En Japón, la inflación se aceleró aniveles máximos que no ocurrían desde hace 14 años. En julio, el Índice de Precios al Consumidor subió un 2,4% interanual.
Según informó el Ministerio de Asuntos Internos japonés, la cifra del índice (que excluye el precio de los alimentos frescos) fue mayor al 2,2% de junio y se sitúa por cuarto mes consecutivo por encima del 2%, la meta del Banco del Japón.
Si bien la publicación del índice dificulta los planes del Gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, quién ha subrayado la necesidad de mantener tasas de interés bajas; los economistas dudan que esto lleve a un cambio en la postura de la entidad monetaria.
Kuroda ha insistido en que la inflación es temporaria dado que es fruto del boom en el precio de las commodities, aunque los analistas consideran que los incrementos están comenzando a reflejarse en otras categorías, y no sólo en los precios energéticos: el índice de inflación núcleo que excluye a los alimentos y la energía totalizó 1,2% anual, el mayor porcentaje desde 2015.
“La suba de la inflación va a provocar una suba en el costo de vida que afectará el gasto de los hogares en el tercer trimestre”, advirtió el economista Yuki Masujima.
Expectativas
Según las previsiones del Banco de Japón, la inflación bajará de un promedio de 2,3% durante este año a uno de 1,4% para el año próximo.
Por lo pronto, la administración de Kishida ha impulsado que se realicen aumentos en los salarios para asegurar que la inflación sea sustentable.