En su novela “Historia de dos ciudades”, ambientada en el siglo XVIII, el escritor británico Charles Dickens traza un paralelismo basado en el contraste entre una Londres pacífica y ordenada, y una París envuelta en un clima de agitación y hostilidad durante la Revolución Francesa. Bastante más acá en el tiempo y en el espacio, se podría trazar una interesante comparación entre Yerba Buena y Concepción, las ciudades donde se emplazan respectivamente Tucumán Rugby y Huirapuca, los clubes finalistas del Regional “Julio Vicente Coria”.
En la llamada “Ciudad Jardín” están más que orgullosos de tener a los dos clubes más ganadores de la historia de Tucumán y del NOA: Universitario (24 títulos entre Anuales tucumanos y Regionales) y Tucumán Rugby, que de ganar hoy sumaría su corona número 23. En el caso del “Verdinegro”, además, se trata de un eterno protagonista de este tipo de instancias definitorias: de hecho, llega como campeón anual de 2021, temporada en la que jugó las tres finales (todas contra Natación) y ganó dos (Clausura y final Anual). En definitiva, si hoy hay un equipo al que le sobra experiencia en estos menesteres, ese es Tucumán Rugby.
Por el contrario, en “La Perla del Sur” llevan casi una década esperando por volver a jugar una final de esta magnitud. Tanto así que en el plantel actual solo quedan unos pocos que formaron parte de aquel último “Huira” campeón en 2013: el capitán Gabriel Herrera, Jesús Albornoz, Lisandro Faralle, Santiago Rocchia (todos ellos serán titulares hoy) y Julián Fornaciari. Francisco “Toro” Herrera integra hoy el staff técnico encabezado por Tristán Molinuevo. Cabe imaginar entonces la ansiedad con la que se vivió esta semana en Concepción, que tiene otra diferencia fundamental con Yerba Buena: toda la ciudad se encolumna detrás de un único club. Más aún: seguramente todo el sur de la provincia estará apoyando a Huirapuca en esta batalla final contra los de Marcos Paz, que a su vez representarán al conglomerado del Gran San Miguel de Tucumán.
Que los “Gauchos” lleven nueve años esperando por una nueva final mientras su rival han jugado varias en ese lapso admite una doble lectura: Tucumán Rugby está más acostumbrado a este escenario y puede manejarlo con mayor tranquilidad, pero Huirapuca tiene a su favor el hambre de gloria de sus jugadores, la mayoría de los cuales jugarán hoy su primera final en Primera. Mayor motivación que esa, difícil.
“Creo que esa diferencia puede ser una ventaja y a la vez una desventaja para ambos”, acepta Máximo Zerda, capitán de Tucumán Rugby. “Este plantel ya vivió varias instancias finales y eso puede contribuir a mantener la calma y enfocarnos en el juego, que es lo que importa. Pero al mismo tiempo tenés un rival que tiene mucho hambre de gloria. Habrá que ver quién puede resolver mejor las situaciones de juego específicas de este partido”, analizó el tercera línea.
“Creo que habrá un poco de todo. Somos los dos mejores equipos del año, así que seguramente será palo y palo. Estos partidos los gana el que menos se equivoca y mejor sabe aprovechar las situaciones que genera. También es clave saber cómo contener al rival. Son varios factores los que hacen al resultado”, desgrana Gabriel Herrera.
Ambos equipos fueron puestos a prueba durante las semifinales, y una vez más demostraron que no es casualidad que hoy la final los tenga como protagonistas. Tanto el de José Macome como el de Tristán Molinuevo se han mostrado como equipos equilibrados y maduros, versátiles para adaptarse a las circunstancias, duros para defender y eficaces para aprovechar sus oportunidades.
“Al liderazgo dentro del equipo, tratamos de llevarlo entre los que tenemos más experiencia, para llevar al equipo al mejor puerto. Que no significa necesariamente ser campeón, sino desplegar el mejor juego posible a lo largo del año. Si el resultado acompaña, en buena hora”, resume Zerda la filosofía de Tucumán Rugby.
Por su parte, al capitán de “Huira” lo entusiasma la posibilidad de cerrar un círculo en el ex aeropuerto: “ahí empezamos el año, ganándole a Los Tarcos por dos puntos. Ahora se da que volvemos a esa cancha para cerrar el año, aunque contra un rival diferente. Ojalá podamos terminar festejando como en esa primera fecha, aunque sería bueno no tener que sufrir tanto como ese día, je”.