La citricultura argentina es una actividad productiva con un importante aporte a las economías regionales. Se desarrolla en dos zonas agroecológicas bien diferenciadas: el NOA -principalmente limones, pero también naranjas y pomelos-, y el NEA, con producción de cítricos dulces -mandarinas y naranjas- y, en menor medida, limón. “De una producción anual estimada en 3,56 millones de toneladas se destaca la participación del limón con el 57% principalmente de Tucumán”, explicó Gustavo Dadda, coordinador de Protección Vegetal de la regional NOA-Sur del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), durante una jornada citrícola que organizó la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
Dadda expuso las estadísticas campaña 2022 del programa de certificación de cítricos para Unión Europea (UE) y otros mercados.
“Se puede decir que un 25% de las frutas que se exportan desde la Argentina es cítrica. Y en los últimos años se exportaron a 82 países distintos, de todos los continentes. El cítrico más exportado es el limón con una participación del 65%, seguido por la naranja (21%) y la mandarina (12%)”, dijo.
El programa de Certificación de Fruta Fresca Cítrica a destinos que tienen alguna restricción cuarentenaria se implementa en Tucumán en el marco de una coordinación conjunta con la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino (Afinoa), con el soporte técnico y de laboratorio de la Eeaoc. Y se están realizando gestiones para sumar a la Dirección de Agricultura de la provincia. En cuanto a los destinos con trazabilidad Senasa, la UE sigue siendo el principal, seguido por EEUU, que creció el 221%. Y algunos mercados emergentes están tomando más protagonismo, como China, México o Brasil. “Para esta campaña, en Tucumán se inscribieron 29.204 hectáreas (ha) para UE, y 34.105 ha para EEUU; y se van exportando 172.850 toneladas”, dijo Dadda.
En un mundo tan competitivo, con mercados cada vez más exigentes, el Senasa busca garantizar el cumplimiento de los distintos requisitos fitosanitarios de los países importadores, para promover un comercio seguro y para continuar con el objetivo estratégico de expansión, manteniendo los mercados existentes y gestionando la apertura de otros.
Estas acciones se dan en el marco de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria, un tratado intergubernamental en el cual 182 países están representados por su organismo nacional de protección fitosanitaria -en la Argentina, la Dirección Nacional de Protección Vegetal del Senasa-. Tiene como fin proteger los recursos vegetales del mundo de la propagación e introducción de plagas, finalizó Dadda.