Por primera vez en la Argentina, una empresa comenzó a probar la semana laboral de cuatro días. Se trata de una tendencia en alza en diferentes partes del mundo, como Bélgica, el Reino Unido o los Emiratos Árabes. La pionera es la multinacional japonesa Ricoh, cuyos 200 empleados argentinos cuentan hoy con el mismo sueldo que dos meses atrás, cuando comenzó la experiencia piloto que concluye a fines de este mes.
A través de un comunicado, la compañía expresó que su propósito es la realización a través del trabajo. "Este concepto impulsa varias acciones enfocadas en el bienestar de los colaboradores", indicaron. Según el mismo texto, en distintas partes del mundo los resultados de productividad de los empleados han sostenido los beneficios de esta modalidad.
"La realidad es que el mercado laboral es cada vez más diverso. Empresas y empleadores deben repensar sus estructuras de trabajo y adaptarse al cambio constante", introduce Graciela Chamut -magister en dirección ejecutiva de empresas y una de las especialistas que en este artículo nos ayudará a debatir al respecto-.
Lo primero que plantea la psicóloga es que la tendencia mundial se inclina por achicar las horas laborales, pues se ha visto que la eficiencia no se encuentra ligada a la cantidad de horas. Al contrario -explica-, cuanto más prolongada es la jornada, más prolongados son los tiempos muertos, como el cafecito, la salida al quiosco o el almuerzo. "La productividad tiene que ver con la motivación y con las capacidades del asalariado", dice.
Además, Chamut apunta enseguida otro factor: "cuando el trabajador cuenta con horas para su vida personal, se siente satisfecho. "Y esa satisfacción incide en su trabajo. Es muy importante que la gente tenga un trabajo que le guste y que le permita destinarse a otros aspectos, como la familia, los amigos y los hobbys". Por último, cuando se le pregunta cómo vislumbra el vínculo entre las nuevas generaciones y el trabajo, contesta que el nivel de lealtad que hubo desde los años ´50 y hasta los años ´80 es difícil que regrese.
También María Laura Colque -gerenta de Escencial Consultora y presidenta de la Fundación para el Desarrollo Profesional- aporta su mirada al respecto. Ella considera que una jornada laboral de menos días es viable si cuenta con acompañamiento de tecnología. "Sólo con los sistemas adecuados y las capacidades de producción, se puede pensar en esa situación", apunta.
De manera coincidente, José María Blunda -psicólogo y director de una consultora de recursos humanos- expresa que le cuesta creer que en Argentina pueda existir una relación directa entre la disminución de días laborales y el incremento de la productividad, dados los problemas de baja competitividad. "Me parece que nuestra realidad es más parecida a la de España, país que tiene la mayor cantidad de horas laborales al año, precisamente por el bajo nivel de productividad", compara, durante una charla con este diario.
Los indicadores del rubro servicios, por citar un caso, demuestran que la Argentina ha caído en sus niveles, ejemplifica el especialista, mientras que otros países de la región, como Perú Chile o México han incrementado sus tasas. "Quizás el desafío más grande pasa por apelar a otros satisfactores, como el trabajo remoto con el objetivo de eludir los tiempos de traslados", concluye Blunda.
En febrero de este año, los partidos que integran la coalición gobernante en Bélgica pactaron llevar adelante una reforma laboral inédita, que permite concentrar la jornada semanal en cuatro días. La medida busca una mejor conciliación de la vida laboral y familiar, y da la posibilidad de que el empleado opte por trabajar cuatro días sin que esto suponga una reducción de las horas totales semanales.
En España, hace unos meses el Ministerio de Industria inició un trámite para que 150 empresas prueben el sistema. Incluso circula una propuesta oficial que implica dar ayudas de entre 2.000 y 3.000 euros por trabajador. En Gran Bretaña, unas 70 compañías arrancaron en junio con una semana laboral de cuatro días. En diciembre del año pasado, los emiratíes se convirtieron en los primeros habitantes del mundo en establecer una semana laboral de cuatro días y medio en todas sus entidades del gobierno.
En nuestro país, actualmente circulan dos proyectos al respecto: el de Claudia Ormaechea -diputada del Frente de Todos y dirigente de la Asociación Bancaria- y el de Hugo Yasky -legislador también del oficialismo y secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA)-. El primer escrito plantea una jornada máxima de seis horas y un tope de 36 horas semanales; el segundo propone una semana con un máximo de ocho horas diarias y no más de 40 horas semanales.