Gabriel Nicolás Carrizo, el jefe de la denominada “banda de los copitos”, negó la acusación que pesa en su contra a partir del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y dijo que el mensaje que lo compromete fue “una broma”. A pesar de los dichos del acusado, las pruebas que la Justicia recuperó de su teléfono celular reflejan ribetes más oscuros.
Los mensajes permiten visualizar que Carrizo, el cuarto detenido en el marco de la causa, estaba al tanto de la preparación de un atentado contra la presidenta de la Cámara de Senadores, pero al mismo tiempo estaba visiblemente enojado con Fernando Sabag Montiel por haberse adelantado y dificultar el plan original de la banda.
Fuentes cercanas a la investigación precisaron que en un intercambio de mensajes con su hermana, Carrizo afirmó que tenía un “grupo de trabajo” que dijo que rondaría las 90 personas involucradas en la trama para matar a la líder del Frente de Todos –la “puta”, como la calificó-, y que tras el atentado fallido evaluaban los pasos a seguir. En este escenario, la Justicia también tiene en cuenta que Carrizo ofreció otra versión ante las cámaras de televisión. En esa oportunidad, el detenido dijo que no sabía nada sobre lo ocurrido, que Sabag Montiel los había sorprendido, que él y sus amigos sólo querían trabajar, pero que los estaban amenazando. Ahora, los mensajes muestran otra faceta suya: que Carrizo planeaba otro atentado para la semana siguiente, según detalló La Nación.