Resulta frecuente que cuando un niño llore, algún adulto se acerque a consolarlo y le diga frases como "tranquilo, no pasa nada". Y esta escena se vuelve más cotidiana cuando se trata de varones. Sin embargo, no existe ninguna justificación que evidencie que se deba tranquilizar así a los menores. "Si estás criando a un varón, es importante que le permitas expresar sus emociones. Valiente no es quien no llora, sino quien se atreve a expresarse", apunta Brenda Troccoli, especialista en crianza y primera infancia.
"Que un nene pueda mostrar sus sentimientos no significa que vaya a ser más débil en este mundo hostil. Si logra hacerlo, es porque primero hubo alguien que les dio valor, que los acogió y que le ayudó a canalizarlos. Los humanos son fuertes emocionalmente cuando tuvieron en su niñez al menos una persona que le dio coherencia a su mundo emocional", añade la experta. Pero, ¿cómo se enseña esto? Troccoli contesta que con el ejemplo más que con la palabra. Desde su mirada, los adultos de la casa deben hablar de su mundo emocional; mostrarse vulnerables; pedir ayuda y ser parte activa de las tareas del cuidado de los hijos y del mantenimiento del hogar.
"Urge modificar el concepto de que jugar con bebés o ayudar en las tareas domésticas es de niñas. Un pequeño que cocina galletas, saca su plato de la mesa y juega a cambiar pañales está practicando habilidades que probablemente luego use y, cuando eso ocurra, indiscutiblemente las sentirá como algo de su incumbencia", añade.
- ¿Qué significado tiene el llanto?
- El llanto es el reflejo más arcaico con el que nacemos. Y nos sirve para comunicar nuestras necesidades físicas y afectivas. Llorar no es de nenas; es de seres humanos. A través del llanto podemos drenar nuestras angustias. Y de ese modo evitamos que se alojen en nuestro cuerpo.
- Comúnmente el llanto se asocia con una cuestión de género.
- Sin embargo, mostrar emociones no condiciona una orientación sexual. Generaciones enteras han estado repitiendo que 'si llorás no son macho'. Hemos reprimido la angustia, la decepción, la tristeza y la rabia para que encajen en los mandatos de una sociedad patriarcal.
- ¿Y cómo se revierte el modelo?
- Tenemos que habilitar a los niños a sentir. El mandato masculino por excelencia ha sido siempre el 'ser fuerte'. No criemos niños que tengan que ser fuertes. Criemos niños que se sientan fuertes para sortear los obstáculos de su camino. Basta de perpetuar conceptos. No necesitamos varones invencibles; nadie lo es. Necesitamos varones empáticos. Necesitamos varones sensibles a las necesidades propias y ajenas. Necesitamos varones alimentados con amor para que no estallen en odio.
- ¿Qué le desearías a tu hijo varón?
- Históricamente, ellos fueron criados para callar. Le desearía que no calle: lo que guarde en su cuerpo estallará en algún momento como una olla a presión. Habilitar a sentir a nuestros varones es una puerta abierta a su salud mental.
Finalmente, la especialista reflexiona que los niños (y niñas) a los que les negaron sus emociones, al crecer probablemente sientan pudor de mostrarse. "Sienten un miedo enorme al fracaso y creen que todo lo que van a hacer o emprender tiene que ser aprobado por alguien más. Para sus ojos y su mente, son insuficientes. La angustia es en ellos un sentimiento recurrente y se convierten en adultos con dificultades para tomar decisiones", describe.
En definitiva, en estos nuevos tiempos necesitamos familias que eduquen desde la comprensión y, muy especialmente, validen aquello que los chicos sienten.