Conocida por su fuerte carácter y por el discreto cumplimiento de sus funciones monárquicas, la princesa Ana raramente expresa sus emociones en público. No obstante, la hija de Isabel II no pudo esconder su tristeza mientras acompañaba a su madre en su último viaje.
Mientras Carlos III cumplía con sus primeras obligaciones monárquicas en Londres, Ana, visiblemente afectada, fue la encargada de seguir el cotejo de seis horas desde el castillo de Balmoral hasta Edimburgo.
Además, la Princesa Real (título que ostenta desde 1987 como hija mayor de la monarca) marchó al lado del rey Carlos III y de sus dos hermanos durante la procesión que llevó el ataúd de Isabel II del castillo de Holyrood hasta la catedral de Saint Giles.
En un comunicado, este martes, Ana dijo que tuvo “la suerte de compartir las últimas 24 horas de vida” de su madre. Tanto ella como su hermano Carlos fueron las dos personas que estuvieron al lado de la reina durante sus últimos minutos en el castillo de Balmoral.
“Ha sido un honor y un privilegio acompañarla en sus últimos viajes. Ser testigo del amor y el respeto mostrado por tantos en estos viajes fue a la vez aleccionador y edificante”, mencionó en su primera declaración desde la muerte de Isabel II.
Y añadió: “es posible que se nos haya recordado cuánto de su presencia y contribución a nuestra identidad nacional dábamos por sentado. También estoy muy agradecido por el apoyo y la comprensión ofrecidos a mi querido hermano Carlos al aceptar las responsabilidades adicionales de la monarquía”.
A los 72 años, el papel de Ana en la monarquía puede cambiar ya que Carlos III, podría encontrar en ella un respaldo en el inicio de su reinado.