Las salas de espera de los aeropuertos suelen ser lugares de encuentros casuales, de diálogos por compromiso y de revelaciones. En esos minutos antes del embarque, y mucho más en una estación tan chica como la tucumana, los pasajeros se mezclan entre los asientos, organizan filas desordenadas y se amontonan unos con otros. Claro, ese entrevero puede ser mucho más jugoso cuando se trata de política, porque es el momento en el que oficialistas y opositores, inexorablemente, se ven obligados a compartir.
En esta semana, Tucumán fue noticia el jueves por un vuelo que debía salir desde Aeroparque y que fue demorado por una supuesta amenaza de bomba de un pasajero enojado. Sin embargo, hubo otros viajes que marcaron el pulso de la actividad institucional provincial. Los primeros tuvieron lugar el martes 13. Haciendo caso omiso al refrán “ni te cases ni te embarques”, esa mañana partieron bien temprano en el avión oficial el gobernador interino Osvaldo Jaldo y sus dos compañeros recurrentes, el intendente bandeño Darío Monteros y el funcionario Marcelo Caponio. Un rato después lo hizo otra decena de dirigentes locales, en un vuelo de línea. Antes del despegue, en ese primer piso chico y asfixiante del Benjamín Matienzo, antes de caminar por la manga viejos y actuales rivales se vieron obligados a departir o a intercambiar saludos, al menos. El senador oficialista Pablo Yedlin y el intendente opositor Germán Alfaro con su esposa, la senadora Beatriz Ávila, por ejemplo.
Después, tras el aterrizaje, la realidad vuelve a enfrentarlos y los objetivos de cada viajero se esparcen entre los despachos de Buenos Aires. Lo interesante es que lo que se habla en esas reuniones luego repercute en Tucumán. Así, por ejemplo, se pasó de oído a oído el detalle de lo que dicen los encuestadores Federico Aurelio y Hugo Haime respecto de 2023, la diferencia entre porcentaje de votos para unos y otros según cuáles fórmulas se enfrenten y hasta cómo se daría -y entre quiénes- la lucha por la sucesión en San Miguel de Tucumán. Hay opositores, como el radical José Cano, que volvió más entusiasmado con su anhelo municipal; y oficialistas más convencidos de que la diputada Rossana Chahla debe enfocarse en la Capital. También con la convicción de que el binomio Jaldo-Juan Manzur es el que debe competir, pero que los resultados pueden variar .y mucho- según se ponga enfrente un voto Alfaro-Roberto Sánchez; Sánchez-Alfaro o Sánchez-Mariano Campero.
Hay otros que regresaron impactados porque entre los gobernadores del Norte, que estuvieron el jueves en un almuerzo en la embajada de Estados Unidos, se habla cada vez con mayor naturalidad de la conveniencia de suspender las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del año que viene. Hay especulaciones múltiples que chocan con una realidad: para avanzar, es necesaria una ley del Congreso y el Frente de Todos no cuenta con los números para imponerse en ambas cámaras. Sin embargo, hay mandatarios y legisladores nacionales optimistas. Claro, saben que el sistema de PASO en esta ocasión se ajusta a las necesidades de Juntos por el Cambio. Es que en la coalición opositora asoma al menos un póker de precandidatos con intenciones de disputar la postulación presidencial: Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Gerardo Morales. En cambio, en la alianza que gobierna sólo les queda prender velas para que el plan económico de Sergio Massa dé resultados.
Curiosamente, a Manzur no le conviene que el tigrense tenga éxito porque se le achican las posibilidades de colarse en una fórmula del FdT. El razonamiento es sencillo: si Massa se instala como candidato, es inevitable que Cristina Fernández de Kirchner elija al vice. ¿Por qué habría de optar por el jefe de Gabinete por encima de suyos como Eduardo “Wado” de Pedro, Áxel Kicillof o Jorge Capitanich, por citar algunos? La llegada del líder del Frente Renovador al gabinete desdibujó a Manzur en el tablero nacional, a tal punto que muchas personas que fueron a golpearle la puerta para que les firmara expedientes atrasados aseguran haberse ido varias veces sin respuesta. En cambio, afirman que sí las obtuvieron en la oficina del vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, un abogado de extrema confianza del presidente Alberto Fernández.
Manzur, al menos suma en su haber esta semana una cena llena de elogios con el Presidente. Fue en la casa del diputado Eduardo Valdez, el miércoles, luego de que superara la extensa exposición en el Congreso.
Desparramo opositor
Alfaro dedicó sus horas en la capital del país a estrechar sus vínculos con el jefe de Gobierno porteño y así afianzar sus chances de liderar la fórmula opositora en Tucumán. Incluso, su estadía allí coincidió con dos episodios que generaron un desparramo nacional dentro de Juntos por el Cambio.
El primero fueron los dichos del consultor estrella de Macri, Jaime Durán Barba; y el segundo la foto “federal” que consiguió en Recoleta. El especialista ecuatoriano, con quien el alfarismo ya mantuvo conversaciones, dijo sin tapujos que en una eventual interna abierta, Rodríguez Larreta puede vencer al ex presidente de la Nación. Con ese preámbulo, el alcalde porteño fue anfitrión de un evento que sacudió los cimientos de JxC. Reunió a más de un centenar de referentes provinciales, entre senadores y diputados, y envió una señal de poderío territorial fuera de CABA y de provincia de Buenos Aires a sus contrincantes internos. Entre otros, estuvieron Claudio Poggi (San Luis), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Luis Juez (Córdoba). Alfaro fue “el” invitado de este distrito, en un gesto que suma presiones a la compulsa tucumana por el armado de la fórmula. En este juego de figuritas, vale recordar que el intendente ya presume de su foto con el jujeño Gerardo Morales (titular de la UCR) y que sus adversarios locales Sánchez y Campero lo hacen con un retrato al lado de Macri, de Bullrich y del radical Alfredo Cornejo.
Más allá de este histeriqueo, los oficialistas y opositores que viajaron esta semana volvieron más seguros de que, de una u otra manera, Alfaro y la dupla Sánchez-Campero llegarán dentro de un mismo espacio a la elección de junio. Por las presiones nacionales, porque así lo sugieren las encuestas y porque, sobre el filo de las definiciones, el instinto de supervivencia de cada uno de ellos prevalecería por sobre los egos personales. Con ese convencimiento, operadores de uno y de otro sector comenzaron a tender puentes para lograr una foto entre Alfaro y Sánchez.
No obstante, por ahora no hubo ni siquiera mínimos avances. De hecho, el aeropuerto de Ezeiza sintetizó en la mañana de este viernes cuál es el grado de cercanía y de confianza que mantienen el intendente y el diputado. Ambos coincidieron en el primer vuelo de regreso a Tucumán, pero apenas se saludaron con un apretón de manos antes de abordar el avión. Casi por compromiso.