El vínculo personal y político entre Osvaldo Jaldo y Germán Alfaro tuvo su punto final esta semana. Los cruces por el nuevo sistema de estacionamiento pago en la Ciudad fueron el detonante. La confrontación entre dos de los dirigentes más importantes de la provincia comenzó públicamente el año pasado y recrudeció durante los últimos meses hasta derivar en la ruptura. Parece haberse extinguido así uno de los fantasmas que sobrevoló el ambiente local durante más de una década: la alianza latente entre ambos. De hecho, la posibilidad fue una estrategia de la que sus espacios se valieron en diferentes momentos para generar desconcierto en sus eventuales rivales o aliados. Este conflicto marca otro hecho político de trascendencia: el comienzo de la campaña electoral con la mirada puesta en 2023. Jaldo y Alfaro están entre los dirigentes que aspiran a la gobernación.
¿Cómo comenzó este capítulo? El acampe de “trapitos” en las puertas de la Intendencia fue el punto de partida del ida y vuelta de acusaciones. Funcionarios municipales acusaron a la Casa de Gobierno de impulsar la protesta porque miembros del Movimiento Evita, que integra el oficialismo provincial, estuvieron entre los manifestantes. Jaldo, en una conferencia de prensa, al ser consultado sobre esto sembró dudas sobre la concesión. “Nadie sabe el nombre de la empresa ni cómo es el contrato. Sólo el 15% de lo recaudado va al Municipio ¿Dónde va el resto? Así como me piden (explicaciones sobre) los aportes no reintegrables, que el intendente muestre el contrato”, lanzó el gobernador. La respuesta de Alfaro no tardó. En una entrevista con LG Play, el jefe municipal se despachó como nunca antes contra Jaldo. Ametralló con acusaciones al gobernador. Manifestó que Jaldo no tiene gestión y que se perdieron viviendas; que con los fondos no reintegrables “están haciendo caja” para las elecciones; que el Gobierno es una “banda de atorrantes y que el primero es Don Osvaldo Jaldo”; que pidió a los concejales que deroguen la ordenanza del estacionamiento; que representa el peronismo rancio y de látigo; que se reunían en secreto en su casa para que no se entere Juan Manzur; que Manzur le hace “bullying” político al no definirlo como sucesor; que le ofreció integrar la misma lista el año pasado y que está grande, entre otros puntos. “Lo conozco desde que tenía dos vacas y ahora tiene drones para sus campos. Las penas son de los tucumanos y las vaquitas son de Jaldo”, finalizó.
Como contrapartida, Jaldo entregó a este diario documentación sobre el sistema medido, para argumentar sus dudas, y lamentó la actitud de Alfaro. Vinculó, además, la firma concesionaria con la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño y aliado político del intendente. “La platita es de Alfaro y el estacionamiento es ajeno”, replicó.
En el jaldismo
Los dichos de Alfaro cayeron como una bomba en la Casa de Gobierno. Inmediatamente, se pusieron a investigar y buscar información sobre el estacionamiento y otras concesiones municipales. Entienden que Alfaro “regaló el espacio público” e “hizo negocios” y a eso adjudican su reacción “desmedida”. El conflicto, afirman, se trasladará al ámbito del Concejo, donde anuncian que comenzarán a ser más puntillosos a la hora de revisar las acciones de la gestión. Advierten que contarían con los números para hacer pasar malos momentos al alfarismo. En las últimas horas ya entró un pedido de informes detallado de todas las concesiones vigentes cuya autor es el concejal del oficialismo David Mizrahi. Abarca desde el Mercado del Norte hasta las líneas de colectivos.
En los alrededores del despacho gubernamental consideran que es una confrontación que se extenderá porque comenzó la campaña. Respecto del vínculo Jaldo-Alfaro, opinan que el referente del Partido por la Justicia Social (PJS) atacó personalmente al gobernador y que “rompió códigos” al contar encuentros y diálogos privados. Interpretan que Alfaro sale al terreno porque “se ve solo”, dado que Jaldo se reunió con los otros tres intendentes opositores y con su principal contendiente en Juntos por el Cambio (JxC), Roberto Sánchez. Creen que las reuniones con los radicales también precipitaron el quiebre.
En el entorno más cercano de Jaldo son tajantes: “la relación personal no tiene vuelta atrás. No hay ninguna posibilidad”. Y van más allá: no niegan que los encuentros hayan existido pero deslizan que Alfaro también se habría reunido con Manzur en varias oportunidades. En este punto hacen pie para asegurar que el intendente estaría “dolido” porque Jaldo y Manzur pudieron recomponer su vínculo y él se habría “quedado sin poder acordar” con ninguno. Sí descartan que haya existido una oferta para compartir boleta en 2021 y desmienten que el gobernador haya pedido a sus concejales derogar el estacionamiento pago. También afirman que Jaldo no tiene relación con el Movimiento Evita. De acuerdo con sus miradas, coinciden en interpretar que el opositor no toleraría que esté prácticamente definida la postulación de Jaldo y que él siga con la incertidumbre de qué pasará en JxC.
En el alfarismo
En la Ciudad defienden a capa y espada el sistema de aparcamiento y afirman que su implementación seguirá firme porque, dicen, los vecinos están conformes. Expresan que los papeles están en orden y los pondrán a disposición del Concejo el martes. El secretario de Gobierno, Rodolfo Ocaranza, enviaría el pliego y el contrato para que sean revisados. Además, serán publicados en la página web de la Intendencia. Adelantan que la empresa adjudicataria analizaría iniciar acciones legales en contra del legislador Javier Morof, quien emitió duros cuestionamientos. Negaron rotundamente que la firma esté ligada a Rodríguez Larreta y consideran que lanzaron ese dato para “embarrar la cancha” y sembrar dudas.
Miembros del alfarismo están seguros de que todo se trata de una estrategia de la Provincia para desviar la atención de las últimas polémicas como la distribución de los fondos no reintegrables y el sorteo de casas sociales que fue suspendido por errores en el sorteo. Consideran que es “arriesgada” la jugada del oficialismo provincial porque acusan a funcionarios provinciales de, supuestamente, poseer empresas que prestarían servicios al Estado.
En los pasillos municipales también se sorprendieron por el tenor de las declaraciones del jefe municipal. Entienden, sin embargo, la reacción ¿Por qué? Porque aseguran que Alfaro no tolera que lo acusen de haber hecho presuntos negociados y que es una cuestión de orgullo. Consideran que Jaldo inició la confrontación al tratar indirectamente de “ladrón” al jefe municipal. De hecho, el propio Alfaro contó en la entrevista con LA GACETA que estaba convaleciente y que se levantó del reposo por la situación. Consignan que Alfaro no saldría a hablar y a exponerse si hubiesen irregularidades. En el entorno del jefe del ejecutivo municipal coinciden en una cosa con el jaldismo: no hay vuelta atrás.
Creen que la disputa política se polarizó y que esto beneficia al líder del PJS porque lo deja como el principal opositor en el ring. Subrayan que el que está en “soledad” es Jaldo dado que ni Manzur ni el manzurismo ha mostrado su apoyo en esta situación ni en otras controversias.
Los antecedentes
El quiebre Alfaro-Jaldo tiene varios hechos recientes. La interna del PJ, entre 2020 y 2021, acercó institucionalmente a Manzur y a Alfaro. Esta situación habría molestado a la línea del entonces vicegobernador, con quien Alfaro tenía una amistad. La campaña electoral había puesto fin a ese buen vínculo entre el intendente y el ahora Jefe de Gabinete nacional.
Este año había comenzado con un diálogo fluido y con la intención de mantener una buena relación Provincia-Municipio.Cuando Alfaro inauguró el período de sesiones ordinarias del Concejo, comentó en su discurso que había pedido una audiencia al gobernador. Las lluvias y los desbordes de canales en marzo marcaron un punto de inflexión. En la Casa de Gobierno cayeron mal las críticas municipales al estado de los ductos. Luego, jaldismo y alfarismo se distanciaron y acercaron a otros dirigentes. Jaldo compartió actividades con los otros tres intendentes de JxC y Alfaro encabezó un encuentro con el legislador Ricardo Bussi (Fuerza Republicana). La audiencia nunca se concedió. Los cruces públicos entre ambos comenzaron a subir de tono. Un grupo de dirigentes peronistas que estaban con Alfaro fueron tentados por el jaldismo y volvieron al oficialismo. Luego, el Ejecutivo retiró a la Policía de las dependencias capitalinas por demora en los pagos, que fueron relativizadas por la Capital.
Los chispazos no terminarán aquí. Tanto en el jaldismo como en el alfarismo aseguran que esto recién comienza y esperan una semana muy intensa. La dirigencia de un lado y de otro considera que lo sucedido fue la declaración de una “guerra” abierta que venía gestándose de manera subterránea.