La detención del policía acusado de transportar 46 kilos de cocaína fue tan solo el punto de partida de una investigación que nadie sabe hasta dónde llegará. “Veremos el entorno policial y familiar; también abrimos una investigación dentro de la fuerza y hacia afuera para ver los cómplices porque tenemos el convencimiento de que tuvo ayuda porque no puede mover esa cantidad de droga solo”, declaró un muy seguro gobernador interino Osvaldo Jaldo al hablar del caso.
El sábado, personal de Gendarmería Nacional detuvo en Salta, muy cerca de la frontera con Bolivia, al efectivo del servicio 911 que conducía un VW Vento en el que trasladaba más de 46 kilos de cocaína.
El efectivo, identificado como Braian Barraza y que todavía era un agente transitorio, llevaba en un bolso el uniforme de la fuerza. Los pesquisas creen que lo trasladaba para ponérselo ni bien pisara suelo tucumano para evitar ser requisado en los posibles controles que debería haber pasado en nuestra provincia.
El efectivo, que estaba asignado a brindar tareas de prevención en la zona de Villa 9 de Julio y que ya fue separado en la fuerza, estaba acompañado por su cuñado, Nelson Adrián Moyano, oriundo de Buenos Aires, pero radicado en un barrio del departamento Leales, aunque otras versiones indicarían que se domiciliaría en un barrio “pesado” de Lules.
Pese a que los funcionarios de la Justicia Federal de Salta declararon el secreto de sumario en esta causa, siguen surgiendo detalles del caso. Por ejemplo, se supo que Barraza había presentado un certificado médico para no presentarse a prestar servicio. Por esa razón se iniciaron dos investigaciones paralelas: la primera es determinar si usó esa estrategia en otras oportunidades y determinar quién es el profesional de la salud que hizo el documento para que pudiera justificar su ausencia.
Hasta aquí no trascendió cuál era el destino de la droga secuestrada, pero todo indicaría que parte se iba a quedar en Tucumán y el resto iba a ser distribuido a otras provincias.
Esa cantidad de droga podría ser estirada hasta nueve veces su peso, teniendo en cuenta que las dosis incautadas en otros procedimientos tienen una pureza de menos del 10%. En otras palabras, los narcos pueden transformar los 46 kilos en 414 kilos. El valor de la sustancia es de más U$S 139.000.
Reacción
El caso fue tratado en la reunión habitual que mantiene Jaldo con la cúpula policial cada dos semanas. El gobernador interino ordenó que se profundice la investigación, más allá de la pesquisa que realicen las autoridades judiciales de Salta. Según trascendió, no recibieron mayores detalles, pero todo parecería indicar que Barraza ya estaba mencionado en una causa y que su detención no se registró en un control de rutina, sino que los gendarmes habrían estado esperando que pasara con las drogas.
“En ese sentido, vamos a ir hasta el hueso y buscaremos a quien estuvo apoyando a este mal policía que deshonró a la institución y al uniforme”, dijo Jaldo luego de haber finalizado la reunión con los jefes policiales. “Aquel que cometa este tipo de ilícito, que trafica muerte como es la venta de droga a mayor y menor escala, no importa el cargo, el rol, sea quien sea terminará en Villa Urquiza”, añadió el tranqueño.
Por su parte, el ministro de Seguridad Eugenio Agüero Gamboa declaró: “vamos a ir hasta el hueso y no importa caiga quien caiga. Toda la fuerza coincide en que este hecho es una mancha que la Policía, por cómo viene trabajando no se merece, y corresponde la expulsión de este miembro de la fuerza. Eso es lo que hicimos”.
“Este hombre estaba con un auto radicado en la Ciudad de Buenos Aires, venía con otra persona que no es policía y dentro de sus ropas tenía el uniforme. Es un hecho doloroso que el uniforme esté a la par de la droga, sobre todo cuando la Policía hace tres semanas viene haciendo grandes operativos”, finalizó.