Por qué el gimnasio se ha vuelto una respuesta a la vida estresante

Por qué el gimnasio se ha vuelto una respuesta a la vida estresante

Se va el frío y dan ganas de empezar el gym. Una guía para que hacer ejercicio de resultados y se vuelva un hábito.

LA GACETA/FOTO DE JOSE NUNO LA GACETA/FOTO DE JOSE NUNO

El gimnasio es, para muchos, una respuesta a la estresante vida urbana. Allí dentro están los que van de enero a enero; los que apenas cuentan con 50 minutos para la rutina, la ducha y el secador de pelo; los que llegan sin recelo en septiembre para lucir selfies en verano; las madres que ni duermen porque no les alcanzan las 24 horas; los médicos y ejecutivos con agendas infernales; las hedonistas; los postcovid. Como fuere, ninguno ensaya excusas para rendirse a la haraganería. Abdominales, elevación de cadera, barras, flexiones, mancuernas, saltos y otra vez la serie. Y ahora que se viene el calor, la concurrencia se vuelve más nutrida. Pero, ¿cómo debe ser un entrenamiento para que, además de relajarnos (lo cual ya es mucho), funcione?

"Primero, tiene que estar planificado y personalizado. Segundo, se debe progresar en el tiempo; es decir, ir de menos a más. Y tercero, la duración debería extenderse a unos 55 minutos diarios a lo sumo", contesta Emilio Sica, triatlonista, profesor de educación física y musculación y asesor de atletas y deportistas. Otro aspecto que destaca enseguida es la necesidad de incorporar los estiramientos. "Son demasiado importantes para dedicarles unos pobres minutos al final", explica. Y como siempre, hay letra pequeña: "no existen los milagros. Todo entrenamiento debe combinarse con una dieta con carbohidratos, proteínas, grasas saludables, agua y vegetales", añade.

- ¿Qué hay que hacer para ganar fuerza, reducir el porcentaje de grasa, aumentar músculos y mejorar la salud?

- Para ganar fuerza, hay que incorporar sobrecarga. Pesos, repeticiones, tiempos de descanso y tiempos de duración son los factores que se conjugan e inciden. Y al tiempo que aumenta la fuerza, se reduce la grasa. Todo entrenamiento repercute en la salud, tanto física como mental.

De hecho, además de la incidencia en el peso, Sica destaca que a nivel fisiológico, los ejercicios de fuerza mejoran la densidad ósea. En consecuencia, disminuye el posible riesgo de osteoporosis, de fracturas y de daños en las articulaciones. Asimismo, mejora la capacidad aeróbica.

Desde la mirada de Gustavo Abdulhamid, profesor de educación física, ex preparador físico de tenistas profesionales, especialista en readpatación de lesiones deportivas y propietario de un gimnasio, la llegada del verano implica mostrarse. "Implica mostrar el cuerpo, con el anhelo de llegar al estereotipo que la sociedad quiere imponer. A mis alumnos los tranquilizo. Les digo que 'no hay apuro'. Que no vayan en busca del cuerpo fit", relata.

"En vez, conviene buscar salud. Buscar calidad de vida", prosigue el especialista. Para ello, la práctica debe ser diaria; progresiva; específica según los objetivos individuales y adaptativa al nivel, la condición física, la historia clínica, los antecedentes de lesiones, la edad, el sexo y las restricciones de cada uno, detalla.

- ¿Cómo se hace para que el primer día del gimnasio sea el de todos los días?

- Tiene que transformarse en un hábito. Con disciplina, constancia, educación, motivación y resultados. Caso contrario, se cae repetidamente en el intento. En el abandono. Y se termina siempre a comienzo o mitad de camino. Es importante bajar los niveles de ansiedad. Y trabajar con objetivos. Seguro habrá altibajos o recaídas. Pero debemos focalizarnos.

Y aunque nadie nos lo cuente, la primera semana se pasa vergüenza. Es probable que ningún ejercicio nos salga como debe ser. Para peor, nos parece que el resto hace todo perfecto. Y quizás nos apabullen tantos cuerpos aparentemente mejores que levantan pesas como si fueran almohadas. Otros escollos son la flexibilidad (nos falta) y la coordinación (no damos pie con bola). "A no desesperarnos; poco a poco. La actividad física debe ser consciente", apunta Abdulhamid.

Esteban Robles, corredor y psicólogo especializado en el área deportiva, agrega que, a nivel mental, la práctica de un ejercicio  se relaciona con una disminución de los trastornos del estado de ánimo, como la depresión. También se ha sugerido que la actividad física puede considerarse una valiosa estrategia en el tratamiento de la ansiedad. Incluso algunos dan fe de su potencial preventivo frente a enfermedades como el alzheimer.

"En lo que se refiere a cuestiones estéticas, podría ayudar a que las personas elaboren una sana relación con la propia imagen corporal, siempre que ciertos recursos ambientales y personales favorezcan ese desarrollo", advierte.

- ¿Hacer ejercicio alivia los niveles de estrés?

- Sí. Incluir el ejercicio en una rutina cargada de actividades es sin dudas un logro. Y también resulta indudable que esto impacta en el bienestar en las personas. Por eso, es necesario reflexionar sobre la necesidad de plantear cambios en una actualidad social que, para la mayoría, todavía se encuentra marcada por el sedentarismo y por una carga laboral extenuante. El ejercicio es hoy un bien, preciado pero de difícil acceso.

En definitiva y como han planteado los tres profesionales entrevistados, moverse (ya sea levantando pesas, pedaleando, nadando, corriendo o como sea) tiene un montón de beneficios, desde cardiovasculares hasta psicológicos. Entonces, no entremos al gimnasio en busca de una anatomía de revista; más bien, entremos en busca de felicidad. Eso ya es mucho.



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