La constitución británica establece que un soberano accede al trono en el momento en que muere su predecesor, antes incluso de ser proclamado ante el pueblo, y no hay interregno. Por esa razón, Carlos, hasta ayer Príncipe de Gales, es ya Carlos III de Inglaterra y de los otros 14 territorios de la Corona, como lo fue su madre, Isabel II. El nuevo monarca es proclamado oficialmente rey o reina por un órgano especial llamado Consejo de Adhesión, al que se convoca a los miembros del Consejo Privado, un grupo de cientos de consejeros reales, incluidos miembros del gabinete.
El Consejo Privado se convoca a una sesión en pleno solamente para el ascenso de un nuevo soberano o cuando el monarca anuncia su intención de casarse, un acontecimiento de gran importancia dada la base hereditaria de la monarquía.
Al Consejo de Adhesión, que proclama al nuevo soberano, también están invitados los Lores Espirituales y Temporales (es decir, los obispos de la Iglesia de Inglaterra que se sientan en la Cámara de los Lores, junto con los Pares laicos del reino) y los altos comisionados de las naciones de la Commonwealth (la comunidad de países asociada al Reino Unido).
La coronación del soberano, que en realidad no es más que un procedimiento de ratificación formal, sigue a la adhesión tras un intervalo de luto. La reina Isabel II fue coronada en junio de 1953, 16 meses después de la muerte de Jorge VI.
La coronación debe tener lugar en la abadía de Westminster, en el centro de Londres, en presencia de políticos, personalidades públicas y representantes de países de todo el mundo.
El soberano reina por gracia de la Ley de Instauración de 1701, que establece las normas de sucesión, y que decreta que sólo pueden acceder al trono los descendientes protestantes de una nieta de Jacobo I de Inglaterra, la princesa Sofía, electora de Hannover. Durante casi 200 años los reyes ingleses fueron apellidados Hannover.
Cuando la reina Victoria se casó con Alberto, la familia real inglesa pasó a ser Sajonia-Coburgo-Gotha, un nombre inconveniente cuando se desató la Primera Guerra Mundial y el sentimiento antialemán crecía en las Islas Británicas. En 1917, durante el reinado de Jorge V, la familia adoptó el nombre de un lugar vinculado con la realeza en Inglaterra desde el tiempo de los normandos. Así fue como eligieron Windsor, un gesto que el pueblo inglés agradeció.
Hasta una nueva ley de 2013, estar casado con una católica romana también impedía a un miembro de la realeza ocupar un lugar en la línea de sucesión. Hasta ahora, un católico sigue sin poder convertirse en monarca.
La legislación de 2013 también eliminó la precedencia de la línea masculina. Así, un miembro de la realeza nacido después del 28 de octubre de 2011 no quedaría eliminado de la sucesión al trono por razones de género.
El cónyuge del soberano fallecido no juega un papel en la sucesión. El papel oficial del consorte en la perpetuación de la dinastía termina con el acto de procreación.
Excepto en el caso único de Guillermo III y María, que gobernaron conjuntamente, el monarca reina solo. Las esposas de los hombres de la realeza reciben el rango y el estatus de sus maridos, pero los consortes masculinos de las mujeres de la realeza no tienen derecho automático a un título.
Tradicionalmente, se considera que el soberano personifica el Estado que encabeza y simboliza un vínculo común entre los países que componen el Reino Unido.
Por derecho, el soberano es jefe del Ejecutivo, parte integrante del Legislativo, jefe del Poder Judicial, comandante en jefe de las fuerzas armadas y gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra. En los hechos, el soberano sella las decisiones del gobierno y reina a través de la voluntad del Parlamento. El monarca convoca y prorroga el Parlamento, e invita al líder del partido político que ha ganado las elecciones generales a ser primer ministro y formar un gobierno.
El soberano británico es también jefe de la Commonwealth de naciones que surgió del imperio británico y jefe de Estado de otros 14 países: Se trata de Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Islas Salomón y Tuvalu.
Repercusiones: “Una página de la historia”
En Washington, la bandera estadounidense se izó a media asta por el fallecimiento de una monarca cuyo legado, según el presidente Jose Biden, “ocupará un lugar destacado en las páginas de la historia británica y en la historia de nuestro mundo”. La flamante primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, escribió: “La reina Isabel II fue la roca sobre la que se construyó la Gran Bretaña moderna. Nuestro país ha crecido y florecido bajo su reinado”. La presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen; el titular de Naciones Unidas, Antonio Gutérres; el Papa Francisco; el presidente de Francia, Emmanuel Macron también manifestaron su tristeza por la muerte de la monarca más longeva de la Europa moderna. Pedro Sánchez, mandatario de España, la destacó como una “figura de relevancia mundial, testigo y autora de la historia británica y europea”.
Multitud frente al palacio: música, llantos y ofrendas florales
Mientras los líderes mundiales rendían tributo a la reina Isabel tras su muerte a los 96 años, en una noche lluviosa, miles de personas se congregaron ante las puertas de hierro negro del Palacio de Buckingham, en el centro de Londres para depositar ofrendas florales. Hubo escenas similares frente a la casa de la reina en el castillo de Windsor. Se colocaron retratos de Isabel en vallas publicitarias en el centro de Londres, en Piccadilly Circus y en el distrito financiero de Canary Wharf. Al otro lado del Atlántico, en el Times Square de Nueva York, también depositaron flores ante el consulado británico. Frente al Palacio de Buckingham, usualmente rodeado de turistas en los días en que se realiza el pintoresco cambio de guardia, surgían rondas improvisadas de canto de “God save the Queen”, el himno de la Corona, incluso antes de que se anunciara oficialmente el fallecimiento de la monarca.
Humor inglés: el día en que James Bond la fue a buscar al palacio
A lo largo de sus 70 años de reinado, Isabel II se convirtió en una embajadora británica también en la cultura popular, con una cara reconocible en cualquier lugar del mundo, usada en souvenires, películas y series. En los últimos años, hubo ocasiones donde ella misma tomó el protagonismo, por ejemplo, para la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. En esa oportunidad, la monarca se prestó a jugar a que el famoso espía James Bond la buscaba para llevarla en helicóptero al estadio. El actor Daniel Craig, el actor que interpretó al agente 007 durante varios años, contó que la reina se burló de él porque no quería sonreír para la foto. Otra muestra de su buen talante fue el mensaje que transmitió este año, como parte de los festejos de su Jubileo de Platino, en el que dialogó con otro personaje de ficción muy inglés, el oso Paddington, y le contó que en su bolso llevaba siempre un sándwich.
En pantalla: también fue un personaje de películas y series
La figura de la reina Isabel siempre concitó fascinación y su vida fue representada en series y películas, que no siempre dejaban bien parada a la familia real, pero que en general eran benévolas con la soberana. Ejemplo de ello son la serie “The Crown” (La Corona) y la película “The Queen” (La Reina) son ejemplo de esta personificación como la de una monarca firme, rodeada de familiares incapaces de comportarse a la altura de su responsabilidad.
Annus horribilis: cuando la monarquía parecía que iba a caer a pedazos
El asalto a la popularidad de la Corona tuvo picos y caídas. La propia Isabel II calificó a 1992 como “annus horribilis” (”año terrible”). Ese año, que debía haber estado marcado por el aniversario 40 de su coronación, enfrentó a la soberana con el divorcio de su hija mayor, la princesa Ana; la separación escandalosa del príncipe Andrés y Sarah Ferguson y los problemas conyugales de lady Diana y el príncipe Carlos, heredero de la corona. Pero 1992 parece un paseo al lado de lo que fue 2021, el verdadero “annus horribilis” para la Reina. La muerte de su “amado Felipe” y sus problemas de salud, fueron noticia junto a los escándalos desatados por su nieto, Harry, que se retiró de la familia real con acusaciones de racismo contra su esposa, Meghan Markle, y su hijo Andrés, denunciado por abuso sexual de una menor de edad. Por las restricciones sanitarias pasó su primera Navidad como viuda en la soledad del Castillo de Windsor.
Cargos y títulos: una larga lista de nombres, que datan de la edad media
La monarquía es la institución laica más antigua de Reino Unido; la familia real se remonta a Guillermo el Conquistador en 1066 e incluso se puede rastrear su linaje hasta Egberto de Wessex, generalmente reconocido como el primer rey de los ingleses, en el año 829. A lo largo de los siglos, la monarquía ha ido acumulando nombres y títulos, que recaen sobre cada soberano. En el caso de Isabel II, recibía el tratamiento de “Su Majestad”, y su título oficial era “Su Excelentísima Majestad Isabel II, por la Gracia de Dios del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus demás territorios Reina, Jefa de la Commonwealth, Defensora de la Fe”.
Sus otros hijos: tuvo 30 perros de raza Corgi y los cuidaba personalmente
Fue una amante de los perros, especialmente de los Corgi. A lo largo de su vida tuvo 30 animales de esta raza a quienes cuidaba y dedicaba tiempo, sobre todo luego de la muerte de su marido, Felipe en abril del año pasado. Sus padres le regalaron el primer cachorro corgi cuando cumplió 18 años, y desde entonces, siempre la acompañaron.
Carlos III: las primeras palabras como rey
Carlos III expresó por escrito su pesar, en sus primeras palabras como monarca. “La muerte de mi amada madre, Su Majestad la reina, es un momento de la mayor tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia”, dijo. “Sé que su pérdida se sentirá en todo el país, los Reinos y la Mancomunidad Británica y por innumerables personas de todo el mundo”, indicó.
Argentina: el mensaje de la Cancillería
El gobierno argentino ofreció condolencias al pueblo británico y a la familia real. Así lo manifestó la Cancillería: “Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), Reina del Reino Unido bajo el nombre de Isabel II desde 1952. El Gobierno de la República Argentina expresa su pesar por su fallecimiento y acompaña al pueblo británico y a su familia en este momento de dolor”.