El Gobierno afronta una nueva meta: evitar una hiperinflación

El Gobierno afronta una nueva meta: evitar una hiperinflación

La falta de un programa de estabilización expone a la Argentina a un cuadro más profundo sobre la evolución de los precios

EN EL COMBO. Fernández y Massa intentan mejorar el poder adquisitivo de asalariados y de jubilados para que no pierdan frente a la inflación. EN EL COMBO. Fernández y Massa intentan mejorar el poder adquisitivo de asalariados y de jubilados para que no pierdan frente a la inflación. REUTERS

La inestabilidad política y la falta de un programa de estabilización no fueron inocuas para la economía argentina. El dato más reciente del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue una muestra de ello. En julio el costo de vida trepó 7,4% mensual, apenas por debajo de lo que se esperaba (7,5%), pero no por eso la situación fue menos dramática. Si anualizamos el guarismo mensual, la inflación sería de 136%, señala el reporte semanal de GMA Capital. Por otro lado, los precios se incrementaron 71% interanual mientras que, durante los primeros siete meses del año, la inflación acumulada fue 46,2%, es decir, 91,8% anualizada.

En términos históricos, el 7,5% de inflación mensual representa la mayor marca en más de 20 años. La última vez que los precios se incrementaron en magnitud semejante fue en abril de 2002, luego de que el tipo de cambió haya saltado de $ 1 a $ 4 tras la salida de la convertibilidad. En términos interanuales, el récord es aún más sorprendente. La última vez que la inflación superó 71% fue en enero del 1992, hace más de 30 años, en el epílogo de la hiperinflación, cuando el ancla cambiaria que supuso la caja de conversión y las reformas estructurales comenzaban a surtir efecto, recuerda el economista de GMA Nery Persichini.

Otra triste plusmarca fue la lograda por la inflación acumulada en los primeros siete meses del año. Sacando del plano los años entre el Rodrigazo (1975) y la Convertibilidad (1991), el avance de 46,2% (91,8% anualizado) fue el segundo mayor desde que se tiene registro, detrás de 1959, año en el cual el tipo de cambio había saltado 370%.

De acuerdo con estimaciones privadas, la inflación no sería inferior al 5% durante el resto del año. Así, se espera un piso de nominalidad de 90% anual para 2022. Sin embargo, frente al nuevo umbral, no debería descartarse la posibilidad de cerrar el año con una cifra de tres dígitos por primera vez desde 1990, puntualiza Persichini.

Frente a este escenario, los analistas observan que la inflación de este mes no será inferior al 6% por el arrastre de desequilibrios macroeconómicos y por las correcciones que serán duras para los precios. En el mercado hay una pregunta recurrente: ¿qué hará la gestión del presidente Alberto Fernández para evitar una hiperinflación en la Argentina? Esa es el desafío que se le presenta al ministro de Economía, Agricultura y Desarrollo Productivo, Sergio Massa.

“Por si faltara algún otro elemento para alertar acerca de la gravedad del actual proceso inflacionario en la Argentina, el guarismo registrado en julio puso de manifiesto que estamos cada vez más cerca de la hiperinflación”, indicó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.

“El 7,4% mensual verificado el mes pasado equivale a una inflación del 135% anual. Si no se adopta un plan antiinflacionario, las perspectivas para el año pasan por un incremento de precios en el orden del 100%”, subrayó el economista.

Según su punto de vista, este es el mayor desafío que enfrenta la flamante conducción económica: poner en marcha un plan coordinado y consistente de medidas fiscales, monetarias, cambiarias y de ingresos que asegure una drástica baja de la inflación. “La clave reside en tomar este grupo de medidas conjuntamente. Cualquier medida parcial no dará resultado”, explicó.

“Como venimos señalando, difícilmente el gradualismo sea una opción. El desborde inflacionario impone un tratamiento de shock si se quiere evitar recaer en la hiperinflación”, completó el director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.

Desde la última crisis profunda que ha tenido la Argentina, en 2001, el peso argentino perdió un 99,6% de su valor frente al dólar libre, de acuerdo con un informe de @argentinaendatos.

Caída de la moneda

De acuerdo con un cálculo realizado por la Fundación Libertad y Progreso, la inflación acumulada durante los primeros 31 meses de la presidencia de Alberto Fernández ha sido del 202,2%. Según el economista de esa entidad, Lautaro Moschet, la salida de Martín Guzmán del Palacio de Hacienda desancló las expectativas sobre el rumbo económico que tomaría el gobierno. “La consecuencia directa fue la escapatoria de la tenencia de pesos, dirigiéndose al consumo o a la compra de dólares. A partir de allí, la corrida cambiaria que se vio a lo largo del mes pasado”, explicó. Por otra parte, el analista sostuvo que la inflación de julio estuvo marcada por fuertes aumentos en el precio de los alimentos, aún por encima de marzo cuando se dispararon los valores de los commodities, así como también en el rubro de mantenimiento del hogar. “Aquí se encuentran bienes como electrodomésticos que están muy ligados a la importación y su precio se correlaciona con el tipo de cambio”, fundamentó.

Aldo Abram, director de la Fundación, apuntó que es preocupante que la Argentina muestre sólo en mes la misma inflación que los países vecinos pueden arrastrar a lo largo de un año calendario. “Para encontrar un acumulado de los siete meses del año que sea más alto, podemos repuntarnos a 1991, lo cual es grave, porque en ese año íbamos a otra hiperinflación, que se frenó con el plan de Convertibilidad”, expresó.

El economista estimó que, este mes, la escalada inflacionaria se tranquilizará levemente, pero pronosticó que continuará en niveles cercanos al 6%, una cifra que podría repetirse en septiembre. “Que la gente se saque los pesos de encima para no seguir perdiendo poder adquisitivo, es un mecanismo de defensa que hemos visto en etapas previas de hiperinflación”, finalizó.

La meta con el FMI: un límite superior del 62% de inflación anual

La inflación prevista en el acuerdo de Facilidades Extendidas alcanzado por la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) suponía una inflación techo del 48% para este año. Esa meta había sido fijada cuando se publicó el diagnóstico del organismo internacional, en marzo pasado, el mismo mes en que el presidente Alberto Fernández le había declarado “la guerra contra la inflación”. Si bien era sabido que el target original era muy optimista, prácticamente se alcanzó esa cifra en apenas siete meses, señalan en el mercado a partir de la evolución que ha tenido el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Hace poco más de un mes, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva actualizó el límite superior a 62% de inflación para este 2022. Para alcanzarlo, el Gobierno nacional debería buscar la manera de que la inflación de los próximos cinco meses se ubique por debajo del 2,1% promedio mensual, lo que es prácticamente imposible a la luz de  la dinámica actual y los correcciones que se vienen. Los analistas señalan que este mes, el IPC estará en torno de un 6%. Y durante septiembre se repetiría ese porcentaje por efecto de las correcciones de precios regulados.

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