Por Claudia Nicolini
31 Agosto 2022
Dos individuos de puma fotografiados por cámaras para registrar fauna en la zona de nueva Esperanza, Santiago del Estero. Fuente / Sofía Nanni.
¿Sabés cómo tendrías que actuar si, corriendo por un sendero, por ejemplo, o yendo en bici, se te apareciera de pronto un puma? Según expertos, es mucho más una fantasía que un peligro real. Pero para que haya más calma, derribarán algunos mitos. Y, aunque la probabilidad sea baja, también (ver recuadro) darán unos sencillos consejos.
“No es cierto que los pumas sean peligrosos para los humanos; y en cambio, cumplen un importante rol en los ecosistemas, porque regulan las poblaciones de sus presas, evitando que proliferen. Y de ese modo, hasta influyen protegiendo la vegetación que es consumida por las presas”, explica la bióloga Sofía Nanni, e investigadora en el Instituto de Ecología Regional. “En muchos casos, además, controlan las poblaciones de especies exóticas y, por su posición en la cadena trófica, hasta la proliferación de enfermedades transmitidas por otros animales”, agrega.
“Prácticamente no hay registros de ataques a personas. La clave es no tenerles miedo, pero tampoco ignorarlos”, resalta Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental de Horco Molle, y se permite recordar que matarlos está penado por la ley. “Por eso es importante trabajar para lograr la convivencia pacífica”, añade, mientras se celebra el Día Internacional del Puma.
Origen de la fecha
El 30 de agosto de 2009, en una zona del Valle de Calamuchita cerca del Villa Rumipal, en Córdoba, un incendio iniciado por negligencia puso en peligro la vida de muchos animales, incluidos los pumas. Los miembros de Pumakawa lucharon por rescatar estos grandes mamíferos; costó, pero se salvaron todos.
Pumakawa es, al mismo tiempo, una sociedad civil y una reserva natural: trabajan para recuperar la fauna y restaurar el monte nativo. La preside Karina Maschio (aunque ella eligió para sí un nombre en quechua, Kai Pacha).
Desde entonces, cada 30 de agosto es el Día Internacional del Puma, y ayer decidieron conmemorarlo con una nueva acción de rescate: esta vez, pumas criados en cautiverio en La Pampa... ¡para usarlos luego como trofeos de caza!
Los llevaron a Pumakawa, el área protegida en Villa Rumipal, que les garantiza a los animales rescatados condiciones de bienestar. Esto es crucial, porque, una vez que el puma pierde su libertad, no es posible la reinserción en su hábitat. Entonces, para ellos y con apoyo de Humane Society International (HSI), se construyeron dos recintos adicionales a los que ya había.
La acción forma parte de la campaña “No a la caza de pumas, trofeos de sangre”, que llevan adelante Pumakawa, HSI, la Fundación Cullunche y la Red Argentina Contra el Tráfico de Especies Silvestres, entre otras organizaciones.
“La caza por trofeos es una práctica destructiva que existe en todo el mundo, y la Argentina ocupa el puesto 7° en el lamentable ranking de exportadores de trofeos de caza. Sin embargo, lo que venimos logrando con esta campaña nos dice que podemos convertirnos en un agente de cambio y poner fin a esta actividad”, comenta Marina Ratchford, representante de Argentina de HSI.
“La mejor manera de cuidar y conservar esta especie es controlar la presión humana sobre ella, principalmente la cacería, y conservar los ambientes en los que habita”, coincide Nanni. Esta nueva intervención de Pumakawa va dirigida a ello.
Pero son necesarias más acciones, porque los pumas sufren otro tipo de cacería -advierte Juliá-, la de los “leoneros”: los cazan para proteger su ganado. “Son en general productores pequeños que crían cabras y ovejas”, agrega Nanni.
“Cuando su hábitat se ve devastado, el puma no encuentra alimento y se ve obligado a cambiar su dieta, basada en presas silvestres, por ganado doméstico. Esto genera un conflicto”, señala por su parte Pacha. Y Nanni resalta que esos conflictos se pueden resolver sin matar.
“Lo importante es trabajar siempre en conjunto con las comunidades”, añade y especifica: “es fundamental que las estrategias de conservación contemplen tanto las necesidades de la gente como las de los pumas con los que comparten al ambiente”.
“Hay muchos modos de reducir los ataques, y de evitar pérdidas económicas y malestar de las personas”, resalta y da ejemplos: usar luces en los corrales o a las majadas, para evitar que el puma se acerque a ellos; mejorar los corrales o apelar a perros protectores... Y después , en caso de que los ataques hayan ocurrido igualmente, se puede recurrir a métodos de compensación de esas pérdidas”, agrega la bióloga tucumana.
“Medidas como estas permiten revertir la práctica de matanza, y proponer una convivencia posible entre la producción y la vida silvestre”, agrega Pacha, y se permite soñar: “de esta manera, podemos reforzar el rol que ya ocupa el puma como embajador de un cambio de paradigma”.
Cómo actuar en la remota posibilidad de un encuentro
“En el raro caso de que nos topáramos con un puma, él siempre va a intentar evitarnos. Sólo puede haber riesgo para las personas si se siente muy amenazado, o está con crías”, asegura La bióloga Sofía Nanni y aconseja “aparentar el mayor tamaño posible, levantando los brazos por ejemplo, para que no nos considere una presa; y nunca darle la espalda”. “No hay que salir huyendo, ni agacharse; en cambio, es importante darle espacio, mirándolo. Él va a intentar irse”, recomienda Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental de Horco Molle. “También se recomienda vocalizar o asustarlo con algún objeto si observamos que se acerca”, agrega Nanni.
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