Por Fabio Ladetto
09 Septiembre 2022
FUERZA FEMENINA. En sus relatos, las protagonistas de “Willaqkuna (las que cuentan)” dejan de lado la idea de la mujer sumisa, víctima y tranquila. prensa
“Las mujeres sabias, intuitivas, salvajes y sanadoras, fueron conocidas a través de la historia como ‘viejas’, ancestras, brujas o chamanas. Reunieron entre ellas conocimientos sobre procesos naturales y de curación, fórmulas con plantas y brebajes e historias, cuentos, ficciones y quimeras que juntas, construyen el alma y la reunión de cada pueblo”.
De este modo describe el grupo de teatro independiente Imagina, de Santiago del Estero, su proyecto “Willaqkuna (las que cuentan)”. Expresado en una puesta en escena, invocan a través de sus voces relatos y leyendas que hacen a la constitución del acervo cultural de su provincia y de la región NOA.
“Entre ellos se tejen los hilos de nuestra identidad y particularidad como personas habitantes de esta tierra, yerma y ausente en bellezas naturales, pero tan rica en imaginación y originalidad en las explicaciones del por qué de las cosas”, afirma en diálogo con LA GACETA María Rosa Regazzoni, quien comparte escenario con Adela Rojas, Natalia Solís, Patricia Ailan y Mariana Sayago.
Ellas fueron las responsables de la obra en forma colectiva, con los aportes de las vivencias y saberes reales de cada una, y redireccionando el contenido del género en cada relato en torno al empoderamiento femenino. Acompaña como asistente y técnica en sonido María Victoria Abuslaiman, mientras que la dirección recayó en el tucumano Daniel Navarro.
La propuesta toca suelo local, con una única función esta noche, a partir de las 21.30 en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457), en lo que se presenta como “una experiencia sensorial fascinante, un espectáculo teatral con base en la rica mitología ancestral, donde se mezcla realidad y fantasía, el pasado y el presente cultural de nuestra tierra”.
- ¿En qué sentido plantean la adecuación de los viejos relatos?
- La mujer ya no es la sumisa, la víctima y la tranquila receptora; esta vez y aquí, no. Al decir de la escritora santiagueña Diana Beláustegui, “a mí me pareció una salamanca en donde sólo las hembras tenían voces y donde hasta el demonio es hembra y domina al mundo”. La obra nació, aproximadamente, a mediados de 2019; fue formándose, creciendo y evolucionando durante el encierro dl 2020 y más aún en la posterior libertad, hasta ver la primera luz en marzo del año pasado, de la mano de Navarro, quien desde su productora multimedial Midas nos ayudó a darle una primera forma en una dimensión virtual. Aún era muy limitada y plana, pero suficiente para entrever la calidad del producto que aún estábamos concibiendo. Desde ahí, la obra, al ponerla en escena real y efectivizar el tan mentado “convivio” con el público, ha ido en constante perfeccionamiento.
- ¿Cómo se expresaron esos cambios?
- Los hubo tanto de su exterior, como se puede ver en los maquillajes y vestuarios a lo largo de las distintas presentaciones, como también de sus aristas y profundidades dramáticas, donde cada actriz fue desplegando una nueva y novedosa faceta de cada personaje.
- ¿La música tiene su espacio?
- Sí. Para completar el cuadro místico se contó desde un principio con la contribución del grupo santiagueño La Repercuta, que nos cedió amorosamente sus composiciones percusivas y latientes: sonidos que imitan y salen de la tierra misma, para sumar un entorno auditivo a lo presentado y aún ser protagonista de escenas en determinados momentos, a fin de transportar al espectador a un lugar, monte adentro y fuera del tiempo.
- ¿Qué mitos abordan?
- Aparecen la Salamanca, el Kakuy, la Tanta Micha, la Mayu Maman y la Telesita, que recorren el paisaje fantástico y maravilloso de nuestra cultura, con su colorido y sus emociones y explorando aspectos desconocidos desde la provocación.
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