Alejandro Casar González: "La violencia en el fútbol es un gran negocio”

Alejandro Casar González: "La violencia en el fútbol es un gran negocio”

El investigador y columnista de La Nación habló sobre el tema de las barras bravas en Panorama Tucumano.

LIGA EN PROBLEMAS. Los episodios de violencia se multiplican en las canchas del fútbol tucumano. LIGA EN PROBLEMAS. Los episodios de violencia se multiplican en las canchas del fútbol tucumano.
15 Septiembre 2022

La violencia en el fútbol fue uno de los temas de los que má se habló en las últimas semanas en Tucumán. A los continuos incidentes de agresiones, amenazas y robos que se produjeron en las canchas del fútbol liguista, se le sumó la muerte de Manuel “Berenjena” López el lunes por la tarde, en la previa del partido entre San Martín y Belgrano, a 150 metros del estadio. En una entrevista con el programa Panorama Tucumano, el periodista e investigador Alejandro Casar González habló sobre diferentes aristas de la violencia que envuelve al fútbol, a la que definió en un primer momento como “un gran negocio”.

“Cuanto más miedo infunde una barra brava, más protección necesitás para la gente que va a la cancha. Y para eso, se necesitan más efectivos policiales. Además, hay muchos otros negocios donde se mueve mucho dinero: seguridad en recitales, trapitos, venta de alimentos y de bebidas, incluso pasajes para un Mundial. De eso estaremos hablando en los próximos meses: de cuáles barras piensan ir a Qatar. Hay muchos negocios satelitales que caen en sus manos. Y cuando la dirigencia política necesita reclutar gente, ¿adónde la busca? En las barras bravas”, apuntó Casar González, autor del libro “Pasó de todo”, donde aborda los vínculos entre los organismos de fútbol y los gobiernos.

Por otro lado, el columnista del diario La Nación se refirió a los beneficios de pertenecer a esos grupos que controlan las tribunas de los clubes. “Ser barrabrava te da una sensación de pertenencia. Y cuanto más escalás dentro de esa estructura, más beneficios tenés. Por ejemplo, no pagar entrada o tener mayor participación en los negocios que manejan. Incluso hasta sacarse fotos con la gente: hay barras que son casi celebrities en este país. Da lo mismo que tengan 15 causas penales”, graficó.

Casar González considera que, antes de pensar en una posible solución, es necesario un primer paso ineludible: aceptar el problema. “Hay que sincerarse, para empezar. Mientras vivamos negando la violencia en el fútbol, no se podrá solucionar nada. Hace décadas que venimos con este problema, y lo peor es que se va haciendo cada vez más grave”, advirtió.

El vínculo entre las barrabravas y la clase política es uno de los puntos centrales de la cuestión. “¿Cuántas veces investigamos y contamos cosas sobre eso? Y todo sigue igual. La sensación es que, mientras no haya una decisión política real de solucionarlo, la violencia seguirá estando. La violencia genera miedo, y el miedo contribuye a otro negocio paralelo, que es el de los operativos policiales”, aseguró.

Sobre este último punto, fue más allá. “Hay operativos policiales que tienen errores flagrantes y los responsables siguen ahí. En cualquier país serio, el jefe de un operativo que falla renuncia inmediatamente. En Argentina no. Por ejemplo, en la final de la Libertadores entre River y Boca, todo el mundo vio lo que pasó. El micro de Boca apedreado y los jugadores heridos. ¿Cuantos detenidos hubo? Uno solo. También recuerdo las semifinales de la Copa de la Liga entre Racing y Boca. Un hincha salió en la tele contando con orgullo cómo había entrado a la cancha con la calavera de su abuelo. ¿Cómo un control va a permitir eso? En la medida de que el fútbol no se haga cargo de sus errores y siga diciendo que los muertos que aparecen afuera del estadio no son suyos, seguiremos en la misma siempre”, recalcó.

Si bien la violencia en el fútbol no es un fenómeno argentino, Casar González considera que modelos exitosos como el de Inglaterra resultan inaplicables en nuestro país. “Primero, porque somos sociedades muy diferentes. Segundo, porque el fútbol inglés se convirtió en un evento elitista, con entradas de precios muy altos. Y tercero, porque hubo una decisión política, cosa que acá no hay”, comparó.

Por último, Casar González contó que cuando se enteró del homicidio en La Ciudadela, sintió una paradoja: se asombró de su falta de sorpresa. Y lo explicó así: “hace 20 años, cuando me enteraba de algo como esto, me entraba como un escalofrío. Hoy ya estoy como anestesiado, porque es moneda corriente escuchar sobre tiroteos, encontronazos y balas en el fútbol”.

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