La bacteria de la legionella se encuentra en bajas concentraciones en las aguas superficiales de ríos y lagos tanto en medios acuáticos naturales como en los creados por el hombre.
Pasa desde estos reservorios naturales a los sistemas de abastecimiento de agua de las ciudades y se incorpora a las instalaciones de agua doméstica u otras instalaciones que requieren la utilización de agua para su funcionamiento.
El estancamiento del agua, la presencia de limo, sedimentos, desechos de corrosión junto con la existencia de biofilms y las temperaturas entre 25º y 45º son condiciones que juegan un importante papel en la persistencia de la bacteria y le aportan las condiciones favorables para su crecimiento y multiplicación.
Las bacterias se dispersan por aerosoles (duchas, baños con movimiento de agua, sistemas de riego, torres de refrigeración, etc.), señala el mismo documento del Instituto de Salud Carlos III. Los casos se producen con mayor frecuencia a finales de verano y en otoño.
Cómo se contagia la legionella
Por vía aérea mediante la inhalación de aerosoles contaminados con la bacteria. La infección también puede producirse por aspiración de agua o hielo contaminados, sobre todo en pacientes hospitalizados vulnerables, o por exposición del recién nacido durante los partos en el agua. No hay transmisión directa de persona a persona, señalan en la web de la OMS.
Legionella: quién tiene mayor riesgo de enfermar
Las personas con alteraciones de la vía respiratoria (fumadores, personas con enfermedad pulmonar crónica,etc) tiene un mayor riesgo, así como aquellos con el sistema inmune debilitado, ya sea por enfermedades o tratamientos que causan inmunodepresión. La mayoría de las infecciones ocurre en adultos de mediana edad o en personas mayores. En raras ocasiones, los niños pueden contraer la infección. Cuando esto sucede, la enfermedad es menos grave.
Prevención
La OMS propone la aplicación de medidas de controlque minimicen la proliferación de Legionella y la difusión de aerosoles, lo que incluye un buen mantenimiento de las instalaciones y aparatos, en particular mediante su limpieza y desinfección sistemáticas, y la aplicación de otras medidas físicas (térmicas) o químicas (biocidas) para limitar al máximo la proliferación.