Mario Albarracín: “La zafra está en mí, es parte de mi historia, es volver al patio de tierra”

Mario Albarracín: “La zafra está en mí, es parte de mi historia, es volver al patio de tierra”

El artista visual y publicista presentará la muestra “Cosecha” en el Virla. El ingenio Los Ralos, víctima de la dictadura de Onganía.

EL AUTOR Y SU OBRA. Mario Albarracín entrelaza en sus cuadros distintos elementos, como islas flotantes, el perro familiar o los obreros zafreros. gentileza mario albarracin EL AUTOR Y SU OBRA. Mario Albarracín entrelaza en sus cuadros distintos elementos, como islas flotantes, el perro familiar o los obreros zafreros. gentileza mario albarracin

Las cañas silban en los entresijos del insomnio. Un rumor a trapiche se cuela en el viento. Un Familiar con cadenas, con pupilas de fuego, le agita el miedo en los poros. El sudor zafrero riega la pobreza. La explotación lastima las manos de la dignidad. La esperanza se rebana en el machete. Una zamba merodea por el humo de la chimenea y mece el dolor en la punta de un lápiz. Metáfora de la injusticia, de la indiferencia, cierre de los ingenios engorda el dolor de ya no ser en las villas miseria porteñas. “En mi niñez, las leyendas de las cañas me acompañaron siempre. El perro familiar era el temor latente cuando íbamos a cortar caña o a hacer volar los volantines entre los surcos. Cuando crecí y con mi padre Valentín como principal historiador, entendí lo que había pasado y comprendí cuánto daño había sufrido la población cuando yo aún no había nacido. Es como si le hubiesen quitado el corazón a los pueblos, el alma, el futuro. Crecí entre las ruinas de los cargaderos y las chimeneas”, cuenta Mario Albarracín, artista visual y publicista que presentará “Cosecha” desde esta noche, a las 20 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). Participarán de la inauguración el Mono Villafañe, Francisco Santamarina y el Dúo Tafinando.

- El pueblo de Los Ralos fue una de las víctimas en el 66 con el cierre de su ingenio durante la dictadura de Onganía. ¿Cómo vivió tu familia ese hecho? ¿Trabajaban en el ingenio tus padres?

- Tristemente, el ingenio de mi pueblo fue víctima de esa herida de la historia de Tucumán. Yo nací en 1972 con el ingenio ya cerrado. Nací en las puertas del ingenio. Mis primeros juegos fueron en la placita al lado del paredón que separaba al gigante dormido de la gente. Poco a poco fui creciendo y la fábrica fue perdiendo su estructura en manos de la gente que encontraba materiales para sus casitas. Se desmanteló lo material, pero no la memoria que siguió viva en las personas que vivieron esa época de esplendor como mi padre, que era hijo de un trabajador de la caña y de familia de obreros. Mis padres no trabajaron en el ingenio, pero todo el pueblo vivió del ingenio.

- ¿Cómo surgió la idea de abordar plásticamente esta temática? ¿Hubo antes otra experiencia?

- Siempre tuve pendiente el dibujo de lo que fueron los obreros. Mis tíos fueron trabajadores de la caña y siempre sentí esa necesidad de homenajear el recuerdo de verlos entregarse a ese mar verde de las cosechas. Un trabajo muy duro y mal pagado. Empleos que ya no existen con la modernización tecnológica, pero que fue el sustento de miles de familias en el norte. Ya tuve la experiencia de dibujar con música, como el tango y el folclore. Creo que las zambas que hablan de la zafra y el obraje, han mantenido en mi memoria poética que en algún momento debía salir.

EN PLENA TAREA. El dibujo es el soporte elegido para expresarse. EN PLENA TAREA. El dibujo es el soporte elegido para expresarse.

- ¿Qué soportes empleaste para estos dibujos?

- Desde que tuve la idea de pintar sobre los ingenios, sentí la necesidad de pintar en las mismas telas de la ropa de trabajo de los obreros. Esa armadura que los protegía de la maloja y el sol. Así un día, un amigo me consiguió la donación de la fábrica que produce esta tela y se fabricaron los bastidores en la misma tela. Tiene una carga emocional especial y diferente a un lienzo normal.

- ¿En el dibujo te sentís mejor expresado que en la pintura?

- El dibujo es la expresión primaria del ser humano, lo prueban las pinturas rupestres de miles de años. Los niños dibujan antes de aprender a hablar. Tengo el dibujo incorporado en mí desde que tengo uso de razón y me da las posibilidades de expresarme de forma simple y concreta. La pintura también me enamora, aunque no manejo tantas técnicas, siempre está presente. Por ejemplo, tomo el pincel como un lápiz, como changuito que no quiere que le enseñen. Libre.

- ¿Abordaste antes una muestra con contenido social? ¿Qué aspecto buscaste destacar de la zafra? ¿Cómo se cuela el realismo mágico en estas creaciones?

- En lo social, he ilustrado poemas de varios autores, pero nunca una muestra con contenido histórico como la que presento en el Virla. He pintado sobre música o literatura. La zafra está en mí, es parte de mi historia, dibujar los obreros, las familias, los carreros, es como volver al patio de tierra de mi abuelo Panchito y sentir el ruido de los pollos, el olor a tierra de los surcos, la mesa familiar, la herencia inmaterial de lo propio. El realismo mágico fue el camino para darle poética a los dibujos. Las casas en islas que flotan, el perro como un fantasma que se lleva los sueños, el ingenio que se hunde como el Titanic. Son metáforas de una historia que cargamos y no debe olvidarse. Exponer es siempre un sueño cumplido y una esperanza de dejar algo a la cultura tucumana.

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