicción política.
Lo justifican porque La Doctora se encontraba acorralada, perseguida por los pecados oprobiosos para la Justicia y los números fatales de la economía.
Se daba cuenta que no podía continuar como la máxima exponente del gobierno desastroso que producía pifiadas memorables y se quedaba sin dólares.
Al borde de los 70 años, no podía insistir con la impostura de una lideresa populista y revolucionaria.
Como una heroína resistente que apoyaba a los peores gobiernos del barrio.
Fácil de ser atacada por «conducir hacia Venezuela, Cuba o Irán».
Los cambistas la necesitaban impresentable. No para competir por la mercadería occidental.
El dulce atentado de algodón de los peligrosos marginales con afán de trascendencia le facilitó a La Doctora la oportunidad para agilizar el cambio que ya estaba, en efecto, decidido.

El Profesional clavaba la garrocha del gobierno en Buenos Aires para elevarse hacia Washington y clausurar acaso para siempre con la superstición del kirchnerismo rebelde y rellenar la heladera de dólares.
Pudo mostrarse solidario con Claver Carone, El Cubanito del BID que supo amargar al Poeta Impopular, y al renunciado Gustavo Beliz, Zapatitos Blancos.
El Profesional pudo iniciar, con algún auspicio político, las relaciones sensuales con las señoras Janet y Georgieva, damas venerables del Tesoro y del FMI.

3.- El compañero Stanley

“Por Dios y por la virgen” -en especial por la falta de profesionalismo de los sicarios-. La Doctora sigue “viva”.
Y El Ángel fue de los primeros en repudiar el atentado de algodón de Los Inútiles de Fellini.
Ambos polos -La Doctora y El Ángel- parecían seguir el consejo de Marc, el amigo americano.
El compañero Stanley había coincidido sin interferencias con el proyecto de Larreta, la obsesión interna de Macri.
Estimulaba la urgente confección del consenso que Larreta solía recitar en sus presentaciones. Pero aconsejaba tener el consenso de inmediato, sin aguardar la eternidad de dos o tres años. Para aprovechar el momento inapelablemente histórico que el país, en el fondo, no merecía. Pero le llegaba regalado.
Debían aprovechar para ponerse de acuerdo en reglas básicas que permitan la recuperación del país que se tutea con la quiebra, pero en simultáneas condiciones de suministrarle al mundo lo que necesita. Desde energía hasta alimentos.
Solo hacía falta un poco de sentido común, fingir amistad, agregar algo de criterio elemental, plantear objetivos comunes y que sean facturados después por el ganador de las elecciones. No es tan difícil.
Pero lamentablemente el impulso se agotó en la ráfaga.
Los opositores lo ven rendido al oficialismo. Se impone masacrarlos con renovada tenacidad, aunque sean estampillados como divulgadores del “discurso del odio”.
Sumida por el misticismo energético de la fe, La Doctora reza, medita. Divulga por intermedio de El Incomparable Godfrey, Oscar, que está preparada para hablar con El Ángel.
Hasta, inclusive, de mantener las PASO. O eliminarlas.

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