Virgilio Carmona: una historia que late debajo de la morera de la memoria

Virgilio Carmona: una historia que late debajo de la morera de la memoria

La nieta del autor de “Al Jardín de la República” está escribiendo un libro sobre su abuelo, a quien Carlos Gardel le grabó cuatro tangos. Poco se conoce de la vida de uno de los músicos más importantes que se afincó en Tucumán.

Rumor de río. Murmullo de camalotes. Sueños de una bandera se ejercitan en la ribera. Viernes de 1895. Un alboroto de puerto tal vez lo rocía de luz ese 30 de agosto. Ecos inmigrantes mojan la precoz bohemia del destino. Por el espinazo del Paraná, la economía de Rosario de Santa Fe deambula en embarcaciones. Un pedazo e’ cielo en la tierra se cuela en su futuro: “Humilde es tu fruta mora que a golpes voltean los changos y caen como lagrimones cual si estuvieran llorando. Debajo de la morera, bailaremos esta zamba, pasaría la vida entera cantando con toda el alma…” Carlos Gardel le graba cuatro tangos en los años 20. Su corazón se aquerencia en tierra tucumana en la década de 1930. El amor le hace una zancadilla en Simoca. Los besos se le vuelven zamba para cantarle “Al Jardín de la República”, que dedica a su esposa. La música parpadea vida en las cuerdas de su guitarra. 1948, 12 de julio. La pobreza de 52 años tropieza con la muerte ese lunes, y cae en la fosa comunitaria del Cementerio del Norte. A más de siete décadas, debajo de la morera de la memoria, Virgilio Ramón Carmona habla ahora desde el corazón de su nieta. “Estoy escribiendo un libro sobre la vida y la obra de mi abuelo. Su papá vino de la Guerra del Paraguay, era político y abogado, vino a exiliarse en Rosario, por eso lo hace estudiar abogacía a Virgilio, que deja en tercer año para dedicarse a la música”, cuenta Alejandra Carmona, licenciada en Educación (foto superior).

- ¿Cuándo emigra Virgilio a Buenos Aires y conoce a Gardel?

- Se crió en Rosario, donde estudió derecho. Luego se traslada con la familia a Buenos Aires y ahí es donde él empieza toda la historia del tango. De hecho fue contemporáneo de Gardel, no sé si amigo íntimo, pero participó de reuniones con él, le hacía algunos arreglos musicales. Gardel le grabó tangos “Ríe, payaso”, “Pobre Colombina”, “Y era buena” y “En la ribera”. Sí, había una relación porque inclusive en Internet figura la fuente de un autor que fue contemporáneo y cuenta que cuando estaba grabando Ríe payaso, Carmona le dijo a Gardel que ese no era el tono. Entonces le contestó: “Bueno, viejo, no hay problema, no importa, se rompe y lo hacemos de nuevo”, se refería al disco de pasta.

- ¿Por esa época conoce también al bandoneonista Pedro Maffia?

- Sí, se hace amigo de Maffia y conforman un dúo. En realidad, él iba y venía. Después se fueron a Córdoba y de allí rumbean para el norte; llegó hasta Bolivia. Mi abuelo tiene registradas alrededor de 80 composiciones, las más conocidas son cuatro o cinco zambas, las más populares, y de los tangos tres o cuatro. Leopoldo Deza me propuso hacer un cancionero, como ya hizo con el Cuchi Leguizamón.

MUY JOVEN. Virgilio Carmona tenía 52 años al momento de fallecer; sus restos están en una fosa comunitaria. LA GACETA / ARCHIVO MUY JOVEN. Virgilio Carmona tenía 52 años al momento de fallecer; sus restos están en una fosa comunitaria. LA GACETA / ARCHIVO

- ¿Tuvo hermanos?

- Un hermanastro. Y esto lo fui reconstruyendo; supongo que al morir su padre, su madre se volvió a casar, me van a mandar la partida de nacimiento de Virgilio para tener el nombre de sus padres Eso es lo que me está faltando. Emilio Falero, su hermanastro era mucho menor que él y dicen que era muy generoso y lo adoraba a su hermano. Falero era todo lo que no era Virgilio, extravertido, tenía muchas amistades en el ambiente artístico. Según me contaron mi papá y Adolfo, hay algunos temas que él le puso, como un regalo, la letra a nombre de Falero y la música de él. Hay temas que dicen Falero y Carmona, pero Falero no era músico, de hecho murió joven también, creo que a los 47 años, eso investigué también; nunca compuso, él era policía.

- ¿En qué circunstancia la conoce a su abuela María Elvira Carrizo en Simoca? ¿Cuatro hijos tuvieron?

- Se conocieron en una reunión, ella estaba en la casa de una gente de amiga de Simoca. Mi abuela era menor que él y fue ama de casa. Mi abuelo tuvo a Adolfo, a Hugo, mi papá, a Virginia y a Rosa, que son las hermanitas Carmona; mi tía Zulema no es hija de mi abuelo, pero él le dio el apellido. Mis tías se fueron a vivir a Córdoba; mi papá vivió mucho tiempo en Buenos Aires, Adolfo fue el único que siempre vivió acá. Él se casó con la actriz Silvia Quintana, la acompañaba en la guitarra y ella cantaba tangos. En LV7, creo, era el guitarrista estable, la acompañó a Mercedes Sosa, cuando era Gladys Osorio. Mi papá murió a los 67 años. Según Silvia, mi viejo era el mejor cantante de tangos que había acá, en Tucumán. Tuvo mucho éxito en esa época acá, en el cabaret, en Pascualito, en todos esos lugares nocturnos estaba siempre en primera plana. Después fue a Buenos Aires, y creo que se presentó en Grandes Valores del Tango.

- Todavía persiste una discusión sobre dónde se hallaba la morera de la zamba, si en Simoca o en el conventillo de la calle Marco Avellaneda, donde también vivió Virgilio.

- Él vivió en Simoca y de hecho mi papá fue a la escuela en Simoca porque han sido compañeros con Tito Aguirre. Entonces eso habla de que había un afincamiento en Simoca, donde él vivió mucho tiempo. Acá, mi abuelo vivía en un conventillo que estaba en la Marco Avellaneda y Mendoza, creo. Mi papá me contó que Virgilio decía: “Yo dejo que se peleen. Ya en esa época me preguntaban cuál era la morera en la que me había inspirado. Y yo al final los dejaba que deliberen”. Nunca él dijo fehacientemente cuál era. Y según mi papá, era la de la Marco Avellaneda. Pero también me dijo que no le daba crédito porque es como que él no quería que se supiera. En Simoca, en la puerta de la casa donde vivía mi abuela, había una morera.

- ¿Qué recordaba Hugo, su papá, sobre Virgilio?

- Mi papá todo el tiempo hablaba de su padre, pero no tenía tantos recuerdos porque murió cuando mi papá tenía 10 años, salvo por Adolfo que era mayor, y le contaba cosas. Virgilio muere a los 52 años, de un cáncer de páncreas fulminante. Creo que se murió de pena porque una hija, la más pequeñita, se ahogó en El Cadillal; era una niña que tenía una voz prodigiosa con cuatro añitos, según contaba mi papá. Era la luz de los ojos de Virgilio, le había enseñado algunas cosas para cantar, era la hermana de mi papá. Al año de su muerte, fallece Virgilio. Entonces yo le decía a mi papá que él había muerto de pena.

- ¿Qué cosas la sorprendieron en esta búsqueda, descubrió algo que la impactó?

- Siempre he querido saber la historia de mi abuelo porque solo tenía pedacitos. Lo único que sí me dejó muy dolida, es que creo que mi abuelo murió muy solo y de hecho, sus restos no están en La Chacarita; están acá en la noria del Cementerio del Norte, no tiene una tumba. Cuando se cumplieron 50 años de su fallecimiento, vinieron de Sadaic con una placa y no encontraron la tumba.

- ¿De dónde sale el dato que fue enterrado en el cementerio de La Chacarita, en Buenos Aires?

- Hay un tal Marcelo Greco que escribe esa historia, yo traté de dar con esa persona, al final nunca pude encontrarla. Lo escribió en una página de tango, pero eso no es real; de hecho, muchos simoqueños me escribieron que fueron a La Chacarita para ver la tumba de Virgilio, guiándose por este dato, pero no encontraron nada.

- ¿Por qué murió solo? ¿Se había separado de su abuela?

- Es que él iba y venía, no hacía una vida de hogar. Me contó mi papá que quien estuvo en la agonía de mi abuelo fue Adolfo que era el hijo más grande, él lo cuidaba y murió en la casa, no en un hospital. Virgilio iba a cumplir 53 años. Yo empecé a querer descubrir mi historia porque siempre he estado orgullosa de mi apellido.

Un colectivo cultural

La promoción de nuestras raíces

Con el compromiso de promover las raíces y el acervo cultural, Alejandra Carmona formó un colectivo cultural, del cual es la referente, que agrupa organizaciones, como la Fundación Virgilio Carmona, espacios culturales, artistas independientes, profesores, escritores. El movimiento que cuenta con 2.000 miembros y funciona en Crisóstomo Álvarez 1.722 y Ecuador 376, está abocado a proponer soluciones y políticas que tiendan a mejorar la actividad cultural con una agenda del Estado que la incluya.

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