Un día de junio de 2021 sonó el teléfono en la Dirección de Patrimonio. Llamaban del área forense del Ministerio Público Fiscal porque la Policía había entregado un cráneo humano, y se había establecido que era prehispánico. Así empieza esta otra historia protagonizada por una comunidad originaria, científicos y el Estado. El narrador es Mariano Corbalán, arqueólogo de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia.
“Lo había encontrado un miembro de la comunidad Indio Colalao mientras macheteaba el pasto al borde del camino en Monte Bello, a la salida de San Pedro. Y allá fuimos”, cuenta.
“Estaba en un barranco, y por suerte quien lo halló hizo lo que hay que hacer: lo fue limpiando, con cuidado, con un palito. Y cuando se dio cuenta de qué era, llamó a la Policía, y así se inició el circuito de rescate”, agrega.
“Cuando nuestro grupo llegó al lugar nos encontramos con que en la barranca (en una zona que , se sabe, fue zona de cementerio) había más material. Pero además, nos encontramos con una comunidad entusiasmada”, cuenta, feliz.
Ocurrió que varios de sus miembros, junto con los arqueólogos de la Dirección de Patrimonio y del Instituto Interdisciplinario de Estudios Andinos (INTERDEA), formaron un gran equipo.
“Estuvieron con nosotros, muy interesados; paleamos juntos. Quisieron saber y aprendieron. Y encontramos, cerca de donde había estado el cráneo, unos huesos largos. También dientes de niños; una urna de aproximadamente 2.000 años de antigüedad y restos de una pirca de piedras”, cuenta.
Se hicieron los estudios y -lo antes posible (“como manda la ley”, destaca Corbalán)- los restos humanos volvieron a la comunidad. Esta, en una ceremonia muy íntima, el 24 de junio, día del Inti Raymi, los llevó a un nuevo sitio, a que de veras descansaran en paz.