La legionella, bacteria causante del brote de neumonía bilateral en Tucumán, vive y se desarrolla en ambientes acuáticos naturales -como ríos, lagos o embalses- desde donde puede colonizar los sistemas de abastecimiento de agua de las ciudades, incorporándose a las redes de los edificios. En Tucumán, la enfermedad detectada en el sanatorio Luz Médica ya provocó cuatro muertes y otros siete casos confirmados.
La bacteria entra al cuerpo cuando una persona inhala pequeños aerosoles del agua contaminada o cuando se aspira agua (al tomar) y algunas partículas entran a los pulmones. Sin embargo, no es contagiosa. “Por lo general, la enfermedad del legionario y la fiebre de Pontiac (un grado más leve de la afección) no se propagan de una persona a otra. No obstante, esto podría ser posible en raras circunstancias”, advierte el sitio web del CDC estadounidense (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades).
La legionella necesita condiciones determinadas para desarrollarse y multiplicarse hasta alcanzar concentraciones que puedan causar enfermedad, como ser: medio hídrico con temperatura entre 20° y 45° C; el estancamiento del agua y la acumulación de nutrientes que constituyen el nicho ecológico adecuado para que se genere; y la presencia de incrustaciones que le sirven como estructura de asentamiento defensivo frente a la agresión de los desinfectantes.
Uno de los problemas en el diagnóstico de la enfermedad es que sus síntomas son genéricos. Pueden ser muy similares a otros tipos de neumonía y de gripes. Los signos de alarma son: tos, fiebre, dolores musculares y/o de cabeza y dificultad para respirar. Además, el infectado puede sentir malestar general, confusión, nauseas y diarrea. Los primeros síntomas aparecen entre 2 y 14 días después de la exposición a la bacteria; una vez hecho el diagnóstico, se necesita empezar un tratamiento con antibióticos. Si el paciente es sano, por lo general mejoran rápidamente. Si, en cambio, tiene otros factores de riesgo, la situación se complica: uno de cada 10 pacientes muere por las complicaciones, y cuando se trata de pacientes hospitalizados o inmunocomprometidos, la cifra puede subir hasta el 25% de los casos.
No es la primera vez que hay un brote de legionella en Argentina, y se calcula que esta bacteria tiene una incidencia del 2 % en el total de los casos de neumonía. El último antecedente se remonta al 2013, en el hospital Nuestra Señora del Carmen, en Carmen de Areco. Allí, 14 personas (entre enfermeros, médicos y pacientes) fueron internados, algunos con cuadros de gravedad.